Hay algo de esclavitud en un blog, no me digas.
Una esclavitud sana, eso sí, sin cadenas ni latigazos ni marcas de cadenas ni de latigazos.
Una esclavitud bonita, digámoslo así. Pero esclavitud al fin y al cabo.
Soy un esclavo de mi blog, el único esclavo de mi blog.
Él es mi amo.
Sin él yo no existiría. Pero sin mí, él tampoco.
Yo le limpio las botas con la lengua a cambio de un vaso de leche con galletas.
Pero luego, mi blog, éste que lees, cuando habla de mí, me llama "mi creador".
Así que vivimos en una eterna pregunta sin respuesta.
Es el único que me ha hecho levantar ahora mismo del sofá para venir a escribir esto.
Me ha recordado a los tamagochis. Funcionaban algo así, ¿no? Dale de comer o si no, se muere. Algo así era, no lo sé, nunca tuve una mierda de esas. Vaya locura de juguete.
A veces pienso en crear una vida en el blog y luego vivirla. Es decir, al contrario de lo que se hace normalmente: contar tu vida.
Escribir tu vida antes de vivirla para así, al verla escrita, saber lo que tienes que hacer o, simplemente, hacer algo en tu vida.
Creo que este blog me salvará la vida. Un día me dirá el camino a escoger y yo le haré caso.
Por ejemplo, si no fuese por este blog, ni se me pasaría por la cabeza este nuevo proyecto.
Tengo un nuevo proyecto, digo.
Todavía no tiene nombre. Puedes participar en la elección con alguna sugerencia.
El proyecto consiste en corregir las faltas de ortografía que pueda haber en cualquier pintada.
Los Cazafaltasmas, por ejemplo, se me ha ocurrido ahora.
Pues parece una tontería pero es algo que me saca de quicio.
Ya no digo que no se pinte en una pared, que cada uno haga lo que le dé la gana, allá él. Lo único que pido es que, si haces una pintada, si escribes algo para que la gente lo lea, porque no tiene otra finalidad, escríbelo sin faltas de ortografía.
No sé tú pero yo estoy harto, arto, de leer faltas de ortografía.
En cualquier sitio, desde carteles en bibliotecas, pasando por los titulares de un telediario, siguiendo por los subtítulos de una película (en el cine, no bajada del emule, eso ya es otro sistema solar), hasta los sms que van apareciendo en los programas (aquí ya no hay nada que hacer).
A nadie le interesa la ortografía, está claro. Para qué coño sirve escribir bien. Para nada.
Los jóvenes de hoy en día adoran a Paquirrín, déjate de cuentos.
La cuestión es que no puedo hacer nada a nivel personal en muchos, en casi ninguno, de los casos de faltas de ortografía que observo por aquí y por acullá.
Por eso, una de las pocas acciones que puedo llevar a cabo es modificar, corregir, las pintadas que vea por la calle.
Esta genial idea se me ocurrió uno de los muchos días que pasaba con el autobús junto a una pared gris en la que alguien, un día, hará ya más de diez años, y no exagero, escribió alegremente:
Cuando la violéncia es exclusiva del estado, todos somos terroristas.
Llevo más de diez años pasando por esa calle, mirando ese muro y viendo esa tilde ahí, esa tilde asquerosa ahí, qué pinta esa tilde de mierda ahí, me pregunté la primera vez, vale que en català se escribiría violència, pero es que el resto de la frase está en castellano, y, además, la tilde es cerrada.
Antes me decía: tranquilo, Diego, pronto pintarán la pared y esa pintada desaparecerá.
Pero eso era antes.
Ahora sólo me digo: actúa ya, Diego.
Hazlo por los niños de Viladecans, los niños y niñas del mundo. Haz algo por ellos. Que por ti no sea que hayan aprendido a escribir mal violencia.
Siempre me imagino a un niño que ha estado viendo esa pintada como yo durante años, ha asumido que violéncia se escribe con tilde, lo ha asumido tanto porque han sido tantos los años de contaminación visual que llega el día del examen y el tema a tratar es La violencia en el fútbol, entonces este niño, ahora ya mayor, escribe violéncia con tilde unas treinta veces en la redacción.
Y suspende.
Y ese suspenso le hace repetir curso.
Su autoestima baja.
Sufre una profunda depresión y acaba suicidándose.
Ese niño habría muerto por una tilde.
Y yo no lo voy a permitir.
Esto parece una exageración pero, ¿acaso no es la vida una exageración?
La vida es una imprevisible exageración.
Por eso ya he dado el primer paso: comprar un spray rojo con el que tachar las faltas que vaya encontrándome.
Así que el spray ya lo tengo, siete euros, Titanlux.
Ahora sólo hay que decidir el día de actuación.
La noche, mejor, saldremos por la noche, Sheila y yo.
Ella tomará fotos del acto vandálico y yo actuaré cual Banksy de la ortografía.
Luego las subiré para demostrar que no soy un bocazas.
He de decir que estoy ilusionado con este nuevo proyecto que lo único que puede reportarme es una multa por pintar en un muro que pagaré encantado.
Todo sea por el descenso de la tasa de suicidios en el Baix Llobregat.
La pintada la voy a corregir una noche de éstas, posiblemente la madrugada del lunes al martes de la semana que viene.
Igualmente, si sabes, si estás hart@ de ver una falta de ortografía en una pintada, envíame la dirección exacta y la corrijo.
Me gustaría ir a cualquier parte del mundo, corregir faltas en muros de Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Berlín, París, Roma, Londres, Madrid, Estambul, Praga, en fin, me encantaría viajar con mi spray a todas partes, pero sólo me moveré por Barcelona y alrededores.