sábado, junio 30, 2007
silueta
A base de concentración tienes que conseguir que se te aparezca algo. Bueno, concentración, mirada perdida, etc, supongo que todas esas tonterías que se hacen para poder ver estereogramas y toda esa parida neo-hippy.
Yo nunca he podido.
Odio esos libros.
Y tampoco puedo con esta silueta.
Suerte.
el viento
Supe de tu muerte por el viento.
Fue en noviembre, el viento de noviembre.
Supe de tu muerte por el periódico.
Tu muerte salió en todos los periódicos.
Supe de tu muerte sin querer.
Yo leía sin atención y el viento pasó las páginas.
Cuidadosamente se paró en tu página.
Supe de tu muerte por el viento.
Francis H. Gyllard
Doce amigos y otros micro cuentos, 1923
Fue en noviembre, el viento de noviembre.
Supe de tu muerte por el periódico.
Tu muerte salió en todos los periódicos.
Supe de tu muerte sin querer.
Yo leía sin atención y el viento pasó las páginas.
Cuidadosamente se paró en tu página.
Supe de tu muerte por el viento.
Francis H. Gyllard
Doce amigos y otros micro cuentos, 1923
espadas
Un día su mujer le dijo que ya no le quería, que no había otro hombre, simplemente ya no le quería. Él la miró extrañado mientras desayunaba bacon y huevo. La miró como se mira a alguien que crees conocer pero no sabes de qué. Ella estaba de pie junto al cubo de la basura, su vista perdida por la ventana. Afuera, en el jardín, unos niños jugaban a matarse con espadas de plástico.
John R. Kassid
Pequeños cuentos y otras fatalidades, 1972-1975
John R. Kassid
Pequeños cuentos y otras fatalidades, 1972-1975
viernes, junio 29, 2007
la cabaña
Era medianoche cuando empezó a nevar.
Salió de la cabaña y disparó.
Algo cayó sobre la nieve.
Volvió a entrar en la cabaña pasados unos minutos.
Afuera, algo se ponía en pie.
Frederic W. Hoffmann.
Short tales, 1956.
Salió de la cabaña y disparó.
Algo cayó sobre la nieve.
Volvió a entrar en la cabaña pasados unos minutos.
Afuera, algo se ponía en pie.
Frederic W. Hoffmann.
Short tales, 1956.
jueves, junio 28, 2007
mi meñique izquierdo
Una mujer está sentada sola en una casa.
Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto.
Golpean a la puerta.
No os voy a engañar, me hubiese gustado escribir este micro relato.
Es más, daría mi meñique izquierdo por que fuese mío.
Qué rabioso estoy.
El autor es Thomas Bailey Aldrich y desde hoy forma parte del selecto grupo de autores que saquearé en breve de cualquier librería.
Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto.
Golpean a la puerta.
No os voy a engañar, me hubiese gustado escribir este micro relato.
Es más, daría mi meñique izquierdo por que fuese mío.
Qué rabioso estoy.
El autor es Thomas Bailey Aldrich y desde hoy forma parte del selecto grupo de autores que saquearé en breve de cualquier librería.
miércoles, junio 27, 2007
mi firma3
Sucedió en la ciudad búlgara de Plovdiv, un lunes por la noche, justo después de que el joven Lukas comprase unas postales en la vieja librería. Pagó con tarjeta y, al ir a firmar, sucedió lo que no quería que sucediese nunca, lo que nadie espera nunca que le suceda. El joven Lukas había olvidado su firma. El vendedor esperó pacientemente mientras Lukas miraba absorto el cuadradito donde tenía que firmar. "¿Qué le ocurre, joven?", le preguntó el viejo vendedor. "No recuerdo mi firma, ni, ahora que lo pienso, mi nombre", respondió Lukas. "Vaya, es extraño. Saque el carnet de identidad y todo solucionado", le tranquilizó el viejo. "¿El carnet de identidad?", contestó Lukas.
mi firma2
Sucedió en la ciudad búlgara de Plovdiv, un lunes por la mañana, justo después de que el joven Lukas comprase unos libros en la vieja librería. Pagó con tarjeta y, al ir a firmar, sucedió lo que no quería que sucediese nunca, lo que nadie espera nunca que le suceda. El joven Lukas había olvidado su firma. El vendedor esperó pacientemente mientras Lukas miraba absorto el cuadradito donde tenía que firmar. "¿Me puedo ir?", preguntó Lukas. "¿A dónde?, antes tiene que firmar", le respondió el viejo vendedor. "A mi casa, ¿me puedo ir a mi casa?", suplicó Lukas. "Está bien, váyase, ya firmará otro día", concluyó el viejo.
mi firma
Sucedió en la ciudad búlgara de Plovdiv, un lunes por la tarde, justo después de que el joven Lukas comprase unos libros en la vieja librería. Pagó con tarjeta y, al ir a firmar, sucedió lo que no quería que sucediese nunca, lo que nadie espera nunca que le suceda. El joven Lukas había olvidado su firma. El vendedor esperó pacientemente mientras Lukas miraba absorto el cuadradito donde tenía que firmar. "No sé cómo es mi firma", le dijo al viejo vendedor, quien le respondió con toda serenidad: "no te preocupes, hijo, a mí también me pasó".
cuando fui perro
Cuando fui perro me gustaba tumbarme en el suelo de casa, en ese cuadrado iluminado que calentaba el sol en invierno.
Cuando fui perro todo era mucho mejor.
Al menos todo era más fácil.
Desde lamerme los genitales a conseguir comida con dos simples ladridos.
Mi vida de perro fue ideal.
Ahora que soy humano todo es una mierda.
Desde el no poder lamerme los genitales a tener que trabajar para comer.
Cuando fui perro todo era mucho mejor.
No me hacía falta hablar con una hembra para acostarme con ella. Le husmeaba el culo y, si ella no oponía resistencia, ya estaba hecho.
Ahora todo es más difícil.
Antes se ocupaban de mí, se preocupaban por todo lo que hacía. Para que se hagan una idea: me recogían la mierda que cagaba por la calle. Hoy, siendo humano, sé que ese gesto es uno de los puntos álgidos de la sumisión.
Antes todo eran comodidades. Todo lo recuerdo con cariño, excepto un viaje en avión en el que pasé mucho frío y vi morir a un gato que estaba a mi lado. Esa es una experiencia que no se la recomiendo a nadie.
Cuando fui perro dormía unas quince horas diarias. Hoy a duras penas llego a las siete.
Me despertaba y tenía la comida y la bebida siempre preparadas, y mi dueño se alegraba de que me despertase y jugaba conmigo, aunque yo hubiera estado diez horas durmiendo y él hubiese estado trabajando durante ese tiempo.
No sé muy bien qué tipo de perro fui. Creo que grande, porque mi cabeza estaba a la altura de su cadera cuando paseábamos. Aunque ahora que soy humano sé que mi dueño podría haber sido enano. Eso lo cambiaría todo.
Cuando fui perro no sabía leer ni escribir. No lo necesité para nada.
Escuché y disfruté de la música que mi dueño solía poner en la mini cadena. Creo que tenía buen gusto porque me sentía bien escuchándola.
Ahora soy humano y tengo un perro, un perro que en estos momentos duerme a mis pies. Lo miro y pienso en el tiempo pasado, cuando no existían las preocupaciones y yo era feliz a mi manera.
Un tiempo en el que aprendí a querer y a ser fiel a una persona.
Un tiempo sin ayer ni mañana.
Un tiempo en el que el sol era una simple estufa que calentaba el suelo para que yo no pasase frío.
Cuando fui perro todo era mucho mejor.
Al menos todo era más fácil.
Desde lamerme los genitales a conseguir comida con dos simples ladridos.
Mi vida de perro fue ideal.
Ahora que soy humano todo es una mierda.
Desde el no poder lamerme los genitales a tener que trabajar para comer.
Cuando fui perro todo era mucho mejor.
No me hacía falta hablar con una hembra para acostarme con ella. Le husmeaba el culo y, si ella no oponía resistencia, ya estaba hecho.
Ahora todo es más difícil.
Antes se ocupaban de mí, se preocupaban por todo lo que hacía. Para que se hagan una idea: me recogían la mierda que cagaba por la calle. Hoy, siendo humano, sé que ese gesto es uno de los puntos álgidos de la sumisión.
Antes todo eran comodidades. Todo lo recuerdo con cariño, excepto un viaje en avión en el que pasé mucho frío y vi morir a un gato que estaba a mi lado. Esa es una experiencia que no se la recomiendo a nadie.
Cuando fui perro dormía unas quince horas diarias. Hoy a duras penas llego a las siete.
Me despertaba y tenía la comida y la bebida siempre preparadas, y mi dueño se alegraba de que me despertase y jugaba conmigo, aunque yo hubiera estado diez horas durmiendo y él hubiese estado trabajando durante ese tiempo.
No sé muy bien qué tipo de perro fui. Creo que grande, porque mi cabeza estaba a la altura de su cadera cuando paseábamos. Aunque ahora que soy humano sé que mi dueño podría haber sido enano. Eso lo cambiaría todo.
Cuando fui perro no sabía leer ni escribir. No lo necesité para nada.
Escuché y disfruté de la música que mi dueño solía poner en la mini cadena. Creo que tenía buen gusto porque me sentía bien escuchándola.
Ahora soy humano y tengo un perro, un perro que en estos momentos duerme a mis pies. Lo miro y pienso en el tiempo pasado, cuando no existían las preocupaciones y yo era feliz a mi manera.
Un tiempo en el que aprendí a querer y a ser fiel a una persona.
Un tiempo sin ayer ni mañana.
Un tiempo en el que el sol era una simple estufa que calentaba el suelo para que yo no pasase frío.
martes, junio 26, 2007
minuto con cinco segundos
Deposizione, de Rafael, se encuentra en la galería Borghese, en Roma.
Del 10 al 23 de septiembre tengo vacaciones.
Hace un par de días me compré Funeral for a friend de Dirty Dozen Brass Band.
Del 10 al 23 de septiembre intentaré ir a Roma.
Me llevaré este disco.
Y cuando esté delante de este cuadro, escucharé el último tema, Amazing Grace.
Y sólo por ese minuto con cinco segundos, el viaje habrá valido la pena.
lunes, junio 25, 2007
agosto trash
Agosto puede ser un mes maravilloso.
Sobre todo si tienes vacaciones.
Pero ese no es mi caso.
Así que hay buscar alternativas a la felicidad que éstas inyectan. Y ahora mismo la única que encuentro es el estreno de dos películas, una a principios y otra a final de mes.
Dos películas que forman una sola, un programa doble que sólo podrán disfrutar los países anglosajones. Aquí, en el hemisferio sur cultural, nos tendremos que conformar con verlas (y pagarlas) por separado.
Siempre nos quedará el pack de dvds.
La web tarda un poco en cargarse.
El tráiler.
sábado, junio 23, 2007
y gotea al suelo
Es una noche tranquila. Samuel vuelve a casa tras charlar con un colega. Al volver la esquina, un borracho le pide limosna. Samuel niega con la cabeza. Luego piensa que no sabe si le negaba la limosna al borracho o estaba negando algo que pensaba. Desesperado, el borracho saca un cuchillo del bolsillo de su gabardina y acuchilla a Samuel en el pecho. El borracho se aleja y se pierde entre la oscuridad. Samuel se lleva la mano a su pecho y nota como la sangre se desliza por su antebrazo y gotea al suelo. Por la mañana se despierta en un hospital. En la tele ve que su agresor ha sido detenido y ahora puede verle cara. Tiene cara de buena persona, piensa, justo antes de que la enfermera entre y le inyecte un calmante. Afuera, la lluvia de abril golpea en la ventana, se desliza por el cristal y gotea al suelo.
viernes, junio 22, 2007
vea su reverso
Hefesto sale de casa a las ocho, como cada mañana. De su cuello cuelga un collar de oro con un colgante en forma de martillo.
Trabaja en una joyería a las afueras de Omaha, Nebraska.
Acaba de contratar a un detective que se hace llamar Helios porque sospecha que su mujer le engaña con otro.
Siempre ha tenido esa sensación. Ya durante los primeros meses de vida matrimonial, Afrodita, su mujer, no se mostraba totalmente transparente con él, esquivándole contínuamente la mirada.
Ella ahora duerme en la enorme cama de matrimonio.
Al menos eso es lo que quiere pensar Hefesto.
Mientras conduce camino a su joyería, Hefesto piensa en Lindsay Lohan. Siempre lo hace después de pasar por un cartel donde aparece promocionando su nuevo disco. Se imagina a punto de quitarle el sujetador cuando suena su móvil. Es Helios. Le dice que acaba de ver a un hombre entrar en su casa. También le dice que, debido a la baja definición de la cámara oculta, no ha podido captar su rostro. Hefesto le dice que no se preocupe y le da las gracias. Gira en la primera intersección y da media vuelta hacia su casa.
Allí, Afrodita le estará preparando un zumo de frutas a Ares para, más tarde, ponerse a follar.
Hefesto, de vuelta a casa con los dientes apretados, pensará de nuevo en Lindsay Lohan al pasar por el cartel.
Aunque ahora sólo vea su reverso.
nieve
En realidad todo esto no debería ser tan difícil.
Vivimos en la nieve.
A veces jugamos a tirarnos bolas a la cara.
Otras veces, esa misma nieve, nos sepulta después de una avalancha.
Todo esto no debería ser tan difícil.
Pero lo es.
Vivimos en la nieve.
A veces jugamos a tirarnos bolas a la cara.
Otras veces, esa misma nieve, nos sepulta después de una avalancha.
Todo esto no debería ser tan difícil.
Pero lo es.
jueves, junio 21, 2007
a lo Hulk Hogan
Narciso tiene treinta y dos años, una larga melena rubia y un bigote también rubio, a lo Hulk Hogan. Viste tejanos holgados, rotos por la rodilla, y una camisa blanca, sin abotonar, que vuela con el aire de esta zona del valle de San Fernando y deja ver un tatuaje en su pecho en el que se puede leer I love me. En el bolsillo, dentro de su cartera, cinco dólares y un condón caducado.
Está sentado en su coche, aparcado en un área de servicio, esperando a que su novia, Eco, salga del lavabo. Se mira al espejo retrovisor y peina sus cejas con saliva, algo que Eco odia. Al cabo de diez minutos la ve salir del lavabo y acercarse al coche. Observa que habla sola. Cuando Eco se sienta en el asiento del copiloto, Narciso le pregunta ¿ibas hablando sola?, a lo que Eco responde ¿sola? Él resopla y piensa que no hay nada que hacer. Luego retoman el viaje hacia Las Vegas, para visitar a Edipo, un antiguo conocido.
Narciso conducirá mientras se mira en el retrovisor.
Eco cantará la última palabra de cada verso de todas las canciones que sonarán en la radio durante esa mañana.
Está sentado en su coche, aparcado en un área de servicio, esperando a que su novia, Eco, salga del lavabo. Se mira al espejo retrovisor y peina sus cejas con saliva, algo que Eco odia. Al cabo de diez minutos la ve salir del lavabo y acercarse al coche. Observa que habla sola. Cuando Eco se sienta en el asiento del copiloto, Narciso le pregunta ¿ibas hablando sola?, a lo que Eco responde ¿sola? Él resopla y piensa que no hay nada que hacer. Luego retoman el viaje hacia Las Vegas, para visitar a Edipo, un antiguo conocido.
Narciso conducirá mientras se mira en el retrovisor.
Eco cantará la última palabra de cada verso de todas las canciones que sonarán en la radio durante esa mañana.
miércoles, junio 20, 2007
toda mona ella
Barcelona es una ciudad sucia.
Y la calle donde vivo apesta a orín humano de una manera sempiterna.
De madrugada es preferible caminar deprisa.
Es probable que te asesinen y nadie sepa nada de tu cuerpo hasta la mañana siguiente. Sobre todo si las farolas no funcionan.
He pensado que quizá Woody Allen debería pasearse por la calle donde vivo. Seguro que cambia el guión de su peli y añade un asesinato a lo Medellín style o, al menos, una escena asfixiante.
Allen, si lees esto, hazme caso, visita nuestra calle, disfruta de su aroma, de ese aroma del que no hablan las guías sobre Barcelona. Woody, no te apresures a cerrar el guión y piénsatelo, estuviste por el Born, pero eso no vale, lo limpiaron antes de que pasaras por ahí. La calle donde vivo puede dar un giro a tu carrera, Woody, en serio. Imagínate a Scarlett caminando nerviosa por la oscuridad de esa calle, sólo se oiría su respiración y sus tacones de noche-de-fiesta con Bardem. Puedes hacer un plano subjetivo en plan bruja de Blair y todo ese rollo de Halloween y Viernes 13. Crear un ambiente opresivo, joder, Woody, no debería ser yo quien te diera explicaciones de lo que debes hacer. Pues eso, imagínate a Scarlett, toda mona ella, su respiración, su pulso, sus tacones, la oscuridad, algo va a pasar, ella se gira porque ha oído un ruido, tú la haces parar y preguntar eso tan estúpido que hacéis en las películas, eso de preguntar "¿hay alguien ahí?" ¿Quién coño se cree eso, Woody, joder? Bueno, pues que lo pregunte y que la respuesta se haga esperar un poco, que el pulso de la Johansson se acelere un poco, joder, Woody, eso es fácil de hacer hoy en día, no me digas que no, pues eso, que se pare y vuelva atrás, para que el espectador se desespere un poco más, y cuando ya no puedas mantener más la tensión, entonces haces que se oiga a alguien meando, es fácil de hacer, joder, una puta botella de agua de esas que tendréis mil quinientas en el rodaje, Font Vella, Evian, o la que coño utilices. En fin, Woody, hazme caso por una vez en tu vida y paséate por mi calle a las tres de la mañana, no, mejor aún, a las tres de la tarde, que el sol pega más bestia y evapora los líquidos.
Bueno, no te molesto más.
Ah, lo más importante, mi calle es Arc del Teatre. Si vienes en metro, bájate en Drassanes, subes un poco la Rambla y a la izquierda, después de un peep-show, verás un arco. Es ahí.
a menos que las observes
Hay un enigmático personaje que me postea desde hace un par de días. Parece conocerme porque comenta con cierta familiaridad. Se hace llamar crosswheel y no parece tener mucho trabajo ya que lee a diario este mi, vuestro, blog. O eso, o tiene tantas cosas en la cabeza que no sabe por dónde empezar.
Ayer, siguiendo con su estela misteriosa que le caracteriza, me dejó con cuatro leyes cuánticas que aquí os escribo.
Disfrutad.
Primera.- Las cosas no están definidas a menos que las observes.
Segunda.- Un gato puede estar vivo y muerto a la vez.
Tercera.- Un gato deja de estar vivo y muerto a la vez cuando uno lo observa. En este momento, o está vivo o está muerto. Pero si no se le observa, su estado no está definido.
Cuarta.- Una partícula puede pasar por dos agujeros a la vez, dos agujeros que pueden estar en cualquier sitio.
Ayer, siguiendo con su estela misteriosa que le caracteriza, me dejó con cuatro leyes cuánticas que aquí os escribo.
Disfrutad.
Primera.- Las cosas no están definidas a menos que las observes.
Segunda.- Un gato puede estar vivo y muerto a la vez.
Tercera.- Un gato deja de estar vivo y muerto a la vez cuando uno lo observa. En este momento, o está vivo o está muerto. Pero si no se le observa, su estado no está definido.
Cuarta.- Una partícula puede pasar por dos agujeros a la vez, dos agujeros que pueden estar en cualquier sitio.
martes, junio 19, 2007
mirarte el culo cuando te gires
Acabo de leer que el mundo tiene una fecha para su final.
Voy a escribir una lista con las cosas que voy a seguir haciendo hasta esa fecha:
-Alimentarme mal.
-Caminar inclinado hacia adelante.
-Echarme seis cucharadas de Nesquik.
-Comprarme tantos libros que no haya humano en la tierra que se los pueda leer. Ordenarlos de mayor a menor en la estantería. Cogerlos de vez en cuando y disfrutar de su tacto.
-Utilizar colores oscuros para vestir.
-Hacer crujir mis dedos de los pies aunque no te guste.
-Apagar el despertador y pensar cinco minutos más. O diez.
-Seguir pensando que Chloe Sevigny es la actriz más morbosa de los últimos veinte años aunque a mi mujer le parezca horrrrenda.
-Obsesionarme con un artista hasta no poder saber nada nuevo de él. El elegido ahora mismo es Thelonious Monk.
-Mirarte el culo cuando te gires.
-Llevar la cartera en el bolsillo izquierdo y las llaves en el derecho. Porque llevar las llaves en el izquierdo es de idiotas. Lo vi en una peli cuando era pequeño.
-Al despertarme, repasar con la lengua todos mis dientes y comprobar que los tengo todos.
-Calzarme primero el calcetín derecho y luego el izquierdo. Luego calzarme primero el zapato izquierdo y por último el derecho.
-Poner los brazos en jarra cuando no soporto más el calor.
-Seguir escribiendo este blog con la esperanza de que alguien, algún día, me diga: ya no hace falta que escribas más.
-No decir lo mucho que quiero a las personas que quiero.
Voy a escribir una lista con las cosas que voy a seguir haciendo hasta esa fecha:
-Alimentarme mal.
-Caminar inclinado hacia adelante.
-Echarme seis cucharadas de Nesquik.
-Comprarme tantos libros que no haya humano en la tierra que se los pueda leer. Ordenarlos de mayor a menor en la estantería. Cogerlos de vez en cuando y disfrutar de su tacto.
-Utilizar colores oscuros para vestir.
-Hacer crujir mis dedos de los pies aunque no te guste.
-Apagar el despertador y pensar cinco minutos más. O diez.
-Seguir pensando que Chloe Sevigny es la actriz más morbosa de los últimos veinte años aunque a mi mujer le parezca horrrrenda.
-Obsesionarme con un artista hasta no poder saber nada nuevo de él. El elegido ahora mismo es Thelonious Monk.
-Mirarte el culo cuando te gires.
-Llevar la cartera en el bolsillo izquierdo y las llaves en el derecho. Porque llevar las llaves en el izquierdo es de idiotas. Lo vi en una peli cuando era pequeño.
-Al despertarme, repasar con la lengua todos mis dientes y comprobar que los tengo todos.
-Calzarme primero el calcetín derecho y luego el izquierdo. Luego calzarme primero el zapato izquierdo y por último el derecho.
-Poner los brazos en jarra cuando no soporto más el calor.
-Seguir escribiendo este blog con la esperanza de que alguien, algún día, me diga: ya no hace falta que escribas más.
-No decir lo mucho que quiero a las personas que quiero.
lunes, junio 18, 2007
transborda, coño
Se está gestando en mi cabeza una nueva recopilación.
Para ir de mi casa al trabajo tengo que hacer algún transbordo de un transporte público a otro. Estoy seguro de que muchos de vosotros también sufrís en silencio el desgarro del transbordo, con sus prisas y su cuenta atrás. Para todos vosotros, para todos nosotros, he pensado una recopilación, para escuchar mientras viajáis y os bajáis de un transporte para subiros en otro. El título será Las mejores canciones para realizar un transbordo con éxito y estará disponible el domingo 1 de Julio.
Ya sabéis, si a alguien le interesa, puede dejar un comentario con su dirección.
Si os da palo o vergüenza porque alguien pueda relacionaros conmigo o lo que sea que os dé, podéis enviarme un mail. Además, podéis estar tranquilos, nadie me conoce, nadie os conoce.
Mi dirección: dianearbus@hotmail.com
el poeta siempre muere asesinado
Ya antes del paseíllo, la plaza toda se había trasladado a un ignoto lugar del cosmos. [...] Escribir sobre lo que allí se vio aboca sin remedio al lugar donde fracasan las palabras.[...] Quieta la planta, las zapatillas clavadas en la arena y el capote alado que surge para aliviar la embestida en el preciso momento en que el toro entra en jurisdicción. Ya en el primero de su lote, estrecho de sienes y al que se picó lo justo, las chicuelinas fueron prodigio de ajuste, con un último lance que pareció bendecido por todas las leyes divinas del toreo.
La Vanguardia, 18-6-07
Si las palabras anteriores fueran, por ejemplo, de una crítica de un libro, estoy seguro de que alguien, quizá muchas personas, saldrían en busca de éste y lo agotarían.
O quizá no. Quizá nadie se empezaría a leer la crítica de un libro.
¿Qué coño pasa con José Tomás?
Esa es la pregunta que me ronda por la cabeza desde hace unos días, cuando me enteré que este torero volvía a los ruedos después de cuatro años de un retiro enigmático.
No tengo ni idea de toreo, no me gustan los toros, no les veo ninguna gracia, me aburren soberanamente, lo único que sé es que el traje que visten se llama traje de luces y que hasta que no matan al animal no se acaba el juego. Pero la expectación causada por este personaje en todos los medios me ha hecho interesarme por él. Llamadme borrego.
Ayer me compré La Vanguardia en un kiosko de La Rambla, tarde, a las 21:45, cuando el Barça era campeón de Liga. Y me la compré simplemente porque vi que había un amplio reportaje sobre el torero y varias personalidades del mundo de la cultura hablaban de él. Lo leí pero me quedé igual que estaba.
Leí que había gente que había venido a Barcelona de todas las partes del mundo sólo para este fin de semana. Que era de otro mundo, un genio, alguien irrepetible. Que se habían pagado más de mil euros por una entrada.
Leí que Pere Gimferrer lo llamaba poeta y seguí sin entender nada. Pensaba que lo último que hace un poeta es matar. De hecho, en este país, el poeta siempre muere asesinado.
Pero bueno, no lo entendía antes, así que ahora simplemente sigo sin entenderlo.
Hoy leo que entre los asistentes estaban Sabina y Serrat, dos amiguetes burgueses que están promocionando (si es que hace falta) su próxima gira juntos. Y en la entrada, personas rompiendo discos de Serrat (!!!)
En fin, así es la historia. Todo vuelve.
Esta entrada no pretende formular preguntas ni responderlas. De hecho, no sé ni lo que quería decir.
Quizá quería hablar de lo igual que sigue todo, de lo poco que cambia el ser humano frente a la tecnología.
Un coliseo, un gladiador, una bestia, un sacrificio, el pueblo y el dios.
Y así se resume todo.
Mañana será otro día.
Si José Tomás quiere.
Artículo completo de La Vanguardia (digital).
La Vanguardia, 18-6-07
Si las palabras anteriores fueran, por ejemplo, de una crítica de un libro, estoy seguro de que alguien, quizá muchas personas, saldrían en busca de éste y lo agotarían.
O quizá no. Quizá nadie se empezaría a leer la crítica de un libro.
¿Qué coño pasa con José Tomás?
Esa es la pregunta que me ronda por la cabeza desde hace unos días, cuando me enteré que este torero volvía a los ruedos después de cuatro años de un retiro enigmático.
No tengo ni idea de toreo, no me gustan los toros, no les veo ninguna gracia, me aburren soberanamente, lo único que sé es que el traje que visten se llama traje de luces y que hasta que no matan al animal no se acaba el juego. Pero la expectación causada por este personaje en todos los medios me ha hecho interesarme por él. Llamadme borrego.
Ayer me compré La Vanguardia en un kiosko de La Rambla, tarde, a las 21:45, cuando el Barça era campeón de Liga. Y me la compré simplemente porque vi que había un amplio reportaje sobre el torero y varias personalidades del mundo de la cultura hablaban de él. Lo leí pero me quedé igual que estaba.
Leí que había gente que había venido a Barcelona de todas las partes del mundo sólo para este fin de semana. Que era de otro mundo, un genio, alguien irrepetible. Que se habían pagado más de mil euros por una entrada.
Leí que Pere Gimferrer lo llamaba poeta y seguí sin entender nada. Pensaba que lo último que hace un poeta es matar. De hecho, en este país, el poeta siempre muere asesinado.
Pero bueno, no lo entendía antes, así que ahora simplemente sigo sin entenderlo.
Hoy leo que entre los asistentes estaban Sabina y Serrat, dos amiguetes burgueses que están promocionando (si es que hace falta) su próxima gira juntos. Y en la entrada, personas rompiendo discos de Serrat (!!!)
En fin, así es la historia. Todo vuelve.
Esta entrada no pretende formular preguntas ni responderlas. De hecho, no sé ni lo que quería decir.
Quizá quería hablar de lo igual que sigue todo, de lo poco que cambia el ser humano frente a la tecnología.
Un coliseo, un gladiador, una bestia, un sacrificio, el pueblo y el dios.
Y así se resume todo.
Mañana será otro día.
Si José Tomás quiere.
Artículo completo de La Vanguardia (digital).
sábado, junio 16, 2007
mejores motivos
Ayer me compré la primera temporada de Alfred Hitchcock presenta. Un dato sin interés para cualquiera de vosotros. Para mí, uno de los mejores motivos para no salir de casa el fin de semana.
viernes, junio 15, 2007
ohmaigad!
Por si no os habéis enterado, el Sónar ya ha llegado a la ciudad condal.
El Sónar es un festival en el que, como en todos los festivales, lo menos importante es la música.
El Sónar inunda las calles de Barcelona de (para qué buscar un sinónimo) guiris rosas que caminan lentamente, porque no van hacia ninguna parte en especial, haciendo que pierdas el metro y llegues tarde al trabajo.
El Sónar es el segundo carnaval del año. Viste a estos guiris (y a los no tan guiris) de formas demasiado extrañas, rozando, bueno, yo diría que dejando a la altura del betún la palabra ridículo. No nos engañemos, esas gafas de sol con ese peinado aceitoso nerd te queda (para qué buscar un sinónimo) cutre. Alguien se lo tendría que decir. Y, oye, ese bikini te queda demasiado (para qué buscar un sinónimo) holgado.
El Sónar sirve para que te hagas el entendido ante tus colegas paletos que se han quedado en tu pueblo. Así, al volver del festival, les explicarás, a la luz de una hoguera, que te gustó Justice pero no tanto como la sesión de D.A.R.Y.L., al que consideras la figura emergente con más proyección en este momento y que no sabías qué pintaban Sunn O))) entre toda esa maraña de beats. Ellos te mirarán sin interés y te escucharán simplemente porque estás ahí, no por otra cosa. Cuando acabes, iréis a tomar algo a ese bar de siempre, ese en el que siempre te animas a bailar cuando suena Corazón latino. Luego, de vuelta a casa en moto, os saltaréis semáforos en rojo haciendo competiciones con tus colegas. Ya en tu cama, antes de dormirte, pensarás que, hagas lo que hagas, siempre seguirás siendo como tus colegas: un (para qué buscar un sinónimo) paleto.
El Sónar deja las calles pegajosas (más de lo normal) de cerveza reseca al sol, de gritos por la noche y de ohmaigad! estúpidos cada dos por tres.
El Sónar sirve para que los (para qué buscar un sinónimo) camellos ganen lo mismo en tres días que durante todo el año y aquí no pase nada. (Como en todos los festivales desde Woodstock, el del 69).
El Sónar es, según los organizadores, el festival más importante de música electrónica. Esto me recuerda a una abuela hablando de su nieto preferido. No hay ninguno más guapo que él.
El Sónar sirve para que suban (aún más) el precio de todas y cada una de las (para qué buscar un sinónimo) cosas vendibles en la ville de Barcelona. Una vez leí un artículo de Quim Monzó en el que pedía una tarjeta para los ciudadanos de Barcelona que pudieras enseñar antes de pedir la cuenta en un bar de La Rambla.
El Sónar manda y dice que el hip-hop y la música electrónica son (para qué buscar un sinónimo) hermanos. Así que si quieres ver en tu ciudad a los Beastie Boys, tendrás que soportar a alguien a tu lado que no sabe por qué se le mueve tanto la mandíbula, previo pago de una entrada, claro.
El Sónar es un festival en el que, ya lo dije, como en todos los festivales, lo menos importante es la música.
jueves, junio 14, 2007
nocumpleaños
Este vídeo se lo dedico a mi hermana pequeña, la mejor hacedora de camisetas, en el día de su nocumpleaños.
Creo que le gustará.
Creo que le gustará.
lampadaire d'eau3
En 1997, en la ciudad francesa de Aurillac, un hombre que conducía un turismo atropelló a un peatón que cruzaba por el paso de cebra. El peatón era un viejo vagabundo llamado Jean-Luc Lampadaire. Al caer al suelo, se quedó dormido en posición fetal. Empezó a soñar. En el sueño, Jean-Luc coge un palo de acero y empieza a golpear la única farola que hay en la calle. No le gusta la luz que desprende. En un momento, el viejo empieza a notar que la farola se balancea. Entonces la agarra con sus manos y estira con fuerza, arrancándola de cuajo y haciendo que caiga al río. La farola da una vuelta completa en el aire antes de clavarse en el fondo del río, siendo ahora el principal punto de interés de esta ciudad gala.
Lampadaire d'eau reza un cartel con una flecha que indica donde asomarse para verla.
Lampadaire d'eau reza un cartel con una flecha que indica donde asomarse para verla.
lampadaire d'eau2
En 1997, en la ciudad francesa de Aurillac, un hombre que conducía un turismo atropelló a un peatón que cruzaba por el paso de cebra. No era la primera vez que pasaba. El conductor iba mirando la puesta de sol de aquella tarde de verano. El sol estaba a punto de esconderse por completo y formaba una figura fantasmagórica, espacial, apocalíptica. La luz rojiza lo pintaba todo. Un año atrás, en el mismo lugar, otro conductor, desbordado y envuelto por aquella luz extraterrestre, estampó su coche en una farola, arrancándola de cuajo y haciendo que cayera al río. La farola dio una vuelta completa en el aire antes de clavarse en el fondo del río siendo ahora, junto con los atardeceres, el principal punto de interés de esta ciudad gala.
Lampadaire d'eau reza un cartel con una flecha que indica donde asomarse para verla.
Lampadaire d'eau reza un cartel con una flecha que indica donde asomarse para verla.
miércoles, junio 13, 2007
lampadaire d'eau
En 1997, en la ciudad francesa de Aurillac, un hombre que conducía un turismo atropelló a un peatón que cruzaba por el paso de cebra. No era la primera vez que pasaba. El conductor iba mirando a una joven que paseaba a su perrito. La joven llevaba una falda que se volteaba debido a la corriente de aire existente en la calle. Un año atrás, en el mismo lugar, otro conductor despistado por el aire y las piernas de otra joven, estampó su coche en una farola, arrancándola de cuajo y haciendo que cayera al río. La farola dio una vuelta completa en el aire antes de clavarse en el fondo del río, siendo ahora el principal punto de interés de esta ciudad gala.
Lampadaire d'eau reza un cartel con una flecha que indica donde asomarse para verla.
Lampadaire d'eau reza un cartel con una flecha que indica donde asomarse para verla.
lunes, junio 11, 2007
bostezo permanente
El único caso que se conoce de bostezo permanente (oscitâre continuum ) es el de Frank Kiessling, un joven ciudadano de Stuttgart, en el s.XVIII.
Una mañana, al despertar, Frank bostezó para desperezarse.
Y así permaneció durante cinco años.
Pronunciando todas las vocales como si fuesen una a.
Una mañana, al despertar, Frank bostezó para desperezarse.
Y así permaneció durante cinco años.
Pronunciando todas las vocales como si fuesen una a.
el gran mural
Sucedió hace demasiado tiempo, en una región centro africana.
Un rey visitó a una bruja para preguntarle cuál sería el destino de su hijo recién nacido. La bruja le dijo que su hijo moriría tras ser atacado por un leopardo. Asustado, el rey protegió a su hijo durante toda su vida, recluyéndolo en palacio.
Mientras, los jóvenes de la región salían a la caza de las bestias que habitaban en la selva. El heredero, triste, se quedaba encerrado en palacio. Por la noche, cuando los jóvenes volvían de cazar, les pedía que le explicasen cómo era la selva, qué era lo que allí habitaba. Con lo que los jóvenes cazadores le iban contando, el heredero fue pintando un gran mural en la pared de su habitación que recreaba una frondosa selva. De esta forma, se imaginaba que estaba en ella. Las grandes hojas verdes, las lianas, el suelo húmedo, tucanes, papagayos, el sol filtrándose a través de las ramas y, en primer plano, el temido gran leopardo del que tanto le hablaban.
Ese era el gran mural que observaba cada día el príncipe con melancolía. Poco a poco, este sentimiento se fue transformando en tristeza, luego en rabia y por último en locura.
Habían pasado ya ocho años desde que el heredero pintase ese gran mural. Muchos de los jóvenes cazadores que le habían contado historias de la selva ya habían muerto. Él permanecía tumbado en su gran cama, observando el mural con ojos de perturbado. Una tarde de invierno, al príncipe le invadió una gran furia y empezó a destrozar todo lo que había a su alrededor. Partió las sillas en mil pedazos, deshizo la cama y golpeó con fuerza la pared de madera donde estaba pintado el mural hasta que abrió un boquete. La madera se astillaba mientras él seguía golpeando a aquel leopardo que empezaba a desaparecer dentro del gran agujero abierto por sus puños. Exhausto, se dejó caer hacia adelante. A modo de estaca, un gran trozo de madera atravesó su corazón y el príncipe murió en el acto. Cuando los médicos se lo extrajeron, pudieron comprobar que en el trozo de madera había dibujada la pata del gran leopardo.
Un rey visitó a una bruja para preguntarle cuál sería el destino de su hijo recién nacido. La bruja le dijo que su hijo moriría tras ser atacado por un leopardo. Asustado, el rey protegió a su hijo durante toda su vida, recluyéndolo en palacio.
Mientras, los jóvenes de la región salían a la caza de las bestias que habitaban en la selva. El heredero, triste, se quedaba encerrado en palacio. Por la noche, cuando los jóvenes volvían de cazar, les pedía que le explicasen cómo era la selva, qué era lo que allí habitaba. Con lo que los jóvenes cazadores le iban contando, el heredero fue pintando un gran mural en la pared de su habitación que recreaba una frondosa selva. De esta forma, se imaginaba que estaba en ella. Las grandes hojas verdes, las lianas, el suelo húmedo, tucanes, papagayos, el sol filtrándose a través de las ramas y, en primer plano, el temido gran leopardo del que tanto le hablaban.
Ese era el gran mural que observaba cada día el príncipe con melancolía. Poco a poco, este sentimiento se fue transformando en tristeza, luego en rabia y por último en locura.
Habían pasado ya ocho años desde que el heredero pintase ese gran mural. Muchos de los jóvenes cazadores que le habían contado historias de la selva ya habían muerto. Él permanecía tumbado en su gran cama, observando el mural con ojos de perturbado. Una tarde de invierno, al príncipe le invadió una gran furia y empezó a destrozar todo lo que había a su alrededor. Partió las sillas en mil pedazos, deshizo la cama y golpeó con fuerza la pared de madera donde estaba pintado el mural hasta que abrió un boquete. La madera se astillaba mientras él seguía golpeando a aquel leopardo que empezaba a desaparecer dentro del gran agujero abierto por sus puños. Exhausto, se dejó caer hacia adelante. A modo de estaca, un gran trozo de madera atravesó su corazón y el príncipe murió en el acto. Cuando los médicos se lo extrajeron, pudieron comprobar que en el trozo de madera había dibujada la pata del gran leopardo.
sábado, junio 09, 2007
me persiguen
Todos hemos tecleado alguna vez nuestro nombre en el google.
No sé lo que esperamos encontrar. Quizá descubrir algo de nosotros que no sabíamos o simplemente demostrar que existimos.
Muchos ya lo sabéis pero, en un acto de egocentrismo propio de un teenager con fotolog nuevo, voy a contaros una cosa. Hace años, un diario de gran tirada nacional (qué cutre soy) me regaló un viaje a una ciudad llena de rascacielos para ver a un grupo irlandés de gran tirada mundial.
El premio era ese.
Lo que hice yo para ganarlo fue escribir unas diez líneas y convertirlas en lo que ellos llamaron relato breve.
Este relato se puede encontrar en internet. Si queréis leerlo, claro. Os supondrá unos 45 segundos de vuestro tiempo.
Lo encontraréis rápidamente en google si tecleáis errores frecuentes diego cruz serrano (!!!) Es la primera entrada.
En fin, los errores me persiguen en mi vida, terrenal y cibernética. Pero me gusta.
P.D.: El dibujo de esta entrada no tiene nada que ver con el texto. De eso se trataba hoy.
viernes, junio 08, 2007
clasicote
Llamadme clasicote pero mientras estoy escuchando el L.A.Woman de The Doors me doy cuenta de que ya no habrá grupos como los de antes.
jueves, junio 07, 2007
para gente joven
El miércoles 13 a las 21:00 en Almacén (c/Guifré 9, bajos), se proyectará la peli Crumb. Yo no iré porque no puedo, pero de todas formas quiero agradecerle a mi hermana pequeña la información, sacada de esta revista para gente joven que aún tiene ganas de ir a conciertos.
miércoles, junio 06, 2007
aunque ahora ya es de noche
Stanley se pasea por la estancia. Mira atentamente a Sue. La mira durante largos minutos. Luego se sienta en su silla y mira hacia el suelo, pensativo. Cuando se levanta le indica a su ayudante que se ponga en contacto con Vladimir. Algo falla. No es nada grave, pero algo falla. Vladimir le dice que no se preocupe y que no le vuelva a llamar. Le recuerda la diferencia horaria otra vez, aunque Stanley no le hace caso y lo vuelve a llamar a los quince minutos.
Pasan las horas. Stanley vuelve a revisar lo grabado. Un plano de tres segundos. Por octava vez. Sue resopla y coge las gafas de sol, aunque ahora ya es de noche. Pero eso no importa. Ahora mismo pocas cosas le importan. Porque ella, aunque nadie lo crea, no quiere estar en este momento, en este lugar. Ella tiene ganas de ponerse esas gafas. Y de salir con sus amigas. Y de pintarse las uñas de rosa. Y de llorar sin que nadie la vea. Esa es la mejor forma de llorar. Sin que nadie te pregunte si te ocurre alguna cosa.
Pasan las horas. Stanley vuelve a revisar lo grabado. Un plano de tres segundos. Por octava vez. Sue resopla y coge las gafas de sol, aunque ahora ya es de noche. Pero eso no importa. Ahora mismo pocas cosas le importan. Porque ella, aunque nadie lo crea, no quiere estar en este momento, en este lugar. Ella tiene ganas de ponerse esas gafas. Y de salir con sus amigas. Y de pintarse las uñas de rosa. Y de llorar sin que nadie la vea. Esa es la mejor forma de llorar. Sin que nadie te pregunte si te ocurre alguna cosa.
entretenida
Amigos y amigas de este mi blog, nuestro blog: si tuviera que vivir de vuestros comentarios, lo tendría crudo. Es más, ni lo tendría. Pero bueno, no sé de qué me quejo, yo hago lo mismo en otros blogs, leo pero no dejo comentarios. Toda esta mierda a lo fotolog style para no decir nada, o para decir que hoy no tengo ganas de decir nada. Por eso aquí os dejo con una página de leyendas urbanas entretenida.
martes, junio 05, 2007
volver a utilizarlas
Cuando Ícaro le dijo a su padre que se iba a vivir a Nueva York, nunca imaginó que sería allí, en esa ciudad, donde tendría que volver a utilizarlas.
viernes, junio 01, 2007
lavabos masculinos
El viejo Edipo trabaja en el Caesar's Palace de Las Vegas.
Hace muchos años, el alcalde de esta ciudad fue avisado de la presencia de un viejo ciego pidiendo limosna en una de las aceras de Flamingo Road. Lo que llamó la atención de los guardias que lo encontraron no fue el viejo en sí. Lo que verdaderamente paralizó a aquellos guardias fue lo que ese viejo había escrito en un cartón a sus pies, un cartón que fue requisado por el mismo alcalde para que nadie supiera la historia del pobre vagabundo.
El excéntrico alcalde, en un acto sin precedentes en la historia de la ciudad, mandó recoger a aquel anciano, asearlo y proporcionarle un trabajo en alguna de las miles de atracciones de la ciudad. Se decidió el Caesar's Palace, uno de los casinos más legendarios.
Edipo es un anciano gracioso que trabaja en los lavabos masculinos de este gran casino. Detrás de sus gafas de sol y vestido con un elegante esmoquin, el anciano se gana unas suculentas propinas sólo con decir "que tenga usted una buena noche, caballero" y abrir la puerta cuando nota la presencia.
A su modo, es feliz. De hecho, nunca ha sido más feliz que en este momento.
No recuerda cómo llegó a Las Vegas. Quizá en barco, hace siglos.
Quizá Las Vegas acudieron a él y Edipo simplemente tuvo que sentarse a esperar con un cartón a los pies donde explicaba su historia.
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