viernes, agosto 31, 2007
se nos va
Agosto se nos va de las manos. Qué frase más cutre, joder.
Lo único bueno de que se acabe agosto es que se estrena Death Proof.
El lunes buscadme en el cine.
hi ha la lluna que fa llum
Hace unos diez años pasé por una etapa cantautoril en castellano.
Prácticamente toda la música que escuchaba pertenecía a cantautores españoles o hispano-americanos.
Durante esta época me hice con una recopilación llamada Cantautoraes. En ella se recogían algunas de las canciones más emblemáticas de este movimiento, desde los años sesenta al día de hoy. Chico Buarque, León Gieco, Sabina, Aute, por nombrar algunos, formaban esta recopilación.
Entre ellos me encontré a Sisa, cantando Qualsevol nit pot sortir el sol. Era la primera vez que escuchaba esta canción. Fue un gran descubrimiento, quizá mi canción favorita de aquella recopilación, una nana amable y comunista, joya de una corona recortada en cartón y pintada con plastidecores.
Eso fue hace unos diez años.
Hoy soy vecino de Sisa. Vive enfrente y lo veo cuando sale al balcón a tender su ropa. Y ayer volví a escuchar Qualsevol nit.... Esta vez en directo, la canción salía por la ventana abierta. Sisa cantaba la canción mejor que nunca mientras rasgaba su guitarra de forma austera.
Me quedé escuchándolo hasta que terminó, en mi palco improvisado, con el tendedero a mi lado.
Era una noche clara y tranquila.
Etiquetas:
escenas,
redescubriendo,
tonterías varias
jueves, agosto 30, 2007
bendita ciudad
Para todos aquellos a los que os interese la música, en general, quizá os guste este documental que se presentará el miércoles 19 de septiembre en el CCCB.
Yo no podré ir porque no estaré en esta bendita ciudad.
Y si además da la casualidad de que os gustan Nouvelle Vague, pues dos pájaros de un tiro.
miércoles, agosto 29, 2007
no hace falta
Cada vez leo menos.
Quiero decir que no dejo de leer, pero hace tiempo que no me acabo ningún libro. Y no me siento mal.
Por eso, si me preguntaseis "cuántos libros te has leído en los últimos meses" os respondería "ninguno" o "uno". No porque no quiera o no me gusten, sino porque penetra en mí una angustia temporal que hace que me colapse.
He llegado a visualizarme devorando literalmente un libro, sentado en el suelo, arrancándole las páginas y comiéndomelas con los ojos cerrados de placer. Ésa sería la única manera de leer todo lo que me falta por leer. Y aún así creo que no me daría tiempo.
Me puedo llegar a comprar un libro cada día durante un mes de locura frenética. Puede que sea una enfermedad, no lo sé. Lo único que sé es que tengo que estar leyendo tres o cuatro libros a la vez.
Hace tiempo que no tengo sólo un libro en la mesita de noche.
A día de hoy se pueden contabilizar unos treinta. La semana que viene puede que cuarenta. Y no quiero seguir comprando libros porque me quiero ir a otro piso y a veces pienso en la mudanza.
Ayer me compré Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino.
Todo este rollo para proclamar, sin sonrojarme lo más mínimo, una máxima que me invento ahora mismo y me quedo tan ancho, como cuando acabas una comilona y te estiras en el sofá (en negrita y todo): no hace falta acabarse un libro para haberlo leído.
La última página de un libro no significa nada, sólo un final para el autor y, a veces, ni siquiera eso.
Me he acabado libros que si hoy me preguntáis qué tal os podría contestar "no me acuerdo, recuerdo que me gustó, sí, era sobre un tío que se tiene que ir a otro país, blabla, no está mal". Y creo que a la mayoría de vosotros os pasará lo mismo.
Es decir, ¿sirve de algo acabarse un libro? Yo digo que no.
Lo que sirve es disfrutar con aquello que estás leyendo, ya sea un párrafo, una frase o una palabra. Disfrutar. Tener curiosidad por este autor, por ese movimiento cultural, por la cultura en general. Releer una parte y observar cómo lo ha hecho el autor para escribir algo que te guste tanto. Que aquello que leas te sirva para algo, que sirva para hacer de ti, a poder ser, una mejor persona. La máxima finalidad de leer.
Claro que si estamos disfrutando tanto del libro que nos lo acabamos, seamos sensatos, no tendría lógica dejarlo a medias. No estoy diciendo eso.
Aunque, no sé si os ha pasado, también muchas veces he dejado de leer un libro porque me gustaba demasiado y no quería que acabase. Como si finalizarlo fuese destruirlo, hacerlo desaparecer. No sé. Que estoy mal de la cabeza, ¿no?
Igual que con algunas canciones, cuando decimos "escucha esta parte, es muy buena" o como pasa en algunas películas cuando una escena nos impacta y se queda en nuestra memoria como resumen de esa película.
Estoy hablando más de novelas que de cuentos, eso sí.
Por supuesto que muchos de vosotros no estaréis de acuerdo conmigo, por eso mismo expongo mi teoría, si se puede llamar así, que es, repito, la siguiente: no hace falta acabarse un libro para haberlo leído.
Nada más por hoy.
Espero un aluvión de comentarios en los que me tachéis de inculto, entre otras cosas.
Quiero decir que no dejo de leer, pero hace tiempo que no me acabo ningún libro. Y no me siento mal.
Por eso, si me preguntaseis "cuántos libros te has leído en los últimos meses" os respondería "ninguno" o "uno". No porque no quiera o no me gusten, sino porque penetra en mí una angustia temporal que hace que me colapse.
He llegado a visualizarme devorando literalmente un libro, sentado en el suelo, arrancándole las páginas y comiéndomelas con los ojos cerrados de placer. Ésa sería la única manera de leer todo lo que me falta por leer. Y aún así creo que no me daría tiempo.
Me puedo llegar a comprar un libro cada día durante un mes de locura frenética. Puede que sea una enfermedad, no lo sé. Lo único que sé es que tengo que estar leyendo tres o cuatro libros a la vez.
Hace tiempo que no tengo sólo un libro en la mesita de noche.
A día de hoy se pueden contabilizar unos treinta. La semana que viene puede que cuarenta. Y no quiero seguir comprando libros porque me quiero ir a otro piso y a veces pienso en la mudanza.
Ayer me compré Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino.
Todo este rollo para proclamar, sin sonrojarme lo más mínimo, una máxima que me invento ahora mismo y me quedo tan ancho, como cuando acabas una comilona y te estiras en el sofá (en negrita y todo): no hace falta acabarse un libro para haberlo leído.
La última página de un libro no significa nada, sólo un final para el autor y, a veces, ni siquiera eso.
Me he acabado libros que si hoy me preguntáis qué tal os podría contestar "no me acuerdo, recuerdo que me gustó, sí, era sobre un tío que se tiene que ir a otro país, blabla, no está mal". Y creo que a la mayoría de vosotros os pasará lo mismo.
Es decir, ¿sirve de algo acabarse un libro? Yo digo que no.
Lo que sirve es disfrutar con aquello que estás leyendo, ya sea un párrafo, una frase o una palabra. Disfrutar. Tener curiosidad por este autor, por ese movimiento cultural, por la cultura en general. Releer una parte y observar cómo lo ha hecho el autor para escribir algo que te guste tanto. Que aquello que leas te sirva para algo, que sirva para hacer de ti, a poder ser, una mejor persona. La máxima finalidad de leer.
Claro que si estamos disfrutando tanto del libro que nos lo acabamos, seamos sensatos, no tendría lógica dejarlo a medias. No estoy diciendo eso.
Aunque, no sé si os ha pasado, también muchas veces he dejado de leer un libro porque me gustaba demasiado y no quería que acabase. Como si finalizarlo fuese destruirlo, hacerlo desaparecer. No sé. Que estoy mal de la cabeza, ¿no?
Igual que con algunas canciones, cuando decimos "escucha esta parte, es muy buena" o como pasa en algunas películas cuando una escena nos impacta y se queda en nuestra memoria como resumen de esa película.
Estoy hablando más de novelas que de cuentos, eso sí.
Por supuesto que muchos de vosotros no estaréis de acuerdo conmigo, por eso mismo expongo mi teoría, si se puede llamar así, que es, repito, la siguiente: no hace falta acabarse un libro para haberlo leído.
Nada más por hoy.
Espero un aluvión de comentarios en los que me tachéis de inculto, entre otras cosas.
martes, agosto 28, 2007
lunes, agosto 27, 2007
olor de baba
Mis mejores ideas me vienen a la mente justo antes de dormirme, tumbado en la cama, las ideas parece como si subieran de mis tobillos por mis piernas hacia mi estómago y luego por los brazos hasta el cuello y más tarde al cerebro.
Algunas de ellas las recuerdo y las apunto al día siguiente. Otras se me escapan con la baba y descansarán para siempre filtradas en el algodón de mi almohada, con ese olor de baba en la almohada para siempre.
Un día de estos sacudiré la almohada y recogeré algunas ideas que se me escaparon, aunque sólo queden trozos o tenga que unirlas como un puzzle baboso. Algo será algo.
Todo este rollo para decir que hoy no voy a escribir nada. Está bien, ¿no? También lo hacen algunos columnistas de diarios importantes y ellos viven de eso.
Os dejo con una enfermedad interesante, curiosa al menos, llamada sinestesia.
sábado, agosto 25, 2007
francis kapranov
Durante unos meses estuve trabajando en una perfumería de Mannheim, una ciudad a las afueras de Frankfurt. Era un lugar tranquilo, rodeado de bosques y castillos.
La perfumería estaba ahí, como sin saber qué hacer exactamente. Si hubiese tenido hombros, estaría encogiéndolos continuamente. No sé a quién se le ocurriría poner una perfumería en un lugar como ese.
No teníamos mucha clientela: una anciana adinerada de la zona, un joven amante, algún que otro turista despistado y Francis Kapranov, un viejo vagabundo ruso que había recalado en Mannheim en busca de un supuesto tío del que iba a heredar un castillo. Nunca nadie vio a ese tío.
Pero eso era lo de menos. Lo que desde el principio me pareció realmente enigmático de Francis era que cada día, a las seis de la tarde, entraba en la perfumería, cogía siempre el mismo perfume de mujer y dejaba caer algunas gotas sobre su cuello. Ninguno de nosotros le decía nada, de hecho, es algo que un cliente puede hacer con total libertad.
Había algo en sus ademanes, algo extrañamente mágico; puede que la parsimonia con la que elegía los gestos, esos gestos que se convertían en una ceremonia cada día, a las seis de la tarde. Luego, cuando acababa, nos sonreía y salía cauteloso y elegante. Nos sonreía a mi y a Claudette, la dueña de la perfumería, una elegante francesa que vino hace quince años de visita a Mannheim y se quedó "hasta que me canse y tenga ganas de enamorarme de otro lugar".
Pasaban los días, los meses, y Francis Kapranov continuaba apareciendo cada tarde, a las seis, para recrear su ceremonia con el perfume. Mientras, cada tarde igual, Claudette y yo dejábamos lo que estuviéramos haciendo y sucumbíamos ante la gestualidad de Francis.
Uno de los primeros días de estar trabajando allí, le pregunté a Claudette si sabía algo de ese vagabundo que entraba cada tarde. Me explicó lo del supuesto tío y la herencia del castillo. Pero cuando le pregunté por qué siempre hacía lo mismo, con el mismo perfume, a la misma hora, Claudette se quedó callada. Más tarde me dijo "algún día te lo contaré, hoy no quiero ponerme triste".
Con gran impaciencia estuve esperando ese día, aunque nunca presioné a Claudette para que me lo contase. Y ese día llegó.
Una tarde, poco después de que el viejo Francis saliera de la perfumería, Claudette se me acercó mientras yo estaba ordenando unos pequeños frascos.
"Son los pequeños detalles los que nos ayudan a vivir".
Su voz sonó tranquila y pausada. Me incorporé y me di la vuelta. Allí estaba Claudette, con las manos cruzadas sobre su vientre. No dije nada y dejé que continuase hablando.
"Ese era el perfume que usaba su mujer. Murió en un accidente, hace ya cinco años. El anciano no pudo superar su muerte y se abandonó por completo. Empezó a vivir en la calle, en esos bancos cerca de la estación. Hasta hoy."
Claudette hizo una pausa. Afuera empezaba a oscurecer y el frío viento del norte hacía danzar las ramas de los árboles.
"Su mujer usaba ese perfume. Supongo que es una manera de tenerla cerca, rodeándole el cuello, cada tarde. Francis necesita saber que aquí, en esta perfumería, de una u otra manera, vive su mujer. Dentro de ese frasco de perfume habita su gran amor. Y cada tarde, a las seis, la hora de su muerte, el anciano reanimará ese cuerpo, recordará tiempos pasados y vivirá otros nuevos. Cada tarde saldrán a pasear. Ella le explicará lo que hizo hoy antes de que él viniese y él le propondrá mil lugares a donde ir. Luego se quedará dormido en su banco y soñará con ella. Al día siguiente se despertará antes de las seis y la vendrá a buscar de nuevo."
Claudette esquivaba la mirada por pudor a que me fijara en sus ojos vidriosos.
"Todos vivimos gracias a pequeños detalles, aunque no nos demos cuenta, pequeñas supersticiones, pequeños ritos que construimos día tras día. Son necesarios. Sin ellos, la vida sería insoportable."
Nos quedamos en silencio durante un largo rato.
Continué ordenando los pequeños frascos de perfume.
Luego Claudette abrió la puerta y dejó pasar el aire frío.
La perfumería estaba ahí, como sin saber qué hacer exactamente. Si hubiese tenido hombros, estaría encogiéndolos continuamente. No sé a quién se le ocurriría poner una perfumería en un lugar como ese.
No teníamos mucha clientela: una anciana adinerada de la zona, un joven amante, algún que otro turista despistado y Francis Kapranov, un viejo vagabundo ruso que había recalado en Mannheim en busca de un supuesto tío del que iba a heredar un castillo. Nunca nadie vio a ese tío.
Pero eso era lo de menos. Lo que desde el principio me pareció realmente enigmático de Francis era que cada día, a las seis de la tarde, entraba en la perfumería, cogía siempre el mismo perfume de mujer y dejaba caer algunas gotas sobre su cuello. Ninguno de nosotros le decía nada, de hecho, es algo que un cliente puede hacer con total libertad.
Había algo en sus ademanes, algo extrañamente mágico; puede que la parsimonia con la que elegía los gestos, esos gestos que se convertían en una ceremonia cada día, a las seis de la tarde. Luego, cuando acababa, nos sonreía y salía cauteloso y elegante. Nos sonreía a mi y a Claudette, la dueña de la perfumería, una elegante francesa que vino hace quince años de visita a Mannheim y se quedó "hasta que me canse y tenga ganas de enamorarme de otro lugar".
Pasaban los días, los meses, y Francis Kapranov continuaba apareciendo cada tarde, a las seis, para recrear su ceremonia con el perfume. Mientras, cada tarde igual, Claudette y yo dejábamos lo que estuviéramos haciendo y sucumbíamos ante la gestualidad de Francis.
Uno de los primeros días de estar trabajando allí, le pregunté a Claudette si sabía algo de ese vagabundo que entraba cada tarde. Me explicó lo del supuesto tío y la herencia del castillo. Pero cuando le pregunté por qué siempre hacía lo mismo, con el mismo perfume, a la misma hora, Claudette se quedó callada. Más tarde me dijo "algún día te lo contaré, hoy no quiero ponerme triste".
Con gran impaciencia estuve esperando ese día, aunque nunca presioné a Claudette para que me lo contase. Y ese día llegó.
Una tarde, poco después de que el viejo Francis saliera de la perfumería, Claudette se me acercó mientras yo estaba ordenando unos pequeños frascos.
"Son los pequeños detalles los que nos ayudan a vivir".
Su voz sonó tranquila y pausada. Me incorporé y me di la vuelta. Allí estaba Claudette, con las manos cruzadas sobre su vientre. No dije nada y dejé que continuase hablando.
"Ese era el perfume que usaba su mujer. Murió en un accidente, hace ya cinco años. El anciano no pudo superar su muerte y se abandonó por completo. Empezó a vivir en la calle, en esos bancos cerca de la estación. Hasta hoy."
Claudette hizo una pausa. Afuera empezaba a oscurecer y el frío viento del norte hacía danzar las ramas de los árboles.
"Su mujer usaba ese perfume. Supongo que es una manera de tenerla cerca, rodeándole el cuello, cada tarde. Francis necesita saber que aquí, en esta perfumería, de una u otra manera, vive su mujer. Dentro de ese frasco de perfume habita su gran amor. Y cada tarde, a las seis, la hora de su muerte, el anciano reanimará ese cuerpo, recordará tiempos pasados y vivirá otros nuevos. Cada tarde saldrán a pasear. Ella le explicará lo que hizo hoy antes de que él viniese y él le propondrá mil lugares a donde ir. Luego se quedará dormido en su banco y soñará con ella. Al día siguiente se despertará antes de las seis y la vendrá a buscar de nuevo."
Claudette esquivaba la mirada por pudor a que me fijara en sus ojos vidriosos.
"Todos vivimos gracias a pequeños detalles, aunque no nos demos cuenta, pequeñas supersticiones, pequeños ritos que construimos día tras día. Son necesarios. Sin ellos, la vida sería insoportable."
Nos quedamos en silencio durante un largo rato.
Continué ordenando los pequeños frascos de perfume.
Luego Claudette abrió la puerta y dejó pasar el aire frío.
viernes, agosto 24, 2007
pediremos agua grande
Déjame acompañarte al centro comercial.
Déjame decirte que esa camiseta no te hace gorda, aunque te hayas zampado dos menús Whopper y parte de mi helado de leche merengada.
Déjame acompañarte al centro comercial, donde no hay estrellas, sol ni luna pero sí aire acondicionado.
Estaremos muy bien juntos, ya verás, hazme caso.
Luego iremos al cine, a esa sesión de las seis que tanto te gusta.
Y luego seguiremos paseando hasta que a ti te duelan los pies y nos tengamos que sentar a tomar algo.
Déjame acompañarte al centro comercial, déjame decirte que me lo paso muy bien contigo, que no me hace falta nada más si estás tú y un Farggi cerca.
Por la noche podríamos cenar en el buffet libre del chino, a mí me está entrando el hambre ya. Puedes repetir las veces que quieras, la bebida no, por eso. Pediremos agua grande.
Déjame acompañarte al centro comercial.
Si quieres pueden venir tus padres, para que todo sea más, no sé, más en familia.
Si algún día ya no me quieres, por favor, dímelo, pero, sobretodo, antes de que ya no nos veamos más, un día déjame acompañarte al centro comercial.
Déjame decirte que esa camiseta no te hace gorda, aunque te hayas zampado dos menús Whopper y parte de mi helado de leche merengada.
Déjame acompañarte al centro comercial, donde no hay estrellas, sol ni luna pero sí aire acondicionado.
Estaremos muy bien juntos, ya verás, hazme caso.
Luego iremos al cine, a esa sesión de las seis que tanto te gusta.
Y luego seguiremos paseando hasta que a ti te duelan los pies y nos tengamos que sentar a tomar algo.
Déjame acompañarte al centro comercial, déjame decirte que me lo paso muy bien contigo, que no me hace falta nada más si estás tú y un Farggi cerca.
Por la noche podríamos cenar en el buffet libre del chino, a mí me está entrando el hambre ya. Puedes repetir las veces que quieras, la bebida no, por eso. Pediremos agua grande.
Déjame acompañarte al centro comercial.
Si quieres pueden venir tus padres, para que todo sea más, no sé, más en familia.
Si algún día ya no me quieres, por favor, dímelo, pero, sobretodo, antes de que ya no nos veamos más, un día déjame acompañarte al centro comercial.
miércoles, agosto 22, 2007
una vez (I)
Había una vez un vagabundo que entraba cada día a la perfumería y mojaba su cuello con el mismo perfume.
Había una vez una mujer a la que el cortar cebollas le producía risa.
Había una vez una madre que mató, sin ella quererlo, a una de sus hijas gemelas.
Había una vez un hombre que vivió como un rey durante un día entero.
Continuará...
Había una vez una mujer a la que el cortar cebollas le producía risa.
Había una vez una madre que mató, sin ella quererlo, a una de sus hijas gemelas.
Había una vez un hombre que vivió como un rey durante un día entero.
Continuará...
vergüenza
Un aplauso merecido para todos aquellos que han contribuido a la muerte del tiburón capturado en una playa de Tarragona. Deben estar orgullosos todos los que participaron en la captura y el traslado al Aquàrium de Barcelona.
Ahora se sacan unos anzuelos de la manga para justificar la muerte.
Perdonad, pero yo no me lo creo.
Vergüenza.
Ahora se sacan unos anzuelos de la manga para justificar la muerte.
Perdonad, pero yo no me lo creo.
Vergüenza.
martes, agosto 21, 2007
pfff
Julio Médem es uno de los pocos Directores Españoles Consagrados Medianamente Interesantes (DECMI). El viernes estrena nueva peli, Caótica Ana, y, llamadme nazi asqueroso pero no la voy a ver, simplemente porque sale Bebe. Es una pena, lo sé, es una pena tener esos prejuicios y perderse una peli supuestamente de calidad porque en ella salga alguien que no es de tu agrado. Pero así es la vida, esa es la vida. Química. De la misma manera que he visto pelis sólo por el actor/actriz, hay pelis que no veré sólo por el actor/actriz.
Lo único que le faltaba a Bebe era que Médem le diera un papel. Buff. Y esperad que no vaya a los Oscar porque entonces sí que voy a apretar los dientes hasta que hagan cric-cric y note que se me mueven.
De todas formas, ahora que lo pienso, tampoco me cae bien Paz Vega y considero que Lucía y el sexo no está mal, y, ahora que también lo pienso, tampoco me cae bien Najwa Nimri y Los amantes del círculo polar tiene algo de entrañable. Joder, quizá tengo que ir a ver Caótica Ana y dejarme de tonterías a lo fotolog estaila. Como veis, estáis ante un hombre de fuertes convicciones.
Aquí os dejo con la noticia del estreno.
Bebe con sombrero cowboy. Pfff.
No sé si iré a verla.
Lo único que le faltaba a Bebe era que Médem le diera un papel. Buff. Y esperad que no vaya a los Oscar porque entonces sí que voy a apretar los dientes hasta que hagan cric-cric y note que se me mueven.
De todas formas, ahora que lo pienso, tampoco me cae bien Paz Vega y considero que Lucía y el sexo no está mal, y, ahora que también lo pienso, tampoco me cae bien Najwa Nimri y Los amantes del círculo polar tiene algo de entrañable. Joder, quizá tengo que ir a ver Caótica Ana y dejarme de tonterías a lo fotolog estaila. Como veis, estáis ante un hombre de fuertes convicciones.
Aquí os dejo con la noticia del estreno.
Bebe con sombrero cowboy. Pfff.
No sé si iré a verla.
lunes, agosto 20, 2007
lamiendo el cristal
Hoy me he levantado a las 12:45. He almorzado tostadas con mantequilla y mermelada de fresa y zumo de naranja. He mirado la televisión durante una hora aproximadamente. He vuelto a ver un capítulo de "Padre de familia" que han repetido. He venido a trabajar, desde donde escribo.
Hace un par de horas, a las seis, he engullido una Supreme burger del Kentucky Fried Chicken de aquí al lado. Me ha venido a la cabeza la gripe aviar y por qué ya no se habla de ella. Luego he pensado que quizá fuera una leyenda urbana y, leyendo el pais.com, he llegado a este artículo. Me ha gustado la imagen de alguien bailando claqué en una gasolinera.
Más tarde he leído esta otra noticia y he sentido pena por los osos.
Ahora creo que me voy a comer un helado de huevo Kinder y luego, sin que me vea su madre, le pegaré una patada al niño que está afuera lamiendo el cristal de la tienda.
Después limpiaré el cristal y, cuando sean las diez, cerraré con llave la tienda y me iré a casa.
Hace un par de horas, a las seis, he engullido una Supreme burger del Kentucky Fried Chicken de aquí al lado. Me ha venido a la cabeza la gripe aviar y por qué ya no se habla de ella. Luego he pensado que quizá fuera una leyenda urbana y, leyendo el pais.com, he llegado a este artículo. Me ha gustado la imagen de alguien bailando claqué en una gasolinera.
Más tarde he leído esta otra noticia y he sentido pena por los osos.
Ahora creo que me voy a comer un helado de huevo Kinder y luego, sin que me vea su madre, le pegaré una patada al niño que está afuera lamiendo el cristal de la tienda.
Después limpiaré el cristal y, cuando sean las diez, cerraré con llave la tienda y me iré a casa.
sábado, agosto 18, 2007
pedazo
Un hombre se acaba de gastar 140 euros en cd's que le he recomendado. Qué queréis que os diga, la vida no siempre es una mierda.
¿Y es ese tipo de cosas las que te hacen pensar eso, pedazo de cabrón?
¿Quién...quién coño ha hablado?
P.D.: Mi próxima adquisición.
jueves, agosto 16, 2007
el blanco de los ojos
¿Qué es un fotolog?
Un fotolog es un diario de fotos de gente que quiere mostrar una parte de su persona al mundo, al planeta, quiero decir.
Normalmente no tienen ningún interés, a no ser que conozcas a la persona en cuestión. Incluso en ese caso, el interés es muy bajo. Pero precisamente por eso un fotolog puede llegar a ser atractivo. Hay que tener en cuenta que el 87% de las veces, el usuario que entra en internet no busca nada en concreto.
La diferencia principal entre un fotolog y un blog es que el primero tiene una repercusión más inmediata: el impacto visual de una foto siempre le ganará a un texto al que tienes que prestar un mínimo de atención.
Así, si lo que buscamos es impresionar, lo mejor es que abramos un fotolog. Una vez abierto, de lo que hablemos es lo de menos. Total, poca gente leerá el pie de foto y, quien lo haga, lo hará para mofarse o para buscar faltas ortográficas o para murmurar falso de mierda.
Así que si abres un fotolog, escribe lo mínimo posible.
Hay muchos tipos de fotologs pero en la mayoría lo que la gente busca es la aceptación social, aunque ésta sea fugaz, como lo serán las visitas al fotolog.
Se sabe que el tiempo medio mirando una foto es de tres segundos. Si alguien permanece más quizá es porque se está masturbando.
Existen fotologs sobre gatos, sobre perros, sobre abdómenes, sobre grupos desconocidos, de frikismo, y sobre mil temas más, tan absurdos y tan interesantes a la vez.
Mención aparte representan los llamados egologs que, como su nombre indica, existen para ensalzar la figura de la persona que lo creó.
En ellos, la regla básica, madre de todas las que vendrán después, es que la foto esté hecha desde arriba. El fotografiado puede o bien mirar a cualquier parte (son las que mejor quedan en chicos), o bien mirar a la cámara (las preferidas por las chicas, aunque siempre se corre el riesgo de que se vea demasiado el blanco de los ojos cosa que, por otra parte, no importará si el maquillaje es el adecuado).
Una vez mirando a la cámara se pueden hacer: a) morritos, b) puchero, c) sonreír sin enseñar los dientes y, d) enseñándolos.
En ningún caso se deberá permitir que alguien que esté llorando se haga una foto desde arriba. En casos lacrimógenos, la persona deberá estar tumbada en una cama y, a ser posible, rodeada de algún cojín o algún peluche que siempre le entienda en estos casos.
En los egologs está permitido todo, siempre que tú salgas en la foto. Puedes mostrar tu nuevo corte de pelo, lo bien que te queda esa nueva diadema de margaritas, ese piercing que te acabas de hacer sólo porque no sabías qué foto poner, tus nuevas Vans compradas en Londres para que joda más a la persona que sabes que joderás, el lugar donde has ido de vacaciones o al que te gustaría ir. También se pueden mostrar gustos y aficiones, como hablar de películas favoritas, grupos musicales, conciertos o, en el menor de los casos, libros preferidos o leídos recientemente.
El 92% de los poseedores de egologs son personas solteras.
El fenómeno internet, por llamarlo de alguna manera, ha hecho desaparecer la célebre frase "pienso, luego existo" y mutarla a "salgo en google, luego existo". Existir sin tener tu hueco en la red es existir, pero menos. Esto no quiere decir que la felicidad se encuentre en ese hueco de internet, ni mucho menos.
Como dije anteriormente, y acabo, el propietario de un fotolog, y el de un blog, myspace, etc, lo que busca es una aceptación social, un reconocimiento, no importa de quién (de hecho, a más desconocido, mejor), simplemente quiere que alguien le diga "me encantan tus fotos", "qué loco estás" o "no digas eso, tú no eres fea". En definitiva, lo que buscamos todos, de una u otra manera: que nos quieran.
Aunque sólo sea durante tres segundos.
Un fotolog es un diario de fotos de gente que quiere mostrar una parte de su persona al mundo, al planeta, quiero decir.
Normalmente no tienen ningún interés, a no ser que conozcas a la persona en cuestión. Incluso en ese caso, el interés es muy bajo. Pero precisamente por eso un fotolog puede llegar a ser atractivo. Hay que tener en cuenta que el 87% de las veces, el usuario que entra en internet no busca nada en concreto.
La diferencia principal entre un fotolog y un blog es que el primero tiene una repercusión más inmediata: el impacto visual de una foto siempre le ganará a un texto al que tienes que prestar un mínimo de atención.
Así, si lo que buscamos es impresionar, lo mejor es que abramos un fotolog. Una vez abierto, de lo que hablemos es lo de menos. Total, poca gente leerá el pie de foto y, quien lo haga, lo hará para mofarse o para buscar faltas ortográficas o para murmurar falso de mierda.
Así que si abres un fotolog, escribe lo mínimo posible.
Hay muchos tipos de fotologs pero en la mayoría lo que la gente busca es la aceptación social, aunque ésta sea fugaz, como lo serán las visitas al fotolog.
Se sabe que el tiempo medio mirando una foto es de tres segundos. Si alguien permanece más quizá es porque se está masturbando.
Existen fotologs sobre gatos, sobre perros, sobre abdómenes, sobre grupos desconocidos, de frikismo, y sobre mil temas más, tan absurdos y tan interesantes a la vez.
Mención aparte representan los llamados egologs que, como su nombre indica, existen para ensalzar la figura de la persona que lo creó.
En ellos, la regla básica, madre de todas las que vendrán después, es que la foto esté hecha desde arriba. El fotografiado puede o bien mirar a cualquier parte (son las que mejor quedan en chicos), o bien mirar a la cámara (las preferidas por las chicas, aunque siempre se corre el riesgo de que se vea demasiado el blanco de los ojos cosa que, por otra parte, no importará si el maquillaje es el adecuado).
Una vez mirando a la cámara se pueden hacer: a) morritos, b) puchero, c) sonreír sin enseñar los dientes y, d) enseñándolos.
En ningún caso se deberá permitir que alguien que esté llorando se haga una foto desde arriba. En casos lacrimógenos, la persona deberá estar tumbada en una cama y, a ser posible, rodeada de algún cojín o algún peluche que siempre le entienda en estos casos.
En los egologs está permitido todo, siempre que tú salgas en la foto. Puedes mostrar tu nuevo corte de pelo, lo bien que te queda esa nueva diadema de margaritas, ese piercing que te acabas de hacer sólo porque no sabías qué foto poner, tus nuevas Vans compradas en Londres para que joda más a la persona que sabes que joderás, el lugar donde has ido de vacaciones o al que te gustaría ir. También se pueden mostrar gustos y aficiones, como hablar de películas favoritas, grupos musicales, conciertos o, en el menor de los casos, libros preferidos o leídos recientemente.
El 92% de los poseedores de egologs son personas solteras.
El fenómeno internet, por llamarlo de alguna manera, ha hecho desaparecer la célebre frase "pienso, luego existo" y mutarla a "salgo en google, luego existo". Existir sin tener tu hueco en la red es existir, pero menos. Esto no quiere decir que la felicidad se encuentre en ese hueco de internet, ni mucho menos.
Como dije anteriormente, y acabo, el propietario de un fotolog, y el de un blog, myspace, etc, lo que busca es una aceptación social, un reconocimiento, no importa de quién (de hecho, a más desconocido, mejor), simplemente quiere que alguien le diga "me encantan tus fotos", "qué loco estás" o "no digas eso, tú no eres fea". En definitiva, lo que buscamos todos, de una u otra manera: que nos quieran.
Aunque sólo sea durante tres segundos.
miércoles, agosto 15, 2007
noche de agradecimientos
Gracias a google analytics descubro que hay alguien en Málaga que visita este mi-nuestro blog. Veo que no es una visita casual, como las que tengo en India o Malasia, así que le quiero mandar un saludo y una sonrisa de agradecimiento.
También veo que Madrid gana por goleada a Barcelona en visitas, por lo que también saludo a la gente de allá donde se cruzan los caminos.
Muchas gracias, de verdad.
También veo que Madrid gana por goleada a Barcelona en visitas, por lo que también saludo a la gente de allá donde se cruzan los caminos.
Muchas gracias, de verdad.
lunes, agosto 13, 2007
la que me quita las ganas
La vuelta de vacaciones es siempre una mierda absoluta, densa y pestilente.
Ese tipo de mierda es la vuelta al trabajo, a la ciudad, a una ciudad densa y pestilente.
Después de vivir una semana de vida contemplativa, durante la que la única diferencia con un perro ha sido el habla, la vuelta al trabajo, por llamarlo de alguna manera, es una pequeña catástrofe. Es en estas ocasiones cuando me pondría a llorar en cualquier momento. Pero vivo con alguien que me sonríe cuando menos me lo espero, y es ella la que me quita las ganas.
Sabe que la quiero.
P.D.: Os recomiendo Shakespeare nunca lo hizo, una especie de diario de viaje de Charles Bukowski en el que el autor narra la gira que en 1978 emprendió por Europa para promocionar sus libros y leer poesía en clubs de Francia y Alemania.
[...]Convoqué a 1.200 personas y el aforo del local era de sólo 800 localidades. Me dijeron que Günter Grass había leído allí y sólo había convocado a 300 personas. Lo cual, desde luego, no significaba que yo fuera mejor escritor. Era un problema relacionado con las necesidades de las masas.
Ese tipo de mierda es la vuelta al trabajo, a la ciudad, a una ciudad densa y pestilente.
Después de vivir una semana de vida contemplativa, durante la que la única diferencia con un perro ha sido el habla, la vuelta al trabajo, por llamarlo de alguna manera, es una pequeña catástrofe. Es en estas ocasiones cuando me pondría a llorar en cualquier momento. Pero vivo con alguien que me sonríe cuando menos me lo espero, y es ella la que me quita las ganas.
Sabe que la quiero.
P.D.: Os recomiendo Shakespeare nunca lo hizo, una especie de diario de viaje de Charles Bukowski en el que el autor narra la gira que en 1978 emprendió por Europa para promocionar sus libros y leer poesía en clubs de Francia y Alemania.
[...]Convoqué a 1.200 personas y el aforo del local era de sólo 800 localidades. Me dijeron que Günter Grass había leído allí y sólo había convocado a 300 personas. Lo cual, desde luego, no significaba que yo fuera mejor escritor. Era un problema relacionado con las necesidades de las masas.
sábado, agosto 04, 2007
noroeste
Me voy de vacaciones.
Una semana.
Al noroeste y luego al este.
Vuelvo al blog el lunes 13.
P.D.: Dejad de mirar blogs y fotologs y leed los cuentos de Hemingway. Coño ya.
viernes, agosto 03, 2007
jueves, agosto 02, 2007
bolsa de basura rota
Sí, ya sé quién es, sí, su madre se dedicaba a eso, ya sabes, lo llamaba masajes, pero la tía era una buena puta, en los periódicos se anunciaba, sí, masajes completos, en serio, sí, su madre, estuvo follándose a medio barrio y a todo el mundo le parecía normal, se metía de todo, era una buena yonki, la tía, luego tuvo aquel asunto con unos chungos, llámale mafia, llámale chulos, la cuestión es que le dieron una buena paliza, la dejaron medio muerta, en serio, sí, esto pasó aquí, no hace tanto, hará unos diez años, los que tiene el niño del que me hablas, le dieron una paliza cuando estaba de tres meses, fue bastante bestia el asunto, salió en la tele, ya ves, aquí sólo salimos para cosas así, en serio, por eso está así el chaval, se ve que la madre pudo pedir ayuda arrastrándose y goteando como una bolsa de basura rota, joder, bueno, qué quieres que diga, pues eso, que todo el mundo sabe la historia de ese chaval, sí, alguna vez he hablado con él, no es que sea muy espavilado el pobre, pero qué quieres, joder, sí, la madre aún vive, se recuperó de todo, ahora vende ropa interior en esa tienda, al lado de los pollos a l'ast, ya, muy buen sitio no es, pero mira, no le va mal, mejor que antes seguro, vamos, venga.
miércoles, agosto 01, 2007
la adecuada
La cuestión no es si te lee o no mucha gente.
La cuestión es si esta gente es la adecuada.
Prof. Sarah Jane Williams
Correspondencias, 1945-1947
La cuestión es si esta gente es la adecuada.
Prof. Sarah Jane Williams
Correspondencias, 1945-1947
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