Ayer hizo tanto viento que las calles cambiaron de sitio.
Hoy han tenido que venir unas grúas enormes para dejarlas como estaban. Las que subían, ahora bajaban; las que iban, ahora venían.
Los semáforos también sufrieron los efectos. El verde cambió al lugar del rojo y el rojo voló por los aires.
También la gente que caminaba por la calle fue víctima del viento.
Brazos y piernas volaban por los aires y se intercambiaban de dueño. Todos tenían un poco de todos.
Hoy todavía se recogen niños de los árboles.
El viento también ha transportado palabras, y cosas que se dijeron bajito han acabado llegando a los oídos de las personas mencionadas.
Ayer se acabaron muchos secretos.
1 comentario:
Pues ya se podían haber volado también todas las oficinas o lugares de trabajo.
Esta mañana, a las 8:00, para mi desgracia, el mío seguía en pie. Muy ventilado, eso también.
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