Qué quieres que te diga: me da rabia ver un blog con treinta y nueve (39) comentarios, o con veinte (20), o con cinco (5) , dos (2) o, en definitiva, más comentarios que en el mío.
Pero no me da rabia porque sí, no es una rabia absurda. ¿Existe una rabia absurda o todas las rabias son absurdas? Es una rabia de ir casa por casa de los comentaristas, incendiándolas.
Es decir, es una rabia correcta, meditada y algo alocada, sí.
Pero sobre todo, la rabia me viene por la relación entre lo subido por el blogger y la cantidad de comentarios.
Esta es la primera regla: texto estúpido= cincuenta y cuatro (54) comentarios.
¿De eso se trata? ¡Pues yo debería tener ciento veinte (120) en cada entrada, joder!
Y esta es la segunda: VER MI PERFIL: soy una chica de veintidós años a la que le gusta el sexo.
¿De eso se trata? Pues os tengo que contar un secreto: soy una chica de veintinueve años a la que le gusta el sexo. Hasta ahora te he hecho creer que me llamaba Diego, que es un nombre desatractivo, para que no me agobiases pero es que ya no aguanto más sin comentarios, estoy a punto de cometer una locura.
Lo confieso. Mi nombre real es Natalie.
Venga, ¿a qué esperas? Comenta algo, di que te gusta cómo me queda la camiseta o algo así.
En fin, que todo esto viene porque hace unos días ratoneo un blog que tiene Rafael Reig como favoritos. Rafael, ya sé que da morbo que una chica diga que es bisexual, pero de ahí a favoritos. Tú sabrás, que eres escritor y llevas bigote. Vale que la jovenzuela no se expresa mal pero es que lo único que hace es contar su día a día, un día a día de alguien que vive de las rentas de un piso que le dejaron en herencia (sic).
Quiero decir que ya te puedes imaginar que su día a día no será de este tipo: me levanto a las seis, cojo el autobús que me deja en la zona industrial, allí cojo otro que me lleva al puerto, descargo cajas, llega la hora de comer, como, miro la portada del Marca, vuelvo a descargar cajas, me voy, cojo un autobús que me lleva a la zona industrial, allí cojo otro que me lleva a casa, ceno, me acuesto.
Y al día siguiente: me levanto a las seis, cojo el autobús que me deja en la zona industrial, allí cojo otro que me lleva al puerto, descargo cajas, llega la hora de comer, como, miro la portada del Marca, vuelvo a descargar cajas, me voy, cojo un autobús que me lleva a la zona industrial, allí cojo otro que me lleva a casa, ceno, me acuesto.
No, está claro que si subiese este tipo de entradas, los comentarios serían algo así como:
Gracias por contarnos tu vida.
No tenía claro si dejarme arrollar por un tren a medianoche.
Ahora ya lo tengo.
Adiós, guapa.
Pero, ¿qué comenta la gente en este blog?, ¡si no hay nada que comentar!
¿Qué comenta la gente en los blogs?
¿Qué me hace comentar en un sitio y en otro no?
¿Son conocidos?
¿Se han conocido a través del blog?
¿Se hablan a través del blog?
¿Se convierte el blog, entonces, en un simple chat?
¿Para qué coño sirve un blog?
¿Para ligar?
¿Para que te lean?
¿Porque necesitas que te lean y que alguien te escuche?
¿Para demostrar que en cualquier momento, dentro de un texto, cuando menos te lo esperes, puedes hacer una sinestesia que te cagas?
¿Para que te digan me encanta cómo escribes, no me esperaba esa sinestesia ahí, en medio del texto, cuando menos me la esperaba?
¿Para qué quiero yo este blog?
¿Para qué lo necesito?
¿Necesito que me lean?
¿Qué es lo que necesitamos?
¿Qué es lo que esperamos de los demás?
¿A qué viene todo este rollazo?
En fin.
La cuestión es que me he leído casi todo su blog. No sé de qué coño me quejo, joder.
Es este, mira.
Mira también su perfil. No viene de uno. Tiene más de trece mil (13.000) visitas.
Me fijé desde cuándo lo tenía abierto. Esperaba ver: Pleistoceno. Pero vi: Mayo 2007 (!!!).
Bueno, te dejo, voy a ducharme. Me siento sucia. Luego estrenaré ropa interior, negra, muy sexy, no es por nada pero me hace un culito muy apetitoso. Me la regaló Jan, ese chico noruego del que te hablé, sí, ese. Mmm, cómo lo echo de menos. Cómo me gustaría que estuviese aquí para enjabonarme toda, sobre todo mis pechos, son tan grandes.
Ya está por hoy.
Finalizo con la estúpida sensación de haberte descubierto un blog que visitarás más que el mío y al que dejarás más comentarios.
Una estúpida sensación siempre sabe a almendra amarga.
Tienes que escupir muchas veces hasta quitarte el sabor.
8 comentarios:
Venga, no se sulfure usted, que los comentarios tampoco dan la felicidad.
dersu_: tiene usted razón.
Dicen que el dinero tampoco, aunque yo cada semana echo la quiniela.
Por si acaso, no vaya a ser.
Un saludo y gracias por aparecer. A esto me refiero, al momento de alegría al ver 1 comentario.
A nada más.
;)
Pues por mi parte, esta tal Beta moderna-no-va-más y me-lo-hago-con-todo-lo-que-se-mueve no me va a conquistar.
¿Qué está descubriendo a la humanidad? A mí, nada.
Tienes mis visitas/comentarios asegurados, ¡ala! ^^
madrid no tiene playa: sabía que no me abandonarías en estos trágicos momentos por los que estoy pasando.
Me alegro de volver a leerte.
Gracias.
Un saludo.
;)
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Crosswheel
¿Te puedo pedir un favor, Diego?
No vuelvas a describirte en ropa interior, por muy negra o muy sexy que sea. De verdad, sólo te pido eso, no era necesario. Yo soy de esas personas que necesitan 8 horas de sueño diarias, por favor te lo pido :P
Anda, haz caso a Crosswheel que sabe lo que se dice ;-)
Todos pasamos un día u otro por lo que describes. Y nos planteamos de qué jroño sirve estar aquí un día y otro. Pero vale la pena ya sea para sacar de dentro las cosas que llevamos y queremos compartir o para que nos lea el ordenador central de blogger y así pueda meter anuncios relacionados con el tema del que hablamos. Venga, que si estamos aquí es porque nos gusta. Y también nos gusta que nos comenten. Claro que sí. Y que nos alaben o critiquen, que nos digan algo. Quedas enlazado.
crosswheel: ¿cómo ibas a elegir al equipo incorrecto?
Un saludo.
houdini: lo intentaré, aunque mi vena exhibicionista siempre aflora cuando menos me lo espero, cuando menos me lo espero, aflora.
Besos.
shysh: bienvenido.
Y gracias por el enlace.
Luego te leo.
Ponte foto, ¿no? Tú al menos sabes que soy negro y siempre me río.
Un abrazo.
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