Con todo su poderío y su malrollismo.
Meditación transcendental era, ¿no?
Dicen que si lo consigues ver de principio a fin se te aparece el Hombre Misterioso, te ofrece un teléfono y te pregunta si le puedes pedir un taxi. Tú llamas, pides un taxi, el taxi viene, recoge al Hombre Misterioso y se va. Tú te quedas con el teléfono en la mano. Al cabo de un rato suena. Contestas. Es tu abuela, que si vienes a comer el domingo. Qué día es hoy, le preguntas. Domingo, te responde, y empieza a reírse, pero no es su risa, sino la del Hombre Misterioso.
Y así podría seguir horas.
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