Un accidente es más horrible cuanto más cerca de tu casa (de ti) suceda.
No es lo mismo un hombre atropellado por un menor en Iowa que tu vecino atropellado por un menor en la puerta de su casa.
Aunque nunca hubieras hablado con él, ni siquiera buenos días, ni siquiera una mirada, la cercanía del suceso lo convertirá en horrible, mientras que el caso de Iowa simplemente será anecdótico. Siendo los dos, para ti, personas desconocidas.
Aunque nunca hubieras hablado con él, ni siquiera buenos días, ni siquiera una mirada, la cercanía del suceso lo convertirá en horrible, mientras que el caso de Iowa simplemente será anecdótico. Siendo los dos, para ti, personas desconocidas.
El pasado lunes una mujer se tiró desde un octavo piso.
Quería suicidarse.
Al menos eso es lo que nos han dicho.
La mujer decide suicidarse tirándose desde el balcón de su casa.
En la acera, una pareja pasea.
Un hombre pasa, mejor.
Podría acabar aquí la noticia y me gustaría el sonido, cómo se lee, aunque no sería muy periodístico. Algo así sería:
Una mujer se tira desde un balcón.
En la acera, un hombre pasa.
Cuentos de terror en trece palabras.
Sería suficiente para enterarte de lo que ha pasado.
Microrrelatos de realidad.
Pues el pasado lunes, decía, una mujer decide acabar con su vida arrojándose desde un octavo. Un peatón que paseaba con su pareja recibió el brutal impacto de la mujer al caerle encima.
(Sí, todos hemos pensado en la madre de Amélie. El cine nos tiene cogidos por los huevos).
La mujer suicida murió en el acto; el peatón, horas más tarde.
En todas las noticias que he encontrado (por ahora, contrastadas a la buena de Dios: en unas el hombre es ucraniano, en otras español, en unas la mujer tiene 45 años y el hombre 50 y, en otras, a la inversa. Nos gusta el jugar con el lector, con el espectador ya no te digo, pero con el lector, para una vez que lo tenemos, nos gusta el jugar), en todas las noticias, dije, el peatón es el protagonista, el sujeto de la frase.
La mujer suicida queda en un segundo plano cuando nos enteramos de la noticia, es cierto.
Ella quería ser la protagonista y ha acabado siendo una actriz secundaria.
Y el actor secundario, es más, el extra que paseaba por la calle, se ha convertido en protagonista.
El papel de tu vida no lo eliges tú.
Y todo esto sucede en unos segundos.
Los mismos que puedes tardar en leer las trece palabras de antes.
Una mujer se tira desde un balcón.
En la acera, un hombre pasa.
Igual que en la noticia, la protagonista absoluta de la primera frase, la mujer, deja de serlo inmediatamente cuando aparece el hombre en escena. Es entonces cuando la acción se focaliza en él, casi olvidándonos por completo de la mujer que se tira pero, ciertamente comprendiendo que, sin ella, el hombre no elevaría su categoría de extra a protagonista.
Y el hombre se convierte en protagonista por cercanía, porque todos y cada uno de nosotros, cuando leemos la noticia, nos imaginamos paseando por debajo de balcones. Porque somos más los que paseamos que los que nos tiramos. De ahí el protagonismo.
Así, tanto en la noticia-relato como en la vida real, la mujer suicida, protagonista en un principio, deja de serlo en cuanto se estrella brutalmente contra el hombre.
Podríamos decir, pues, que la mujer mantuvo su protagonismo desde el octavo piso hasta el suelo, donde, por una cuestión de azar, delegó su protagonismo a un hombre anónimo que, probablemente, nunca quiso ese papel.
Esto que te cuento pasó el otro día aquí, en Viladecans, a doscientos metros de donde vivo. Paso por delante del piso de la suicida cada día.
Podría ir ahora, entre coma y coma, visitar el lugar de los hechos, hacer una foto de la sangre seca (espero que Telecinco nos muestre las imágenes de sangre seca, que las saque de donde quiera, pero esta noche el Piqueras tiene que darlo todo: si no hay sangre seca en la acera, esto no ha sucedido) y subirla al blog. Pero no lo haré porque estoy en calzoncillos jugando con Billie Jean. (Algún día te hablaré de Billie Jean).
Así que, al fin, puedo pensar: podría haber sido yo el hombre que pasa.
Y morir,
sí,
pero,
al menos por una vez en mi vida,
siendo el protagonista.
Ya tendremos tiempo de ser los protagonistas.
Hay veces que es mejor seguir siendo un extra.
Y ver la vida pasar.
3 comentarios:
Jefe,te veo triston,algo mas frivolo como proxima entrada,si me puedo permitir.Por cierto dime algo sobre el nuevo look de mi blog!!!.
Saludos
:-(
Efectivamente, hoy en el desayuno hemos hablado del hombre y luego de la mujer.
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