Qué queréis que os diga, si hace unos días ofrecía en sacrificio mi dedo meñique a cambio de un micro cuento de Thomas Bailey Aldrich, hoy extiendo mi mano entera por éste de García Márquez. La izquierda, no os paséis.
...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde un décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el momento de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena ser vivida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario