La cuestión es que si no me ha parado ni dos minutos para actualizar este blog ni el de La madera es nuestra ni el de Chapuzas de letras (Raúl debe de estar contento conmigo) es porque no he tenido esos dos minutos libres. Y, si los he tenido, ni me he dado cuenta.
Y tú me dirás ¿y qué coño has hecho para no tener ni dos minutos libres al día?, y yo te diré cosas de chicos.
Este ha sido mi planning horario estos últimos días/semanas:
8:00-14:30 - Universidad.
16:30-18:30 - prácticas de coche.
19:00-21:00 - ayuda en la residencia.
Este planning, así, a simple vista, puede parecer esqueléticamente cutre, y puede que lo sea, pero piensa, acuérdate de lo que era mi vida en, por ejemplo, julio:
10:00-16:00 - discos Castelló.
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Yo ya estaba acostumbrado a hacer una cosa al día, un acto benéfico al día ya estaba bien para mí, y ahora mira el planning de estas últimas semanas, me levantaba a las 6:00 y no volvía a casa hasta las 21:30, pero, ¿esto qué es?, ¡yo no pedí esta vida!, es más: ¡hay una mosca en mi vida!, ¡que me la cambien!
Ahora, hoy, estoy de vacaciones, la vida del estudiante es agotadora, y ya no volveré a hacer más prácticas de coche (ah, qué placer aprobar a la primera, es como quitarte ese trozo de fuet que te oprime las muelas y tú buscas con la lengua y se te escapa casi queriendo que se te escape y lo mueves y sabes que está ahí y hablas con alguien y mientras hablas sabes que está ahí, porque lo notas al mover la lengua, pero no lo puedes decir, es un secreto entre muelas, y al final, a solas, lo tienes, acorralado, y entonces decides introducir el índice y el pulgar y pinzarlo, ¡ah! trozo de fuet que me oprimías las muelas, ya te tengo entre mis dedos, ahora te comeré como es debido), así que sólo tengo activo de 19:00-21:00.
Hablando de prácticas de coche, hace unos días, mientras volvíamos de Barcelona, hablando con mi profesor, éste me preguntó si yo creía en el más allá. La pregunta no vino así como así, la pregunta vino porque la chica que había aprobado la semana anterior había llevado una cabeza de ajos en el bolsillo y había aprobado a la primera. Según ella, también la llevó al examen teórico recomendada por una amiga, que siempre suspendía, hasta que llevó una cabeza de ajos y aprobó. Pues después de contármelo, yo le digo que eso son tonterías, que no estamos en la Edad Media para creer en esas cosas, y él me dice que hay mucha gente que cree en esas cosas y yo le digo que muy bien, que crean, pero yo no voy a dejar que una cabeza de ajos decida si sé conducir o no. ¿Tú sí? La cuestión es que empezamos a hablar del asunto del más allá, los curanderos, no sé qué más. Yo le dije que no creía en nada que no se pudiera comprobar científicamente. Él me dijo que sí que creía en la reencarnación que, cuando nos moríamos, nos reencarnábamos en otra persona. Entonces le pregunté si eso quería decir que yo era otro reencarnado, y él me dijo que sí y entonces le dije: ¡acabáramos!, ¡pues que pague él las prácticas, joder!
Luego me preguntó que qué creía yo que pasaba cuando alguien se moría. Polvo eres, le respondí. Y él acabó la frase.
La cuestión es que como lo veía tan entusiasmado con el tema de la magia en general, le propuse una cosa. Mira Albert, le dije, así se llamaba mi profe, ¿qué te parece si en vez de pagarte 36 euros la hora de prácticas te pago con unas piedras mágicas que tengo y que te pueden cambiar la vida? Las cogí un día de la estación de tren, de las vías, son así grises, con puntitos negros, y te aseguro que te pueden cambiar la vida. Haz una prueba: cógelas, sal a la calle, lánzaselas a alguien, procura darle en la cabeza, cuando veas que cae al suelo sangrando y gritando sigue lanzándole las que te queden hasta que deje de moverse. Quédate a su lado hasta que venga la policía, te arresten y te metan en la cárcel por homicidio. Pasa unos años en la cárcel y, cuando salgas, verás que tu mujer está con otro hombre y que tus hijos no quieren saber nada de ti. Entonces, como no tienes dónde vivir, busca un cajero automático y acomódate. Sólo tienes que esperar a que alguien te rocíe con gasolina y te prenda fuego y así acabe tu sufrimiento. No me digas que estas piedras no te cambian la vida.
Todo esto no se lo dije pero el día del examen, después de saber que había aprobado, le pregunté si él había traído la cabeza de ajos, porque yo no. Me dijo que él tampoco.
Entonces, me pregunto, ¿lo que me pasó fue cuestión de suerte y si me hubiera traído la cabeza de ajos hubiese sido magia?
Muchas preguntas se pueden hacer durante una hora cuando sabes que te cuesta 36 euros.
Por cierto, si una hora de prácticas de coche está a 36 euros: ¿a cuánto está una hora de vida?
3 comentarios:
Esa pielecilla del fuet es lo mejor. Reconócelo.
Ay la vida de estudiante... jejeje... vacaciones hasta el 12!!!
A ver si nos vemos un dia de estos, en nuestro tiempo libre, jejejeje.
Por cierto, encontre esto que a lo mejor a tu hermana le sirve:
http://www.artesanum.com/categoria-joyeria_y_bisuteria-4-1.html
Bon Nadal!
¿Te lo has sacado? ¡Pero si ahora ya tenías quién te llevara y te trajera, tontorrón! ;-) ¡Aaaaaaaaaaay, diegulín! Felicidades.
(¿Llegó lo mío?)
y
(tu profe de autoescuela me ha recordado al de Happy-Go-Lucky!)
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