Cuando no tengo prisa, llego pronto. Es la prisa la que me hace llegar tarde.
El otro día pensaba en la dificultad de contar un chiste por escrito. Escuché éste por la radio y me hizo gracia:
Una mujer llama por teléfono a su marido, que acaba de salir de un juicio por robo.
La mujer le pregunta: ¿Cómo ha ido, Manolo?
El hombre le responde: Pues mira, me han dicho que ocho meses de cárcel o doce mil euros.
A lo que la mujer concluye: Manolo, no seas tonto, tú coge el dinero.
El fin de semana pasado fuimos a Granada.
Dadle un ramo verde de luz a mi mano, una rienda suelta, un galope largo.
No hay nada que no hayas oído ya de Granada que te pueda decir yo.
Es bonita, sí.
Y La Alhambra es algo demoledor, irreal.
Lo que a veces me cansa a mí es el felicismo sempiterno del sur.
El jaleojaleo porque sí.
Las palmas y los Chunguitos en la terraza de un bar.
El acento de chiste continuo, interminable y agotador.
La cantidad de perrifláuticos, a.k.a. bon vivants, que abarrotan el mirador de San Nicolás. Allí te sentirás a gusto si te es agradable el picor de las pulgas en las piernas.
Olvídate de ver La Alcazaba al atardecer con la tranquilidad que te han inculcado las fotos del National Geographic. No hay National Geographic que valga. Aquí sólo vale una monedita.
A veces me cansa, dije.
La cultura del tapeo.
A mí siéntame a una mesa como a las persona civilizadas.
Ya no estoy para comer de pie, ya no tengo edad.
Que me siente y tú vienes y anotas lo que quiero y te vas y vuelves con lo que te he pedido y luego te pido la cuenta y te pago y me voy.
A estas alturas necesito ya una rutina.
No me apetece estar atento en la barra por si me has visto.
Ya no me hace gracia si me devuelven mal el cambio.
Ya soy un burgués.
Y dame algo que no hayas frito dos veces.
En La Alhambra eché en falta un McDonald's. Iba caminando y pensaba: Aquí lo que hace falta es un buen McDonald's, con su McAuto y todo, con su caution! piso deslizante y todo también.
Pensaba, mirando la maravilla arquitectónica, que La Alhambra entera está pidiendo a gritos un McDonald's. Hay mensajes subliminales por todas partes.
A mí siéntame a una mesa como a las persona civilizadas.
Ya no estoy para comer de pie, ya no tengo edad.
Que me siente y tú vienes y anotas lo que quiero y te vas y vuelves con lo que te he pedido y luego te pido la cuenta y te pago y me voy.
A estas alturas necesito ya una rutina.
No me apetece estar atento en la barra por si me has visto.
Ya no me hace gracia si me devuelven mal el cambio.
Ya soy un burgués.
Y dame algo que no hayas frito dos veces.
En La Alhambra eché en falta un McDonald's. Iba caminando y pensaba: Aquí lo que hace falta es un buen McDonald's, con su McAuto y todo, con su caution! piso deslizante y todo también.
Pensaba, mirando la maravilla arquitectónica, que La Alhambra entera está pidiendo a gritos un McDonald's. Hay mensajes subliminales por todas partes.
I'm lovin' it!
No hay comentarios:
Publicar un comentario