Como París, cada mañana era una fiesta.
Tú que estuviste allí conmigo lo puedes corroborar.
Cada día llegaba con las bambas llenas de confeti, el pelo, la barba, aún encuentro, años han pasado y aún encuentro confeti en algunas prendas, en los bolsillos, confeti y globos desinflados que guardé, recuerdos de una época pasada, una época gloriosa. Y no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, si yo cada día volvía a casa con las bambas llenas de confeti, el pelo, la barba, sobre mis hombros, caspa de dibujos animados, escupiendo confeti, en el tren de vuelta a casa, con lágrimas en los ojos esperando a que llegara el día siguiente, como un enamorado, esperando verla de nuevo, eso era yo, un enamorado.
Y mírame ahora. En casa, echando barriga, pudiendo estar escupiendo confeti día tras día.
Eso sí, mirando el vídeo, me ha extrañado que dejaran salir a las cajeras de sus cubículos vitales para que pudieran participar de la fiesta. Es más, qué raro saber de la existencia de piernas en cajeras.
Eso sí, mirando el vídeo, me ha extrañado que dejaran salir a las cajeras de sus cubículos vitales para que pudieran participar de la fiesta. Es más, qué raro saber de la existencia de piernas en cajeras.
No puedo hablar objetivamente de este vídeo.
Me sube el confeti a la boca.
5 comentarios:
¡Rabo!
jajajaja! Yo quiero hacer uno de éstos!!!
Hombre, tot i les bronques amb el pumuki... en gral nos lo pasamos bien, eh! Eso si, me hubiera gustado tener confetis en Navidad.
Sí,a mí también me ha pasado.De tanto confetti que he tragado me he quedado así de gilipollas.
No... si ya lo dicen: el trabajo dignifica. Y en el Fnac más.
aunque es totalmente irreal el vídeo está bastante bien no?
Las cajeras no son como las de antes eh? yo no tenía piernas como has comentado.
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