lunes, agosto 25, 2014

no puedo alegrarme


Desde abajo, como vecina

Si yo no fuera yo y desde abajo me oyera, como vecina, hablar con él, me diría cuánto me alegra no ser ella, no hablar con el tono que ella habla, con una voz como su voz y con ideas como sus ideas. Pero no puedo oírme desde abajo, como vecina, no puedo oír cómo debería hablar, no puedo alegrarme de no ser ella, como haría si pudiera oírla. Y además, puesto que soy ella, no lamento estar aquí, donde no puedo oírla como vecina, donde no puedo decirme, como haría abajo, cuánto me alegra no ser ella.


Sin apenas memoria (1997)
Lydia Davis

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