- Mira, esa está bastante buena, ¿no?
- Sí, la verdad es que sí. Pero es una cholaca de mucho cuidado. Creo que su novio es boxeador, sólo te digo eso.
- ¿Y qué tiene eso que ver con que esté buena?
- Nada, sólo te digo que creo que su novio es boxeador, que te imagines el tipo de tía que es.
- Pero, ¿quién está hablando de tipo de tía? Te estoy diciendo que está bastante buena, ¿qué me importa el tipo de tía que sea?
- Bueno, todo cuenta.
- Ah, ¿sí? Me estás diciendo que si su novio fuese bibliotecario ya no estaría buena.
- Al contrario, si su novio fuese bibliotecario estaría mucho más buena.
- Pero, ¿qué clase de gilipolleces estás diciendo? ¿Qué tiene que ver su novio?
- Bastante, mucho, diría yo. Mira, ella no tiene culpa de que su novio sea boxeador o bibliotecario, está claro. Pero el hecho de que sea boxeador me hace verla con otros ojos. Y a ti también. Un novio boxeador es como si a la chica le oliese el aliento a pescado muerto.
- Pero, ¿te quieres callar? Además, ¿qué tienes contra los boxeadores?
- Nada, prefiero no tener nada, la verdad.
- Estás diciendo que esa tía deja de estar buena porque su novio sea boxeador.
- No estoy diciendo eso. Estoy diciendo que esa tía está buena, sí, pero su novio es boxeador, lo que hace que la vea con otros ojos. Ya no tiene morbo, eso es lo que quiero decir.
- ¿Morbo? Estamos hablando de las tetas que tiene esa tía.
- Sí, estamos hablando de eso, y si no supiésemos nada más de ella, no habría discusión. Pero ahora que sabemos, que sé, que su novio es boxeador, no puedo mirarla con los mismos ojos, ya no me parece que esté tan buena.
- No te entiendo.
- Una tía no deja de estar buena por tener un tipo de novio o no tenerlo. Una tía está buena si está buena, y punto. Lo que pasa es que su entorno, todo aquello que la rodea, hace que sea o no interesante. Y ser interesante es mucho más importante que estar buena.
- Eso será para ti. ¿Para qué quiero yo que una tía a la que me quiero follar sea interesante? Es más, no quiero que sea interesante, quiero que esté buena y me la quiero follar, eso es lo que quiero. A eso se reduce todo.
- Bueno, es una forma de ver las cosas. La respeto.
- Sólo faltaba. No estamos hablando de la mujer con la que queremos pasar el resto de nuestros días y que sea la madre de nuestros hijos y todo ese rollo, que ya te veo venir. Estamos hablando de tetas y culo.
- Ya. Te entiendo. Pues yo no puedo separar una cosa de otra.
- Ya veo. Eso es el cine europeo que ves, que te deja alelado.
- ¿Qué tonterías dices? ¿Qué tendrá que ver las pelis que veo con lo que pienso de las mujeres?
- Mucho.
- Ah, ¿sí? No lo sabía.
- Seguro que tiene algo que ver.
- Anda, calla un rato.
- Mira esa tía. ¿Está buena o no?
2 comentarios:
Me sumo al que va más allá de las tetas: por supuesto que sube o baja la líbido lo que rodea a un/una tio/tía bueno/a.
Mis principios no me permitirían montármelo con un maromo cuya novia se llamara Jésica, Vane o Karen y fuera ésta cajera del Bershka...
Hay niveles y niveles ;)
madrid no tiene: el nombre es un tema más delicado.
No puedes decidir tu nombre pero sí tu estilo de vida. Bueno, quizá no es del todo cierto esto. Quiero decir que más o menos puedes encarrilar tu vida donde quieras. En cambio tu nombre está ahí antes de que sepas hablar, no hay nada que hacer.
Un saludo! ;)
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