Leo con asombro, aunque no demasiado, con apatía, aunque no demasiada, con ligera tristeza, aunque tampoco demasiada, y con mucho hastío, aunque tampoco demasiado, que una de las mamadas más famosas del cine convencional, no pornográfico quiero decir, es falsa.
Es falsa quiero decir que no es una polla lo que chupa la actriz.
Esto no es una polla.
Ceci n'est pas une bite. Es el cuadro que le encargó Freud a Magritte.
Estoy hablando, me estoy refiriendo, a la blow job que, ni corta ni perezosa (nunca mejor dicho) se ofrece a practicar Chloe Sevigny a un Vincent Gallo más feliz que unas pascuas, director y actor (yo me lo guiso, yo me lo como, nunca mejor dicho) de la peli en cuestión.
Brown Bunny, estoy hablando de Brown Bunny, una peli que nadie sabe de qué va porque todos han, hemos visto el mismo trozo (nunca mejor dicho).
La cuestión es: ¿qué será lo próximo?, ¿qué mito caerá en las próximas hora, minutos, años?
La verdad es que me alegré un poco al leer lo de la polla del Gallo.
Se ve que era una prótesis de látex.
Y mi alegría fue un acto neardentalesco, una especie de: jódete, no la tienes tan grande, un suspiro de alivio ante las proporciones fálicas del weird Vincent.
Aunque esto podría ser un rumor, viendo la secuencia de nuevo se pueden observar algunos detalles que nos dan a entender que aquello no era humano, aunque lo parece, sí, joder si lo parece.
De hecho, todo este tiempo pensé que era real.
Me levantaba por las noches, iba a la nevera a por agua y me decía: es real.
Me subía a un autobús, cualquiera, a un autobús, miraba por la ventana y me decía: es real.
Iba a comprar y, mientras la cajera pasaba los productos por el código de barras, me repetía: es real.
Metía un vaso de leche en el microondas y, mientras observaba cómo iba girando, me decía: es real.
Y así hasta hace un par de días.
Un alivio ha sido.
Un quitarse la etiqueta que te roza ha sido.
La magnitud de la tragedia.
1 comentario:
Lo que nunca entendí es porqué se daba por supuesto que el cacho en cuestion fuese la porra de Vincent, cuando no hay ningún plano en el que coincidan cara-polla o polla-cara, como quieras, claro que, esto también lo pensé, puede que hubiera alguien capaz de reconocer de forma clara y distinta las muñecas-manos del señor Gallo, que, esto sí, coincide en plano y secuencia con el objeto central de todo esto, osea, la porra de Vincent. Que bien mirado, sería un bonito nombre para para un grupo de pop empalagoso, no, "La porra de Vincent", tal vez le robaran algo de mercado a los otros gilipollas que ahora se dedican a hacer anuncios de champú.
Que conste que al verla por primera vez tampoco me pareció que fuera tan grande.
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