Me la compré por el mismo motivo por el que te la compraste tú y por el que nos la compramos todos, sin excepción: por ver la última película que vio Ian Curtis antes de suicidarse. (La wikipedia empieza a no gustarme. Sinceramente te lo digo. Esto no acabará bien). ¿El punto se pone dentro o fuera del paréntesis?
La cuestión es que me la compré hace unos meses y la tenía ahí, envuelta y todo, en la estantería de deubedés, y el otro día, después de cerrar unos tratos con los dealers del barrio y tratar unos asuntos pendientes sobre un pendejo que se demora demasiado en los pagos y al que habrá que darle un susto, un susto, digo, alguna pierna o brazo, nada más, pues el otro día me dispuse a visionarla. qué estúpido sueno. Hay veces en las que me da pereza poner mayúsculas después de punto. Imagínate el tipo de persona que soy.
Dejando de banda que el dato macabro del suicidio de Ian Curtis eleva la calidad artística de este flin, no nos engañemos: sin Ian Curtis de por medio ni tú ni yo ni aquel hombre queahoracruzalacalleparacomprartabaco nos hubiéramos visto esta película, sólo diré que la cinta me gustó en su totalidad de una forma majestuosa y que no me queda más remedio que recomendártela, incluso si no tienes previsto colgarte en breve.
Uno: oye Diego, una cosa, esto de la cursiva como escribiendo tus pensamientos o anotaciones, a) ¿va a durar mucho? Y otra cosa, b) ¿te crees que es nuevo?
Yo: a) sí, muchísimo. b) no mucho, debe de tener unos siglos de vida.
De pequeño fui al zoo con el colegio.
Tendría unos cinco años.
Nos sentamos en un bordillo para almorzar.
Estábamos todos allí, con nuestros bocadillos y nuestros zumos y nuestras cantimploras y nuestros cinco años de vida.
De repente, un pavo real extendió su cola.
Uno: ahora mismo no estoy entendiendo nada, Diego.
Yo: ¡acabáramos!, de eso ha tratado este blog siempre. Siempre. pero siempre.
Stroszek es una de las películas más tristes que he visto en mi vida.
Diría más: hay películas tristes y luego está Stroszek.
Pocas veces la desilusión estuvo tan bien plasmada.
Estos son los últimos minutos de la película, los que acaban de rematarte.
Bizarro es la palabra.
Si no la has visto y algún día la quieres ver, no te preocupes, no son determinantes.
1 comentario:
POLICÍA (a la radio de su coche patrulla): Hay un vehículo incendiado y un hombre en el telesilla. No llegamos a cortar la corriente. Ni a detener la gallina que baila. Envíen a un electricista. Cambio y corto.
(otro policía, de descendencia india como todos los presentes, ataviado con unas gafas enormes y un sombrero calado hasta las cejas, tensa ligeramente su boca. ¿Está sonriendo?)
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