Traducen ahora, ahora me vienen con esas, un libro ya hecho (hecho, para qué utilizar otro verbo si hecho lo es todo y nada a la vez: hacer el amor, hacer un bizcocho, hacer los deberes, hacer el tonto, hacer un nudo, hacer un gesto, hacer ver, hacer el ridículo, deshacer lo hecho) en el dos mil seis, cuando yo todavía trabajaba, cuando no había crisis, when we were young, un libro la mar de interesante, en mis manos lo tengo, escuchándole las olas llegar a la orilla de lo interesante que es, oliendo el salitre de sus páginas, que disperso aquí y allá, para que toda la casa me huela a mar. El libro se titula El origen del mundo. Historia de un cuadro de Gustave Courbet, de Thierry Savatier. Veinticinco euros, por si se lo quieres pedir a los reyes, para que vayan ahorrando y no se lo gasten todo en mirra, mirra, quién necesita hoy en día mirra pudiendo tener un iPod Touch. Si Jesús naciera hoy, ¿qué le traerían los Reyes Magos? Un iPod Touch, una Nintendo DS y el carnet de soci del Barça. La cuestión es que este libro de Savatier analiza, como no lo podrías hacer ni tú ni yo, el cuadro en cuestión, tanto pictóricamente como, sobre todo, el itinerario, el ir de aquí para allá del cuadro, en fin, la aventura de un lienzo pintado en 1866, que ahora descansa, además de en nuestras mentes, en el Museo de Orsay de París.Hojéatelo si entras en una librería y dime si te estoy mintiendo, dime si no te entran ganas de lamer esa portada, en la intimidad.
Feliz año a todas y a todos.




