Tokio está bien para ir y hacernos vídeos que luego enseñaremos a nuestros amigos del Facebook, que son nuestros verdaderos amigos, en definitiva.
Tokio está bien sobre todo si no tienes los ojos rasgados.
Cuanto menos rasgados los ojos, mejor te parecerá Tokio.
Tokio no interesa a la gente con ojos rasgados. Sólo nos interesa a nosotros, que no los tendremos nunca si es que no los hemos tenido, o conseguido de alguna manera ilegal, ya.
Los ojos rasgados, digo.
En Tokio hay un paso de peatones por el que pasa gente.
Tokio tiene muchas luces de neón. De diferentes colores.
Y salones recreativos donde van los jóvenes que no tienen futuro.
Cuánto nos gusta pensar que ellos también tienen a ese tipo de jóvenes, que no es sólo cosa de nuestros hijos.
Lo del no tener futuro, digo.
En Tokio hay esas cápsulas (seguro que las has visto en Callejeros viajeros o en algún programa de este tipo. Parece que no hay nada más en Tokio) donde la gente que pierde el último tren se queda a dormir. También se quedan los borrachos y los ejecutivos que prefieren no volver a casa y despertarse cerca de la oficina al día siguiente.
No sería necesario imaginarse a qué deben de oler cada una de esas cápsulas.
Tokio tiene parques de árboles de hoja caduca y a los niños y niñas huérfanos del color les gusta seguir las instrucciones de cuatro americanos siempre que juegan allí.
En Tokio puedes pasear con bicicleta como te plazca.
En Tokio hay impersonators de Elvis por la calle.
The Killers se fueron a Tokio de vacaciones y, de paso, grabaron este vídeo, que no deja de ser un vídeo de unas vacaciones de cuatro veinteañeros con estilo hecho por alguien con estilo.
Luego lo colgaron en Facebook para que sus amigos lo pudieran ver.
Porque The Killers tienen muchos amigos.
Al tener tanto estilo.
Hoy en día, el estilo produce amigos.
De la misma manera que, hace ya algún tiempo, el sueño de la razón producía monstruos.
The Killers, te gusten más o menos, hacen buenas canciones mtv.
Tienen otras más muy buenas. He elegido esta por poner un ejemplo.
Dos últimos datos de interés:
1. El oxígeno que contiene el aire de Tokio se convierte en helio cuando entra en los pulmones.
Así, la gente de Tokio inspira oxígeno y expira helio.
2. En Tokio, incluso las orugas de peluche se cepillan los dientes.
Empiezo aquí un nueva serie de entradas que no sé cuánto durará, como todas las que he empezado hasta ahora. Pero, ¿acaso sabemos cuánto durará nuestra buena suerte?
Considera las entradas de este blog como si de una racha se tratase.
Buena o mala, eso ya depende de ti.
Esta nueva serie de entradas tendrá por título It's only MTV but I like it.
Parafraseando el título de una canción de los Rolling Stones, iré subiendo vídeos de canciones que me gustan y que no dejan de ser carne de MTV (como si hubiera algo malo en ello, como si me tuviera que disculpar, como si de una flagelación se tratase, así me comporto, como un auténtico idiota, but i like it).
Eso es todo, de eso tratará el tema, ¿qué te parece?
Voy con la primera.
1. God give me everything I want (Mick Jagger)
Lo mejor de esta canción es su videoclip.
Y lo mejor del videoclip es Shannyn Sossamon y esa sensación que transmite habitualmente, al menos a mí: esta chica fuma la mejor marihuana de todo el condado de Los Angeles.
La canción es un estribillo continuo, pero es que no necesita más.
Mick Jagger se mueve mejor que Lenny Kravitz, incluso doblándole la edad.
(Me da la sensación de que nunca veremos el entierro de Mick Jagger.
Qué cosas de pensar, ¿no? Me ha venido a la cabeza.
No me imagino el entierro de Mick Jagger. Ni siquiera el ataúd.
Ataúd, fonéticamente hablando, es mi palabra favorita.
No hay ninguna que suene con más fuerza ni rigor).
Lenny Kravitz hace su aparición estelar aunque yo no le oigo cantar. ¿Tú sí? Yo si le pongo mucha atención al asunto, todavía. Tocar la guitarra sí, algo tendría que hacer.
Me gusta el método utilizado para grabarlo: el Snorricam (hablo como si tuviese idea de lo que estoy diciendo. He investigado, joder. Para algo me pagan).
No te voy a poner ningún enlace porque luego no me lo clicas.
Mejor te pongo una foto de lo más explicativa.
Jennifer Connelly, guapa entre las guapas, durante el rodaje de Requiem por un sueño.
Ha quedado claro el tema.
(Al final del vídeo podrás ver una (innecesaria) foto parecida con Mick Jagger).
Viendo el vídeo me acordé de que un día Lenny Kravitz vino a comprar a la Fnac (donde trabajé, you know).
Un compañero me dijo: Lenny Kravitz está mirando dvds musicales.
La frase es antológica, no lo puedes negar.
Fui a comprobarlo y allí estaba, de cuclillas, sí, nena, de cuclillas, buscando sin demasiado interés entre los dvds musicales.
Le miré el culo, así, de cuclillas, porque un culo de cuclillas es algo que hay que admirar. Un culo de cuclillas es algo admirable. Un culo de cuclillas no es el mismo culo que cuando se pone en pie. Ya no es el mismo, deja de ser el mismo. Un culo en pie es lo que llamamos vulgarmente un culo. Pero un culo de cuclillas, eso no es tan común. Hoy poca gente se pone de cuclillas. Es algo que se ha ido perdiendo. Generación tras generación, cada vez menos gente de cuclillas. La gente prefiere arrodillarse o simplemente agacharse doblando la espalda, pero ponerse de cuclillas, pese a ser la mejor forma de coger algo del suelo sin riesgo de lesión lumbar, se lleva cada vez menos. Por eso, en aquella situación en la que me encontraba, con el culo de Lenny Kravitz de cuclillas a escasos dos metros, no pude hacer otra cosa que admirarlo.
Cuando se puso en pie me rasqué la barba e hice ver que iba buscando algo para algún cliente.
Un culo de cuclillas, piénsalo.
El videoclip transcurre en una ciudad norteamericana indeterminada.
¿Por qué sé que es norteamericana? Ni idea. Supongo que por el mismo motivo que sé que no es Cáceres.
Los Ángeles o Nueva York, podrían ser. La cuestión es que no me importa.
Los tres protagonistas (Mick, Lenny y Shannon) van de aquí para allá sin ton ni son: ahora una tienda de discos, ahora un garaje, ahora un supermercado, ahora una discoteca (qué demodé suena discoteca), ahora un matadero.
En fin, que se pasean porque sí, como si estuvieran probando la cámara, pero queda la mar de bien.
Esta entrada de hoy que me dispongo a hacer, esta relación que se me ha ocurrido, deriva de la presencia esta noche de Carmen Martínez-Bordiú en la tele.
Pero más que de la presencia de esta vividora, nieta de un dictador, de un asesino, más que la imagen de esta persona en la pantalla, decía, lo que más me ha inspirado esta entrada, esta comparación que me dispongo a hacer, han sido los entusiastas e incondicionales aplausos que continuamente le dedicaba la gente analfabeta del público. Por supuesto que los aplausos en un programa en directo están orquestados por un regidor, o quien coño sea que se ocupe de dirigir al rebaño. Pastor de plató, se debería llamar.
Pero la cuestión es que estos aplausos, alocados, asincopados y analfabetos, estaban dirigidos a la nieta de un asesino.
Y qué culpa tendrá ella, me preguntarás.
Ninguna, te contestaré.
Simplemente digo que esta noche, y no ha sido ni será la última, mucha gente ha estado aplaudiendo a la nieta de un dictador.
Y ha sido esta imagen, este aplauso cada dos por tres a cualquier gilipollez que salía por su boca, la que me ha inspirado, repito, esta entrada.
Y sobre todo ha sido la gente, los analfabetos que se amontonaban como residuos en las sillas detrás de los invitados, con sus vítores y aplausos, los que me han hecho recordar un vídeo de Sarah Silverman.
En especial el estribillo: Jewish people driving german cars.
Así que, resumiendo, mientras miraba a la Bordiú pensaba en Sarah Silverman.
En fin, como reza el título de un maravilloso libro de Óscar Tusquets, Todo es comparable.
I love you more
I love you more than bears love honey I love you more than Jews love money I love you more than Asians are good at math I love you even if it's not hip I love you more than black people don't tip I love you then Puerto Ricans need baths
I love you more than girls love dolls I love you more than dogs love balls I love you more than the white stuff in a zit I love you Like Gary Busey I love you more than dykes love pussy I love you more than my aftershow monster bong hit
Jewish people driving German cars Jewish people driving German cars Jewy people buying German cars What the cock is that shit?
But maybe it's like Take Back the Night Maybe it's like how bleeding hearts grow old and swing to the right Maybe it's like when a faggot calls himself a faggot
Jewish people driving german cars It's the opposite of FUBU... But maybe it's Patty Herst siding with her kiddnappers Maybe it's South African miner-killing diamond-wearing gangster rappers Maybe it's like when black guys call each other niggers
A través de la (más que recomendable) web de Kiko Amat, me encuentro con este documental (dejémoslo ahí, para abreviar) titulado Los chicos de los discos, sobre vinilos, coleccionismo, -istas de, en la ciudad de Barcelona.
Curioso y entrañable.
Rodado con más pasión que técnica. Pero, quién soy yo para decir eso.
No sé quién soy yo para decir eso pero los testimonios de Miqui Puig y de Iván Sabotaje parecen sacados de un búnker. A finales de los ochenta. En Serbia.
Luz. Ostia.
Me ha faltado luz por momentos.
Qué bendición cuando aparece el Kiko y esa luz por la espalda iluminando su estantería de vinilos.
(Estoy viendo la repetición de la final de la NBA y Garnett se acaba de caer encima del hijo de Jack Nicholson.)
En fin, un entretenimiento por si no tienes nada que hacer este sábado.
Mañana sábado y el domingo, mi hermana, entre otras artistas de la farándula, artesanas caprichosas que se empeñan en moldear ideas con las manos, formarán un sarao con un objetivo común: vender todo lo que les sale del corazón.
Pocas ocasiones tendrás de comprar algo que haya salido de un corazón, humeante y rojo, para luego ser esculpido por unas manos temblorosas de emoción, de la emoción que sobreviene al estar creando algo bonito.
Yo iré el domingo por la tarde.
Lo digo por si no quieres cruzarte conmigo por lo que sea, así te organizas el fin de semana.
Aquí te dejo la web del sarao, el cartel y el mapa.
El otro día, durante la promoción de una nueva peli (Grown Ups), se coló una serpiente en el set, por llamarlo de alguna manera (balsa sería otra), donde se encontraban Salma Hayek, Maria Bello y Maya Rudolph.
Una serpiente que, por otro lado, ningún espectador ve.
El histerismo de la Hayek, ¿una forma de promoción?
Hace un tiempo hablé del grito Wilhelm.
No voy a hablar de nuevo. Ahora incluso lo están utilizando en un anuncio.
Este es el vídeo que subí en su momento, una recopilación de algunas películas donde se ha usado este grito.
Qué más dará. Qué más da todo lo que te voy a explicar.
Fui a Vinçon.
De vez en cuando me gusta entrar ahí y pasearme y mirar precios, que es lo único que se puede hacer en esta tienda.
Casi siempre que he comprado algo ha sido para otra persona. Quiero decir que veo algo que le podría gustar a alguien pero sé que ese alguien no se lo compraría y entonces se lo compro yo.
Hace un tiempo le compré un zoom, una especie de catalejo 2.0, a mi padre, para que pueda observar con detalle los cuadros en un museo.
No había nada más snob, si es lo que ibas a decirme.
Estuve buscando uno para mí pero estaban agotados. Me hicieron un favor.
Pues ayer le compré a Sheila una cámara Fisheye que siempre me había dicho que le gustaba. Todavía no le he comprado nada para su cumpleaños. Soy un desgraciado.
Esta cámara no es el regalo de cumpleaños, es sólo un detalle para agradecerle la bonita manera que tiene de quererme. Siempre creciendo.
Salí de Vinçon y bajé por PauClaris hasta la Laie.
Siempre hago los mismos recorridos.
Bajando siempre me gusta mirar este callejón.
Una vez entramos, Sheila y yo.
Creo que la mayoría de casas estaban ocupadas por empresas.
En fin, qué más da. Siguiendo por PauClaris camino detrás de dos mujeres.
Una le cuenta a la otra que tenía pensado ir al sureste asiático. Dice que un amigo de su pareja tiene un bar en Menorca. Que vive seis meses allí y los otros seis en Camboya o donde diablos quiera que viva. La cuestión es que la una va contando eso y la otra no deja de mirar los escaparates por donde van pasando, o simplemente mira su reflejo en los escaparates, sin hacerle ni caso a su acompañante. La mujer viajera es consciente de que la otra no está escuchando pero ella sigue hablando, de alguna manera, contándose su propia historia.
Hay gente que necesita narrarse para sentirse vivo.
Y así van caminando las dos, la una hablando y la otra mirándose en el reflejo.
Entonces, y no sé por qué, justo antes de llegar a la librería, pienso en MontserratCaballé.
Me imagino yendo a su casa (siempre he pensado que la Caballé vive en un piso justo encima del Liceo) y ella que saldría a recibirme a la puerta. Me invitaría a pasar (¿cómo habría llegado yo hasta allí? No lo sé) y me ofrecería un café o un té y una bandeja de galletas.
En las paredes habría fotografías de sus grandes funciones.
Fotos en blanco y negro.
No sé de qué hablaríamos.
Pero yo la escucharía.
Por fin llego a la Laie que es, como te he dicho cien veces o más, mi librería favorita de Barcelona.
No tengo pensado comprarme nada. Veo un libro que recomendó Zarraluki, El anorak de Picasso. Lo hojeo y lo huelo y lo vuelvo a dejar donde estaba.
Paseo por la librería cual jubilado.
Al final me compro una peli: La caza, de Carlos Saura.
Cuando voy a pagar me cruzo con el MàgicAndreu. Me hago a un lado para que pase.
Dejo pasar a un mago. Está mayor y ha engordado, si es lo que querías saber.
Salgo de la librería y voy a Paseo de Gracia y cojo un autobús que me lleve a otro sitio para coger otro autobús. Como si de una metáfora de la vida se tratase.
Primero cojo el 7. Antes de coger el segundo, me paro en el quiosco de Pza. Mª Cristina y me compro: la Cuore, la Time Out, la CahiersduCinema y una lata de Coca-Cola.
Iluminado, al fondo, el quiosco.
Me bebo la Coca-Cola dentro del autobús.
Aún quedan diez minutos para que arranque.
Al fondo, el edificio de Planeta donde trabajó Gabriela y donde la gente entraba y salía sin parar, pasando la tarjetita sin sacarla ni siquiera del bolso o del bolsillo.
Cuando llego a Viladecans, Sheila me espera con el coche y vamos hasta nuestra zona residencial particular, a nuestro PacificPalisades del BaixLlobregat.
Aquí vivimos, entre palmeras y piscinas y gatos callejeros a los que alimentar. El otro día vi una abubilla.
Estuvo caminando por el jardín, como si todo aquello le perteneciera.
Y, de alguna manera, así es.
Levantó el vuelo en cuanto notó mi presencia y desapareció tras un árbol.
Oye, el último de RufusWainwright no está nada mal.
Vamos a dejarlo claro: es muy bueno.
Lo estoy escuchando en el Spotify.
De vez en cuando un anuncio de Evax. Pero bueno, es el precio que hay que pagar.
La interrupción.
Al menos tienen la decencia de publicitar entre canciones.
(Esto es un vídeo de promo del último disco del Wainwright, Alldays are nights: SongsforLulu)
En cambio, en Telecinco, el hueco del ascensor de un edificio abandonado, dieron un paso más allá al interrumpir una actuación (2:24) para dar paso (he escrito paso dos veces en la misma frase, lo sé, nena) a una llamada. De alguien del público. De alguien que concursaba. No del rey. No del príncipe. De alguien con sangre roja. En concreto, para dar paso a una llamada de Pilar, de Manresa.
Puedes oír cómo la cantante pregunta: ¿Y para eso vengo yo de Sevilla?
La respuesta es clara: sí, para esto has venido tú de Sevilla. Para demostrarle a toda Españñña que:
1. el respeto está pasado de moda, is so '9o!
2. la degradación humana no tiene límites, éste es un paso más.
3. No te cagues en su madre, TaniaLlaseras es una simple marioneta que maldice el día en que se fue de La Sexta (aunque no tanto cuando ve su nómina).
4. Y, por último, si Belén Esteban hubiera estado bailando en el escenario, nadie te habría interrumpido.
Sin duda es bastante punk lo que le hacen a la tal Isabel Luna que, por otro lado, no ha podido tener mejor propaganda.
De todas formas, tratándose de T5, ¿alguien esperaba respeto a estas alturas?
Yo no. Es, en parte, el proceso lógico.
Es lo que tiene la putrefacción: sigue un curso inexorable.