Odio a toda esa gente que disfruta en un lugar donde me gustaría haber estado.
Ya me entiendes. Tú también.
Esas caras de entusiasmo y tú viéndolo en youtube.
Odio a todas estas personas que rodean a la banda. La primera vez que vi el vídeo pensaba que era un coro. Qué coño hace esa gente ahí. No puedo odiarlos más. Porque está claro que esta gente no ha pagado como paga aquel que va a un concierto. Tienen cara de entrar gratis en todos los saraos. Viven cerca de Central Park. (Como si yo supiera qué significa eso).
Los odio porque en sus caras veo reflejado el poco esfuerzo con el que lo consiguen todo. Y una de esas cosas ha sido colarse en esta grabación, en este vídeo.
De todas formas, el vídeo me recompensa con un ligerísimo retraso imagen-sonido. Hay un ligerísimo retraso de la imagen en este vídeo, fíjate, ni un segundo, yo qué sé, muy poco, ligerísimo, ya dije. Y es con eso con lo que más disfruto, viendo cómo se mueven, ¡parece que estén escuchando otra canción!
Idiotas.
Ya no les odio tanto mientras los veo ahí, siguiendo el ritmo de una canción que parece sonar en sus cabezas.
Imbéciles.
Mira cómo siguen el ritmo haciendo palmas, hacia el 2:15, qué estúpidos, ¡no dan ni una! ¡Escuchad la batería!, grito siempre que los veo ahí, arrítmicos y felices.
Hay chicas que se llevan el pelo de un lado a otro, como si aquello fuera un anuncio. ¡Seguid el ritmo y dejad vuestra melena!
Idiotas. Os odio.
Y a Bob Dylan más, claro, por permitir que estos estúpidos incompetentes bailen a su alrededor de una manera patética y atroz .
Exhibición de atrocidades.
Imbéciles.
No sabéis lo mucho que disfruto con vosotros gracias a este ligerísimo retraso de la imagen.
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