Noto hormigas por mi espalda porque hay hormigas en el sofá por mis piernas las noto de vez en cuando pero no son hormigas es ya la sensación, la costumbre, me quito hormigas de la barba pero no son hormigas, es ya la sensación, no hay nada allí donde noto hormigas
leo columnas y blogs que me gustan luego miro y descubro que la gente que lo ha escrito tiene diez veinte años menos que yo y ya no me gustan tanto ya no me gustan absolutamente nada es una auténtica mierda lo que hace unos segundos era brillante ahora es verdadera escoria
qué hago
los mato
pregunto
hoy en barcelona un mosso d'esquadra persiguió a un hombre que supuse había robado algo luego vinieron más mossos y más policía, un mosso le retorcía la pierna al hombre en el suelo a simple vista no parecía un peligro pero allí estaban cinco mossos d'esquadra y dos policías y tres seguratas el hombre boca abajo miraba hacía arriba mientras el mosso lo retenía como en las películas, no he sentido nada al ver la escena ningún sentimiento ha pasado por mi cabeza ni siquiera me ha recorrido la espalda un escalofrío ni nada por el estilo y quizá me he asustado de mi sequedad, y si estoy ya seco de sentimientos, pregunto, podría haberme sentado allí mismo y haber encendido un cigarrillo en el supuesto caso que fumara pero me he dado la vuelta y he cruzado la calle cuando el semáforo se ha puesto en verde pensando en mi sequedad
en mi posible desierto interno
luego me he comprado Kafka va al cine (H. Zischler), Unos buenos zapatos y un cuaderno de notas (Chéjov) y Aullido (Ginsberg), que son tres libros que hacía tiempo que quería
suave es la noche, hace un par de días que puedo dormir sin sudar,
sólo nos llegan imágenes de un partido de béisbol si sucede algo extraordinario, como que una paloma cruce en el momento de batear o cosas por el estilo,
si nunca pasara nada extraordinario en ese deporte, dejaríamos de recibir imágenes y, seguramente, lo olvidaríamos o pensaríamos que ya no existe,
y ahora pienso en lugares donde nunca pasa nada extraordinario, lugares de los que no tenemos imágenes ni constancia de que existan, ninguna paloma se atreve a cruzar esos lugares, tantos lugares de los que nunca sabremos nada, que olvidaremos o, simplemente, pensaremos que no existen, tantas personas y tantas cosas,
quién decide lo que es extraordinario y lo que no lo es
pregunto
noto hormigas por mi nuca, pero no son hormigas, aunque acabo de ver una, pero estaba lejos y no parecía querer molestarme, pienso en si las hormigas se propusieran molestarnos, no tendríamos nada que hacer, estaríamos perdidos
incluso más que ahora
es mejor andar descalzo que con unas botas baratas (Chéjov)
el otro día vi esta macabra secuencia de fotos, sacadas del
World Press Photo 2010, y me sentí avergonzado de esta raza humana a la que pertenezco, más que vergüenza, desolación, impotencia,
en cierto modo, pensé, no sé por qué, me siento responsable de esto, lo hago mío aunque no tenga nada que ver conmigo, igual que hago mía la belleza de una mariposa amazónica o la de un cuadro de Caravaggio,
soy, de alguna manera, uno de los que lanza las piedras
o quizá el hombre de la pala
pero, sin duda, alguien de quien avergonzarse.