1.
El abuelo de Erik tiene un número tatuado en su hombro, un número negro que el tiempo ha ido difuminando.
121020.
Un día nos contó que ese número se lo tatuaron en un campo de concentración. Iban marcándoles a todos, siguiendo el orden de la fila.
Cuando miró el número se dio cuenta de que coincidía con su fecha de nacimiento. 12 de octubre de 1920. Dice que se alegró de esa coincidencia, aunque recuerda que no tenía fuerzas para sonreír.
Hace un tiempo Erik me enseñó una fotografía en blanco y negro, de un libro de imágenes de refugiados. Me dijo este es mi abuelo, señalando a un hombre que te miraba directamente a los ojos. Me quedé unos minutos mirando esa imagen sin luz ni esperanza, esa imagen congelada de cuerpos esqueléticos y miradas perdidas, hasta que noté cómo un relámpago helado cruzaba mi espalda.
Cuando me di cuenta estaba de pie, detrás de un hombre que olía a cloaca. Miré más allá, delante mío, y comprobé que formaba parte de una cola de la que no se veía el final.
Todo el mundo vestía igual, gris, a juego con el cielo.
Todos menos yo.
1 comentario:
me encanta.
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