Has leído bien.
Léelo de nuevo, si quieres.
El miércoles empecé la uni.
Esto no quiere decir que empezase a construir una universidad con pico y pala.
Más bien que empecé a construir mi futuro.
Construir un futuro.
No es fácil, porque a veces no lo ves. Tú vas haciendo pero no ves nada. No es fácil.
Tengo la suerte de tener a la gente adecuada a mi lado: a mis padres y a mi hermana y, sobre todo, a Sheila. Sin ella no hubiese empezado a construir este futuro que, aunque todavía es incierto, al menos es futuro. Ya es mucho.
El miércoles empecé la uni.
Educación musical.
Y ahora me siento bien mientras te escribo estas palabras.
Antes también me sentía bien, sí, pero ahora lo veo todo diferente.
Tengo treinta años. Mis compañeros de clase tienen diez, once años menos que yo.
No me importa. Bueno, sí que me importa, pero no es lo realmente importante. Así que puede esperar.
Mis compañeros de clase tienen a un compañero diez años mayor. También tiene esta lectura. Quizá les tendría que importar a ellos. O quizá a nadie.
Cada uno que se importe a sí mismo. Empecemos por ahí.
El miércoles empecé la uni.
Casi cada día las clases empiezan a las ocho de la mañana, también conocida como 08:00 a.m. Lo que supone que me tengo que levantar dos horas antes debido a un trayecto frontal y longitudinal de una hora de duración desde el polígono industrial donde vivo hasta la torre a donde me dirijo.
A simple vista pensarás: qué palo. Yo sólo puedo decir: levantarse a las seis de la mañana es mucho más recomendable que hacerlo a la una de la tarde.
Eso no quiere decir que me levante de un salto cantando Fly me to the moon. No.
A las seis de la mañana el mundo, el planeta, así, en general, es un lugar hostil.
Y yo me asombro y me asombraré de la gente que se puede reír a las 06:45 a.m. dentro de un autobús camino al trabajo o al estudio. En ese contexto todo es hostil: la hora, el lugar y el destino. Todo menos la actitud de esa persona. Y por eso yo me asombro y me asombraré siempre de esa gente. A duras penas me río a las tres de la tarde, ni pienso en las seis cuarenta y cinco.
Quiero aprender de esas personas.
Aprender a no mirar la montaña que me queda por escalar sino a colocar bien el pie mientras voy subiendo.
La cima no va a bajar a buscarte.
El miércoles empecé la uni.
Y, al contrario de lo que podrías pensar si me vieses subir la cuesta que lleva hasta la puerta, te puedo asegurar que me hace feliz.
6 comentarios:
qué bien, bro. esa es la actitud. felicidades! todos estamos un poco más contentos, y es por ti.
Si te sirve de consuelo y, sobre todo, como ánimos, yo también estaba el año pasado con gente 7 u 8 años menor que yo y... después de algunas noches en vela, de estar muerta de cansancio por el curro y de muchos resúmenes hechos, conseguí licenciarme.
El posgrado ya es otra historia, y más siendo la Pompeu, aunque también fue divertido ;-)
Y sí, que la gente que te rodea te apoye es imprescindible. Yo no hubiese podido sin Carles a mi lado. ¡Imposible! :p
Total, todo el rollo para decir que adelante.
¡Ya no puedes parar!
¡Mucha suerte! :-DDDD
Yo empiezo el lunes. Somos 10, yo la mayor y con 6-10 años de diferencia.
Y encima soy la única que viene de la UB y no tiene notas altas.
Pero bueno, algo vieron en mi si me han cogido, no?
Tus compañeros tienen la suerte de tenerte ahi. Ya me hubiera gustado a mis 18 tener alguien como tu estudiando conmigo.
Mucha fuerza y ánimo!!!
animo y adelante un fuerte empujón de tu madre que se siente muy feliz de que empieces una nueva etapa de tu vida , gracias a ti y sobre todo gracias a sheila un beso para los dos.
¡Genial, Diego!
¡Enhorabuena!
Tengo a la biblio James Joyce de Dublín en pie en una ovación: ¡plas plas plas!
:')
Que tengas un buen viaje, valiente, todo llegará :**
Es una decisión que has tomado. Seguro que aprenderás a sonreir con ella. Y con la práctica hasta te podrás reir.
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