viernes, septiembre 26, 2008

movimiento de estrategia

La soledad era esto.

Hombre canoso (amenazante aunque susurrando): ¡Que te quede claro que si no hubiera sido por el Risto, Virginia no gana O.T.! ¡Que te quede claro!
Hombre pensativo (para sus adentros): ¡Joder! Vaya tetas. ¿De qué país es esa? 

Un burro se come a la reina en un gran movimiento de estrategia de las blancas.

Una mujer pita y se manifiesta a favor de que La Sexta pueda emitir imágenes de Tele 5.

Unos policías esperan la salida de Germán de la casa de Gran Hermano.

Mientras este hombre dormía la siesta, su hijo le empezó a borrar la mano.
Por suerte para él, para el hombre, se despertó cuando el niño acababa de empezar a borrar.
Ahora cuenta su trágico día a día en un libro: El cabrón de mi hijo borró mi mano mientras dormía.
Explica que las dos cosas que más le torturan son tener que atarse los cordones, ya que se le escapan por la zona difuminada, y aprender a masturbarse con la zurda.

El sueño de José era viajar a México.
Como nunca tuvo dinero suficiente, se tuvo que conformar con una cantina mariachi de un centro comercial de las afueras.
Luego llevó durante años esta foto en la cartera haciéndole creer a sus amigos que aquello era México.
Los amigos siempre le dieron la razón porque sabían que el sueño de José era viajar a México.

Un hombre pide que le suban el volumen del último de Nena Daconte.

Un hombre mira a la derecha.
A una mujer no se le va de la cabeza aquella noche de pasión en la que concibió a su hijo.
A su lado, un hombre intenta parar un taxi, que pasa de largo.
A otro hombre le viene una arcada con sabor a cebolla que es percibida por el hombre de más acá.
Detrás, un loco vestido de militar, saluda a su coronel imaginario en el preciso instante que el hombre de la derecha se enamora de su gesto, de los guantes, en fin, de la vida.

Un extraño acontecimiento ocurrió el otro día, qué más da cuándo, en algún lugar, a quién le importa dónde. 
Un hombre y una mujer se quedaron pegados por sus mejillas cuando se despedían o se saludaban, a quién le importa si era una u otra cosa lo que hacían. 
Algunos, a quién le importa quién, han apuntado como causas de este suceso a la gran cantidad de maquillaje que portaba la mujer en su rostro. 
Otros que conocen al hombre, quién sabe quién son esos otros, afirman que sólo estaban bailando Cheek to cheek ya que él siempre se había creído Fred Astaire.

miércoles, septiembre 17, 2008

nada malo

Pet Shop Boys - Left on my own devices

Pet Shop Boys desatan mi lado homo.

No sé si a ti también te pasa pero yo me mojo toda con los chicos de la tienda de mascotas.
Me parecen simpáticos y, no sabría decirte por qué, cultos.
Me caen bien el Chris y el Neil.

Irónicos postmodernos, les llaman en el allmusic.
A mí me dan igual sus letras, ¿sus fijáis?, a mí como que no quiero saber de lo que están hablando los chicos.

A mí lo que me gusta son los estribillos, coñño, ponme ahí un plataso a rebosà distribillos y si me sobra me los poneh en un taper questo mañana está mejoh, porque está reposao, no tan crujiente como recién hecho, claro está, pero reposao, y donde se ponga un istribillo reposao, ay, que me quiten lo bailao.

De siempre me han gustado, de todas las maneras: rebozados, al horno, gratinados, vuelta y vuelta; a todas horas: por la mañana, por la tarde, por la noche, de madrugada. 

Estribillos yo siempre. 
¿Estribillos yo? Siempre. 
¿Estribillos? Yo siempre.

Y Pet Shop Boys son unos masters del universo de los estribillos.

Un estribillo es un buen estribillo cuando te pasas toda la canción esperando que vuelva y gritas de alegría cuando vuelve y llamas a tus amigos cuando vuelve y lo llevas a ver lugares bonitos cuando vuelve y a cenar cuando vuelve y luego te lo llevas a la cama cuando vuelve y le haces el amor cuando vuelve y por la mañana se va, el estribillo, dejando su fragancia por el pasillo, el comedor, la cocina, el pomo de la puerta, la escalera, salen las vecinas y los vecinos a contemplar a ese estribillo, míralo, ahí va, silbándose, y tú te quedas a solas, en la penumbra de la habitación, sin querer subir la persiana por miedo a que se escape esa fragancia, la fragancia que llevas y llevarás impregnada en tu cuello, dentro de ti, te miras al espejo y ves dos marcas en el cuello, el estribillo, ya está dentro de ti, no hay cura para esto tuyo, lo vas a llevar contigo para el resto de tu vida y, cuando menos te lo esperes aflorará, y recordarás aquella noche que no querías que acabase nunca como si fuese ayer, el estribillo, mordiendo cuellos, dejando marcas, vuelve siempre que quieras.

Esta canción es de 1988 de un álbum, una especie de recopilación, llamado Introspective.
Esta canción tiene veinte años y siempre la había escuchado sin querer, como esa esquina en la que siempre te das, hasta que me compré una recopilación molona de los Pet Shop Boys y la pude escuchar siempre que quise.

Esta canción tiene uno de los mejores estribillos del pop.

Nada malo te podrá pasar mientras lo escuchas.

lunes, septiembre 15, 2008

que no quiero acabar

Estoy pasando por una etapa carveriana.
Sólo leo a Raymond Carver y todo lo relacionado con él.
Hace años me leí el libro de relatos titulado ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?
Ahora me estoy leyendo Catedral
Luego me espera uno póstumo, de poemas, artículos, relatos, titulado Sin heroísmos, por favor
Más adelante iré a por De qué hablamos cuando hablamos de amor.

Compagino las páginas de Catedral, que no quiero acabar, con un librito que me compré el otro día y tampoco quiero acabar. 
Se titula Carver y yo. Está escrito por su mujer, Tess Gallagher. Es un pequeño homenaje a Carver: cartas, diario de un viaje por Europa, entrevistas y escritos de Gallagher después de la muerte del escritor. 

Yo apenas conocía su vida.
Carver escribe su obra en sólo diez años, de los cuarenta a los cincuenta años, cuando muere a causa de un cáncer de pulmón.  
La escritura de su obra coincide con la aparición de Tess Gallagher, su mujer durante unos once años, los últimos de su vida.
Hasta los cuarenta, Carver vivió una vida no muy recomendable, refugiándose en el alcohol, que casi le quita la vida a finales de 1976, cuando sufre cuatro hospitalizaciones por alcoholismo en cuatro meses. 
Según Carver: "me estaba matando, simple y llanamente. No exagero".

Un librito emocionante.

era un novelista

Me acabo de enterar de que el viernes pasado se suicidó David Foster Wallace.

En la wikipedia ya han cambiado el es un novelista por el era un novelista.

Qué rápido es todo.
Qué raro es todo.
Qué miedo da todo.

que se oiga el crac


Empieza un nuevo programa en Cuatroº.
Circus lo han titulado.

Un aburrimiento.

Primero, alguien debería darse cuenta de que lo importante de este tipo de programas son los castings.
Porque una vez el programa empieza, ¿a quién le importa la evolución de menganito ni de fulanita?
A nadie le importa.
Yo no quiero ver cómo progresas en una escuela a no ser que seas mi hijo. 
Es que no me importa si saltas mejor que hace dos meses, si has estilizado tus movimientos, si ya eres más expresivo, si ya no te pones tan nervioso. No me importa.
Claro que le importará a mucha gente. Digo a mí, que no me importa. Aunque creo que mucha gente se cansará o se está cansando. 
Porque la gente se cansa, nos cansamos, os cansáis, se cansan si come, si comemos, si coméis, si comen cada día lo mismo.
Y Circus cansa. Y acaba de empezar.

Y una de las cosas que más me cansan de este tipo de programas, Circus en este caso, es el dramatismo que se le da a todo. 
Los profesores, ¡dramatismo!, el director de Circus, ¡oh!, ¡dramatismo!, los nominados para abandonar, ¡dramatismo!, el cámara que encuadra una voltereta para atrás, ¡un dramático también!, incluso las marcas que hay en el suelo para que los jovenzuelos se coloquen también están pintadas con ¡dramatismo!
No lo entiendo. Supongo que me quieren hacer creer que esos chicos van a sufrir o que ya están sufriendo. Pues qué quieres que te diga, yo hasta que no veo sangre brotar de la nariz, no me creo nada, ya no. 
Es la sangre la única verdad.

Otra de las cosas que no soporto es que los nombres, las palabras, se devalúen tanto.
Y ahora me refiero a la palabra circus, pero hay unos ejemplos más. El que más rabia me da es el uso de la palabra freak. En serio, es que mataría, si no fuera por todo ese rollo de la detención y el juicio y la posterior prisión, ya te lo digo, mataría.
Las palabras, igual que las canciones tienen unos derechos de autor, deberían tener también una especie de copyright. 

Estimado guardián de los copyrights, 

Le escribimos desde Cuatroº porque querríamos utilizar la palabra circus para un nuevo programa de televisión en el que un grupo de chicos y chicas 

a) darán volteretas en el aire en todos los sentidos posibles, y sin sentido también, hasta que alguno de ellos caiga y se fracture una pierna, se esguince un tobillo, se abra la muñeca o se tuerza el cuello. (A ser posible intentaremos que todo quede grabado y bien grabado. Sobre todo que se oiga el crac y los gritos de dolor. Eso vende.)

b) se subirán a unas sábanas y se enroscarán y se desenroscarán y así hasta que alguien del público se harte de tanta vuelta inútil, saque una pistola y dispare. Entonces el concursante caerá desde lo alto de su estúpida sábana y, esperemos, se fracture una pierna, se esguince un tobillo, se abra la muñeca o se tuerza el cuello. (A ser posible intentaremos que todo quede grabado y bien grabado. Sobre todo que se oiga el crac y los gritos de dolor. Eso vende.)

Esperamos su respuesta.
Gracias.

En fin. 
Same old shit.

viernes, septiembre 12, 2008

acto neardentalesco


Leo con asombro, aunque no demasiado, con apatía, aunque no demasiada, con ligera tristeza, aunque tampoco demasiada, y con mucho hastío, aunque tampoco demasiado, que una de las mamadas más famosas del cine convencional, no pornográfico quiero decir, es falsa. 
Es falsa quiero decir que no es una polla lo que chupa la actriz. 

Esto no es una polla.
Ceci n'est pas une bite.  Es el cuadro que le encargó Freud a Magritte.

Estoy hablando, me estoy refiriendo, a la blow job que, ni corta ni perezosa (nunca mejor dicho) se ofrece a practicar Chloe Sevigny a un Vincent Gallo más feliz que unas pascuas, director y actor (yo me lo guiso, yo me lo como, nunca mejor dicho) de la peli en cuestión. 
Brown Bunny, estoy hablando de Brown Bunny, una peli que nadie sabe de qué va porque todos han, hemos visto el mismo trozo (nunca mejor dicho).

La cuestión es: ¿qué será lo próximo?, ¿qué mito caerá en las próximas hora, minutos, años?

La verdad es que me alegré un poco al leer lo de la polla del Gallo. 
Se ve que era una prótesis de látex. 
Y mi alegría fue un acto neardentalesco, una especie de: jódete, no la tienes tan grande, un suspiro de alivio ante las proporciones fálicas del weird Vincent.
Aunque esto podría ser un rumor, viendo la secuencia de nuevo se pueden observar algunos detalles que nos dan a entender que aquello no era humano, aunque lo parece, sí, joder si lo parece.
De hecho, todo este tiempo pensé que era real. 
Me levantaba por las noches, iba a la nevera a por agua y me decía: es real
Me subía a un autobús, cualquiera, a un autobús, miraba por la ventana y me decía: es real
Iba a comprar y, mientras la cajera pasaba los productos por el código de barras, me repetía: es real.
Metía un vaso de leche en el microondas y, mientras observaba cómo iba girando, me decía: es real.

Y así hasta hace un par de días. 

Un alivio ha sido. 
Un quitarse la etiqueta que te roza ha sido. 

La magnitud de la tragedia.

miércoles, septiembre 10, 2008

carraspearán

Del blog de A.F. Mallo troquelo esta foto y arranco esta noticia.
El próximo 15 de septiembre, el lunes que viene, saldrá a la venta el libro Odio Barcelona, con artículos donde trece (13) autores e intelectuales, y autores intelectuales, y autores, e intelectuales, trece, darán su visión, hablarán, escribirán, carraspearán, sobre la bendita ciudad.
Tiene buena pinta aunque también un elevado grado de esnobismo.
Pero bueno, habrá que estar atento a esta novedad editorial.

El libro tiene su myspace en el que, entre otras cosas, verás que el próximo 9 de octubre a las 19:30 se celebrará una fiesta de presentación en un bar de Gràcia.
Yo no iré porque luego la ropa me huele a humo.

lunes, septiembre 08, 2008

estrellas pixeladas


El viernes fuimos a la Pedrera, a ver la exposición gratuita de Ukiyo-e.
Mi ignorancia de extrarradio pensaba que Ukiyo-e era un autor, pensaba que se exponían grabados japoneses de ese autor, ese tal Ukiyo-e, eso es lo que pensaba hasta que Sheila se rió conmigo y de mí y me explicó que -e significa imagen en japonés, y ukiyo, mundo efímero.
Pido perdón a todos aquellos que hayan sentido vergüenza ajena ante mi ignorancia, al leer sobre mi ignorancia. Ahora, sobre todo gracias a Sheila, que ha estudiado japonés, y al haber asistido a esa exposición, mi ignorancia de extrarradio es ya sólo ignorancia poligonera. Poco a poco me acerco a la ignorancia metropolitana.

Y el sábado fuimos al Palau Sant Jordi al concierto no gratuito de Coldplay.
Un buen concierto. Se lo tengo que agradecer a Sheila, que estuvo atenta con las entradas.
Son los nuevos U2. Cuántas veces habré escuchado y leído esto. Pero es la verdad. U2 ya tienen sucesores. Salvando las distancias de discos publicados y años de carrera y blablabla.
El telonero fue Albert Hammond Jr., guitarrista de The Strokes, o un ex The Strokes, no sé si se han separado ni qué es de sus vidas. Lo que cambia el mundo en unos años.
Pues hubiera preferido la música ambiental más alta que al Hammond en el escenario.
Inapropiado, insípido, desganado y desalmado.
Salvo excepciones en las que sorprende y convence, el telonero es aquella persona que actúa mientras la gente va a comprar bebidas y bocadillos.
No hay niño viviente que le diga a su madre: mamá, quiero ser telonero. No hay.
En fin.
Luego Coldplay hicieron bien su trabajo: entretener y hacer saltar a la gente.
Hubo un momento clave, brillante y delirante a la vez, cuando la banda sale corriendo del escenario por un lateral hasta la esquina opuesta del escenario, a escasos diez metros nuestros, sube las gradas y monta un mini escenario consistente en un micro para cantar The Sciencist en acústico, a dos palmos (literales) de la gente. Memorable.
Ahí acaba mi crítica. No sirven para nada las críticas de conciertos, ya lo tengo dicho miles de veces.

La cuestión es que durante estas dos experiencias, la del viernes y la de ayer, se me ocurrieron (risas) dos temas a tratar en este bendito blog:

a) la gratuidad en la cultura, ¿bendición o herejía?

b) el i was there o el imperio de lo efímero o las nuevas tecnologías en concierto.

Empezaré por el principio.

La gratuidad en la cultura, ¿bendición o herejía?
Es un tema escabroso, peliagudo, áspero; tan blando por fuera que se diría de algodón.
Cultura gratis. No puede sonar mejor la cosa. Cultura gratis. Suena bien, no me digas. Cultura gratis. Pone a cualquiera. Cultura gratis. Me estoy tocando, ahora escribo sólo con la zurda. Cultura gratis. Dámela toda. Cultura gratis. Sí. Cultura gratis. Ya.
No seré yo quien diga no a la cultura gratis. No seré yo. Pero a veces me dan ganas.
¿En realidad la gente quiere cultura gratis? ¿O simplemente lo que queremos es todo gratis?
Porque si empezamos con la cultura, ¿por qué no acabamos con la leche? Más básico que eso no hay nada en la cadena alimenticia. Leche gratis.
¿Por qué la cultura debe ser gratis y, por ejemplo, un piso no?
Porque hay que pagarle al constructor, a los albañiles, al yesero, al carpintero, etc, me dirás. Claro. Y la cultura sale de una planta (culturis sphinxea sp.) que se puede encontrar en cualquier parque infantil, brotando debajo de los columpios, justo en el trozo de tierra en el que los niños frenan con los pies.
¿Por qué la cultura debe ser gratis?
Pues porque es necesario para que una sociedad avance. Es necesario poner al alcance de cualquier mano, sobre todo de niños/as, cualquier tipo de expresión cultural. Es necesario para el desarrollo del individuo. Es necesario.
Pero, ¿qué ocurre con la gratuidad de las cosas? Un claro ejemplo son los diarios gratuitos: puedes ver papeleras llenas, gente que lo coge de manos del repartidor y que lo tira en la papelera de la próxima esquina. ¿Por qué? Porque es gratis.

Lo gratis tiende a perecer bajo los escombros.
No le damos valor a algo que no nos ha costado nada.

Lo mismo pasa en las exposiciones.
Si la exposición de Ukiyo-e a la que fui el viernes no hubiera sido gratuita, ¿hubiese ido? Probablemente no.
Es decir, que me incluyo en la masa que me molesta.
La gente me molesta pero yo formo parte de esa gente.
Yo soy el otro.
Demasiada gente en las exposiciones gratuitas que no dejan disfrutar como es debido del trabajo que tienes delante.

Y lo mismo pasa en los conciertos gratuitos.
Mira, Siniestro Total vienen al BAM. Es un grupo que me apetecería ver, no lo niego. Pero es que ni me voy a acercar a Barcelona durante esos días.
¿Por qué? Porque todo será gratuito y, por tanto, con tendencia a perecer bajo los escombros.

¿Lo gratis es peor que lo privado? No. Pero tiende a pudrirse antes.

La masificación que provoca lo gratuito lo convierte en aborrecible y vulgar.

El I was there o el imperio de lo efímero o las (inútiles) nuevas tecnologías en concierto.
Esta es la era de lo inmediato.
Me importa una mierda qué harás mañana y qué hiciste ayer. Quiero saber lo que haces ahora.
Me importa muy poco quién serás mañana y quién fuiste ayer. Quiero ver quién eres ahora.
No me importa en absoluto dónde estarás mañana y dónde estuviste ayer. Necesito saber dónde estás ahora.
Y ahora estoy en un concierto.
Yo estuve allí.
Tú no.
Yo soy mejor que tú.
Gané.
Perdiste.
Acéptalo.

Observando a la multitud que coreaba las canciones de Coldplay el sábado, comprobé que el ochenta por ciento (80%), y creo que no exagero, estaba fotografiando un instante o grabando una canción, creando así un bonito mar de estrellas pixeladas.

Antes, la masa que se coloca a los pies del grupo, ese mar de gente que hace cola horas y horas antes para conseguir un buen sitio, antes, digo, saltaba al unísono siguiendo el compás.
Ahora están demasiado angustiados consiguiendo una mejor instantánea o una buena grabación.
Y ahora, hoy en día, gran parte de la masa permanece inmóvil, metáfora quizás de una sociedad aburrida y acomodada que prefiere filmarlo y fotografiarlo todo a vivir el momento, a evadirse.

Centrándonos ahora en las grabaciones, con móvil o con vídeo cámara, da igual.
¿Qué sentido tienen?
Supongo que es más sentimental que artístico. Lo digo por lo que viene ahora.
Mira, por ejemplo, aquí te dejo con la grabación de una canción del pasado sábado.




¿Qué te ha parecido?
Bien podría ser el Palau Sant Jordi o bien un bar de Las Ramblas en un Manchester Utd-Liverpool.

Youtube está lleno de vídeos así. ¿Qué finalidad tienen?
¿Alguien que quiere mostrar al mundo su arte?
Lo dudo.
¿Alguien que quiere aparecer en la red y, por tanto, existir?
Ahí ya no te digo que no.

Hacemos las cosas no para el resto del mundo sino para nosotros.
Este espectador no ha subido el vídeo para que el resto del planeta pueda ver a Codplay en el concierto del pasado sábado en Barcelona.
No.
Este espectador ha subido el vídeo para acordarse de que él estuvo allí.

Necesitamos el continuo recuerdo de nuestros actos para reconocernos dentro de una sociedad que lo engulle todo.
Una imagen, millones de píxeles, son ya nuestra tabla de salvación.
Ha llegado el día en que sólo a través de imágenes grabadas somos capaces de confirmarnos.

Y también ha llegado la hora de que me vaya a dormir.
Grabaré mi sueño en el móvil.

sábado, septiembre 06, 2008

en el vaho de la ventana

Si te gusta el jazz, eres creativo/a y tienes buena autoestima.
Si te gusta la música clásica también eres creativo/a, aunque tímido/a.
Si te gusta el country y sonidos americana, trabajas duro y eres tímido/a.
Si te gusta el rap eres muy abierto/a.
Si te gusta el indie, careces de autoestima y no tienes un carácter agradable.
Si te gusta el soul, eres creativo/a, abierto/a, gentil, estás en paz contigo mismo/a y tienes la autoestima alta. Una joya eres, vamos.

A grandes rasgos, como se hace todo en este blog, estas son las conclusiones a las que ha llegado un profe de la uni Heriot-Watt de Escocia llamado Adrian North, el Adrián, después de que su equipo de investigadores, un equipazo, se haya tomado la molestia de preguntarle a casi cuarenta mil (40.000) personas de todo el mundo por sus gustos musicales.

No está mal la encuesta. Interesante. 

Aunque el problema viene ahora. 

Si a mí, vamos a suponer, me gusta el jazz (creativo y buena autoestima) y el indie (poca autoestima y carácter desagradable), ¿con qué autoestima me quedo, profe? A mí me gustaría quedarme con la del jazz, porque siempre va bien tener de más de todo, ¿no?

Otro suponer. 
Si a mí me gusta el country (trabajas duro y eres tímido) y el rap (eres abierto), ¿qué soy, profe Adrian
Porque, claro, a mí me gusta mucho Johnny Cash, pero me flipa también el flow de Snoop Dogg. ¿Soy tímido cuando escucho a Johnny Cash y abierto cuando escucho a Snoop Dogg
¿Y si estoy todo un mes, un año entero estoy escuchando rap, el Kanye West molón, Nas, Blackalicious, Jurassic 5, Why?, seré un tío abierto?

Aunque el duelo de titanes viene si te gusta el indie (poca autoestima y carácter desagradable) y el soul (creativo, abierto, gentil, en paz contigo mismo y autoestima alta). 
Si llegas a casa y tu madre te pregunta: ¿qué tal te ha ido el día?, y tú le respondes: déjame en paz, soy una mierda, no me hables, entonces tu madre te podrá reprochar: ¿¡ya has estado escuchando otra vez a Los Planetas, por el amor de Dios!?
En cambio, si le abres la puerta a una anciana y le sonríes mientras que con la otra mano dibujas el Golden Gate en el vaho de la ventana del autobús y piensas soy el puto amo, la anciana seguramente pensará: qué majo es este joven, seguro que ha estado escuchando a Marvin Gaye últimamente.

Qué fácil sería la vida. Qué bonita.
En fin.

Aquí puedes participar en la encuesta, para que luego no te quejes de que te tildan de creativo, baja autoestima o como demonios seas.
Demuéstrales de que pasta estás hecho, hecha.
Es un poco extensa. Quiero decir que no la rellenas en cinco minutos a no ser que te importe una mierda. Y en inglés, aunque si yo no he tenido problema para entenderla, tú menos.

jueves, septiembre 04, 2008

a estas alturas

Encuentro a esta fotógrafa mientras me paseo por las páginas de una revista de tendencias.
Se llama Alison Jackson y su trabajo consiste en hacer fotos falsas de famosos pillados en situaciones, digámoslo así, inusuales.
La verdad es que casi todos los dobles tienen un parecido asombroso con su original pero bueno, que una vez las has visto, te vas a ver el Pasapalabra y te olvidas del tema.

Curioso, sí. Interesante, no. 
A estas alturas, no.

En fin, una buena forma de perder cinco minutos. No más se merece esta tipa.
A otra cosa.

ni te secuestra

Una de las noticias que me llamó la atención la semana pasada fue esta:

El hallazgo de 12 cuerpos decapitados horroriza a México
Las autoridades de Yucatán achacan la matanza a los narcotraficantes

Fue la gota que colmó el vaso de los mexicanos, que salieron a la calle pidiendo un poquito de calma, güey, porque en lo que va de año ya van casi tres mil (3.000) personas muertas a causa del crimen organizado.

Y la verdad es que no todos los mexicanos van por ahí cortando cabezas ni cantando narcocorridos. 
Por ejemplo, el Nico montó su restaurante en Barcelona, La Coronela se llama, más que recomendable, y el Nico es mexicano y allí lo verás, que ni te dispara ni te azota ni te secuestra ni mucho menos te decapita. 
Un buen tipejo el Nico. Y mexicano.
A ver si con la publicidad que le estoy haciendo me invita a cenar un día. 
Lo dicho, recomendable es poco. 
Ahí lo tienes, para saber dónde está y todo eso, en mis amiguillos.

Pero de lo que yo quería hablar es de esos cuerpos decapitados.
Lo único que me interesa, 
eso que no paro de preguntarme desde que leí la noticia, 
la pregunta que no dejo de hacerme,
y puede que sea muy tétrica, sí, pero mira el titular,
lo más importante, digo, para mí de esta noticia, 
y que veo que a nadie más le importa
es: 

¿dónde están las cabezas?

La noticia.

bizarras

                                                                                             ¿Sólo yo voy a decir que se parecen un poco?

Aznar niega ser el padre del hijo de Dati
La ministra francesa de Justicia, que es soltera, ha reconocido que está embarazada, pero no ha revelado la identidad del padre.
Un diario marroquí aseguraba que se trataba del ex presidente español

Esta puede que sea una de las noticias más bizarras que oigamos este año.
Puede que sólo superada por la (no) boda de la Duquesa de Alba.

La noticia.

miércoles, septiembre 03, 2008

oso polar

Hace un par de noches, ya de madrugada, un hombre pasó por la calle gritando.
Gritaba y repetía sin parar: ¡Soy un hijo de puta! ¡Soy impotente! ¡Soy estéril!

Fantástico. 

Primero por el uso de una palabra como estéril. 
A lo largo del día puede que no la digas ni una sola vez. Ni a lo largo de una semana ni de un mes ni de un año. De hecho, podrías pasarte toda tu vida sin pronunciar la palabra estéril y no pasaría nada. 
El uso de la palabra estéril, por tanto, ya es algo extraordinario. 
Pero lo que me resultó fantástico fue la palabra gritada.
Oír que alguien grita la palabra estéril a las dos de la madrugada es algo tan irreal que te hace comprobar si lo que te rodea es tu casa o es parte del sueño. 
Oír que alguien grita esa palabra es tan extraño como que alguien entre por la ventana, vaya a la cocina, se sirva un vaso de agua y vuelva a salir por donde ha entrado.
Estéril.
Si lo pienso, es poco probable que pueda escuchar nunca más esa palabra gritada de madrugada. 
Ni a mediodía.

Y segundo por el uso de la primera persona del singular. 
Soy estéril. 
Normalmente, si alguien grita algo en primera persona del singular, suele ser algo positivo. 
Y estéril, bueno, no es que sea la mayor desgracia pero no te vas de fiesta para celebrarlo.

He buscado estéril en el diccionario y la primera definición dice esto:
estéril: 1. que no da fruto o no produce nada.

Pensándolo bien, a lo mejor lo que este hombre estaba pidiendo era trabajo. 
A lo mejor estaba harto de no dar ni golpe, de no dar fruto, de no producir nada y pensó, voy a gritarlo ahora, de madrugada, por si alguien tiene un trabajo, que me lo ofrezca.

Soy estéril, gritaba aquel hombre. 
Y sus gritos se iban repitiendo dentro de la noche cerrada, haciendo encender lamparillas de noche, que las parejas se mirasen en la cama, extrañas, preguntándose si lo estaba soñando uno o no, mirando al techo y oyendo cómo se alejaban los gritos desesperados de alguien que dice ser un hijo de puta, un impotente y un estéril, y cuando la voz del hombre ya no se oyera más, apagar de nuevo la luz de la lamparilla y pensar en algo como en un oso polar con los ojos azules paseando por el hielo, algo que te dé la tranquilidad que necesitas para retomar el sueño que ese hombre te puso patas arriba con sus gritos.

Soy estéril, gritaba aquel hombre. 
Y la vida sigue, y la vida seguirá. Y todo lo raro que nos ocurra lo iremos metiendo en el segundo cajón porque en el primero meteremos todo lo normal, pero llegará un día en que lo normal sea tanto que no nos quepa ya en el primer cajón y utilicemos el segundo y entonces lo normal y lo raro se mezclará y cuando nos mudemos y lo tengamos que empaquetar todo nos preguntaremos si esto era normal o era raro y como no lo sabremos, mezclaremos lo normal y lo raro en las cajas de nuestra mudanza y así nos iremos de un sitio para a otro, de un sitio para otro, con lo normal y lo raro, con lo raro y lo normal, y ahora, en la nueva casa, lo normal lo meteremos en el segundo cajón, porque en el primero ya tenemos lo raro. 

martes, septiembre 02, 2008

sudores sin fruto

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

La aurora
Poeta en Nueva York (1929-1930)
Federico García Lorca