En este mini documental entrevista llámalo como quieras, Vila-Matas dice cosas que me gustan y con las que me siento identificado.
Enrique me representa.
Enrique, me representas.
Además, está hecho con buen gusto, lo que hoy en día es ya algo fuera de lo común. Es ya algo.
Aprovecho para recomendarte Una vida absolutamente maravillosa. Es una puta locura lo bueno que es.
Cuando Vila-Matas muera, que quiten el puto obelisco de Passeig de Gràcia-Diagonal y que le pongan una estatua, ahí. Una figura con gabardina, dando un paso largo, pelo despeinado por el viento. Ahí su estatua. Si Vila-Matas fuera extranjero, este proyecto ya estaría en marcha. Antes tendremos una Plaça Paul Auster en Gràcia. Al tiempo.
Lo dicho, hazte con ese libro.
Y la estatua, ahí.
El obelisco a la mierda el obelisco.
Ahí para siempre más el Vila-Matas.
Y flores a sus pies.
martes, septiembre 25, 2012
viernes, septiembre 14, 2012
requiem
Qué melodía tendremos en la cabeza antes de morir.
Cuál será la última canción que cantemos.
Quizá alguna de la infancia, quizá otra al azar, que ni siquiera nos gustaba.
Quizá nada, quizá no cantamos nada.
Quién sabe.
Nadie lo sabe.
A partir de este momento, después de advertir esa melodía silbada (1:32), Suspiros de España no podrá escucharse sino como un requiem.
Cuál será la última canción que cantemos.
Quizá alguna de la infancia, quizá otra al azar, que ni siquiera nos gustaba.
Quizá nada, quizá no cantamos nada.
Quién sabe.
Nadie lo sabe.
A partir de este momento, después de advertir esa melodía silbada (1:32), Suspiros de España no podrá escucharse sino como un requiem.
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canciones,
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pliegue de piel
La ausencia de párpados.
Es allí
donde el terror habita.
Todos los secretos escondidos
en una membrana
que ahora
no se ve.
El diablo baila su danza macabra
dentro de párpados ausentes.
La locura humana
definida
por ese ligero matiz gestual,
ese pequeño
pliegue de piel
que guarda o descubre el espanto
infinito.
La mirada perdida,
mirando más allá de cualquier objeto visible,
mirando a través del tiempo,
quizá al pasado inmediato,
quizá al siniestro futuro.
No
hay
esperanza.
Es allí
donde el terror habita.
Todos los secretos escondidos
en una membrana
que ahora
no se ve.
El diablo baila su danza macabra
dentro de párpados ausentes.
La locura humana
definida
por ese ligero matiz gestual,
ese pequeño
pliegue de piel
que guarda o descubre el espanto
infinito.
La mirada perdida,
mirando más allá de cualquier objeto visible,
mirando a través del tiempo,
quizá al pasado inmediato,
quizá al siniestro futuro.
No
hay
esperanza.
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