Vi este vídeo de pequeño.
O quizá no.
Pero al verlo hace unos días después de tanto tiempo, o por primera vez, tuve la sensación de haber vivido con él siempre dentro. Y algo se me removió, y viajó por entre mis costillas a una velocidad que tampoco sé explicarte, para acabar clavado de nuevo, o por primera vez, en la cara oculta del corazón. Esto ha quedado un poco Sabina. Lo borraré.
Lo vi de pequeño o lo descubrí por primera vez el otro día. Es algo que nunca podré asegurarte. Lo único claro de todo este asunto es que este vídeo, estas imágenes, estos sonidos, lo quiera o no, son, ahora, ya, algo mío, un recuerdo remoto, quizá intrauterino, o quizá un simple recuerdo de hace unos días, cuando lo vi por primera vez.
Nunca lo sabré.
Y esa es la grandeza del arte, elevándose en círculos como un buitre majestuoso e inmortal dibujando su silueta en el azul nítido del cielo, sobrevolando la miseria del hombre, siempre trémulo, a sus pies.
Vi este vídeo de pequeño, o quizá no, quizá nunca lo había visto, qué más da eso ahora. De lo único que estoy seguro, lo único que puedo decirte, es que yo he vivido con estas imágenes dentro toda mi vida, o quizá sólo desde el otro día, pero es justo ahora cuando me invaden de nuevo, cada vez que lo visiono,
como un olor de niñez,
la bata de tu abuela
que murió hace unos meses
y sigue colgada en su armario,
y abres el armario
sólo por ese olor,
tan cerca
tan lejos.
Libro interesante
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