Lo recuerdo vagamente.
Una musicoterapeuta venía y les ponía música a un grupo de presos.
Estaban en una habitación pequeña y la mujer utilizaba un aparato muy rudimentario.
La mujer les iba poniendo música y les preguntaba qué sensaciones les producía.
En un determinado momento sonó el aria Nessun Dorma.
Al acabar, la mujer le preguntó a uno de los presos qué le había parecido.
El preso dijo que no había entendido el idioma pero que aquello había sido bueno para él.
No sé a qué venía esto ahora.
Supongo que esas palabras del preso se me quedaron grabadas.
Porque, al fin y al cabo, lo que había sentido aquel hombre es lo mismo que puedes sentir tú y yo.
1 comentario:
Aquí en mi tienda las horas que no pasan son placenteras porque puedo leerte.
Hace poco estuve escuchando las diferentes versiones de Nessun Dorma que existen en You Tube, para que aquellas horas que tampoco pasaban fuesen placenteras...Y ha sido bueno para mí también, sobre todo cuando descubrí a di Stefano.
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