lunes, marzo 16, 2009

poblado nómada

                                                              La Perry, viniendo.

No tengo ideas y esto se refleja en los posts y las visitas y en el blog así en general. Y si tengo ideas me se vienen todas a la cabeza justo antes de dormirme, de adormirme, como Dalí, tendré yo que prepararme un vaso y una cuchara, pero qué pereza, una vez acurrucado bajo el mantón de Manila que es mi edredón de plumas de ocas noruegas, una vez mis pies ya en calor, encontrado el punto exacto en el que los pies se han encontrado a ellos mismos y el calor les invade un poco y puedes moverlos, sí, mueves un poco los pies, los desplazas para comprobar que el resto de la sábana está frío, el resto frío, y vuelves a colocar de nuevo los pies en lo caliente, el dibujo caliente que ellos mismos han silueteado allí mismo, de rojo te lo imaginas, pues una vez que ya todo tu mundo y tu día se filtra por las sábanas por el colchón y más abajo el somier y luego el suelo y el polvo de debajo de la cama, una vez que tu día, mi día, está retozando en el polvo que habita bajo mi cama, en el poblado nómada que vuelve a ese valle que es debajo de mi cama, una vez tapado yo hasta la barba, por muchas ideas que me vengan yo, como Amy, digo no, no, no.
Por eso he decidido copiar la última columna de Juan José Millás, el Juanjo, del viernes pasado en El País para que, al menos, si alguien teclea Juan José Millás en el Google, me entren y me vean este blog, a ver si lo vendo y me lo quito de encima, aunque se salgan rápido Promedio de tiempo en el sitio 0:00:00, nunca lo entenderé, tanta repulsión provoca este blog que no llegas a estar ni un segundo, quizá poniendo una foto de Katy Perry en bikini o de Lindsay Lohan, aunque ahora está demasiado delgada, pero es Lindsay Lohan, puede estar lo delgada que me quiera, que no me quieres comer, no me comas, cuando tengas hambre ya me comerás, non ti preocupare, la niña ahora no tiene hambre, ya comerá, está enamorada, eso es lo que le pasa, el amor, lo que le pasa es el amor, quién quiere comer cuando está enamorado, nadie, ni Lindsay Lohan ni Juan José Millás quiere comer cuando se enamora, el Juanjo, que el viernes pasado escribió esto y me lo leí en la parada del bus y me dije: qué cabronazo.

INESTABILIDAD.
Nos encontrábamos ya cerca de mi casa, cuando el taxista fue avisado por un colega de que había en nuestro camino un control de alcoholemia. Como resultara imposible dar la vuelta o escapar por una calle lateral, el conductor me confesó que llevaba dos copas, pues había comido con unos amigos de la infancia a los que hacía años que no veía. ¿Y qué quiere que le haga?, pregunté. Que se ponga al volante, respondió, como si usted fuera el taxista y yo el pasajero. Me pareció una propuesta absurda a la que respondí con una sonrisa de desconcierto. Mientras sonreía, vi en sus ojos, a través del espejo retrovisor, un movimiento de pánico que produjo también en mí alguna inquietud. En cuestión de segundos me puso al corriente de su situación, responsabilizándome del drama familiar que se le vendría encima si le retiraban la licencia. Aunque intenté defenderme, lo cierto es que al cabo de un momento, dada mi debilidad de carácter, estaba al volante del taxi, con el conductor detrás.
Alcanzado el control, un guardia hizo señas de que nos echáramos a un lado. Luego se acercó, me informó acerca de sus propósitos y me pidió que soplara, lo que hice con miedo, pues aunque no había bebido creo que el organismo puede, en situaciones de estrés, producir todas las sustancias existentes. Por fortuna, estaba limpio y me dejaron seguir. Como no era cuestión de detenerse a unos metros del control para realizar el cambio, y dado que mi domicilio se encontraba muy cerca, continué conduciendo hasta el portal, donde el taxista, tras mirar el contador, sacó un billete, me lo dio, abrió la puerta, salió del coche y se metió en mi casa, todo con una rapidez tal que no fui capaz de reaccionar. Además, apareció enseguida otro cliente que me pidió que lo llevara a toda mecha al aeropuerto. 
Qué inestable es la realidad, pensé arrancando.

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