Ya lo has podido comprobar a lo largo de todos estos años que hemos compartido juntas, bañándonos juntas, acariciando nuestros pechos con la esponja de tortuguita, quitándonos el jabón la una a la otra, en definitiva, viviendo el lado salvaje de esta nuestra vida en rosa.
Y este blog no habla de nada en concreto.
Pero es eso lo que te gusta, lo noto en tus ojos cuando me lees.
Te gusta que no hable de nada en concreto porque, al fin y al cabo, eso es la vida: nada en concreto.
De todas formas, pese a no ser experto en nada y no hablar de nada en concreto, hoy te voy a recomendar un cómic.
Porque no puedo hacer otra cosa después de leerlo y vivirlo.
Porque no he querido acabarlo y lo he ido demorando, volviendo atrás, viñetas atrás, para que la historia no terminase.
Porque no se me ocurre otra cosa que se pueda hacer con una obra de este calibre sino recomendarla y regalarla y seguir recomendándola y que todas las bibliotecas del extrarradio tengan una copia en sus estanterías.
Porque quizá los cómics autobiográficos están muy vistos ya, he leído en foros, pero de vez en cuando aparece algo así y no puedes hacer otra cosa que no sea rendirte.
Porque Epiléptico (gran artículo en La cárcel de papel) reúne los seis tomos que su autor, David B., fue publicando entre 1996 y 2003 bajo el título de La Ascensión del Gran Mal.
Porque pocas cosas tan bonitas podrás comprar por sólo veinte (20) euros.
Y, porque ahora que eres joven y es verano y todavía no has perdido la vista ni las ganas de sorprenderte, es lo mejor que puedes hacer.
Hazme caso por una vez.
1 comentario:
Siempre te hago caso.
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