viernes, diciembre 31, 2010

nosotros

Nada mejor que poesía para acabar y empezar el año.
(Me he tomado la molestia de subirte el audio con el Jaime leyéndote, aunque supongo que ya estaría subido por alguien por ahí. Me da igual.)

No es la más optimista que he encontrado.
Es la mejor.
Por otro lado, la poesía no debe ser optimista. No será esa nunca su función.


Este año será grande.
Ya lo verás.
Nada de miedos.
Si es necesario, dejaremos la lamparilla de noche encendida.
Pero nada de miedos.
No hay ningún monstruo debajo de la cama.

Ahora el monstruo somos nosotros.


In poetry we trust!




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No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Jaime Gil de Biedma

jueves, diciembre 30, 2010

por ver

Ayer me compré las entradas para ver a este hombre.
23 de marzo, Auditori (BCN).

Es uno de los pocos tótems que me queda por ver.

resultó

Una vez cerrada, resultó que todo el mundo la veía.

tercera menor

Ayer fui a un entierro con mi madre.
Todos somos humildes ante la muerte.
Qué otra cosa nos queda.
Si ni ante la muerte mantenemos la compostura, qué puede ser de nosotros.
En la iglesia hay poca gente, cada vez menos.
Es triste un funeral con poca gente.
Pero quizá es más triste con mucha gente.
No sé qué elegir.
Quizá me quedo con uno con poca gente.
Estábamos allí, yo me limitaba a levantarme y sentarme cuando todo el mundo lo hacía.
Es la única imitación posible en un funeral, lo demás no está en tus manos.
Un funeral es un lugar salvaje y anárquico, aunque todo siga un tempo previsto.
Las campanadas de un funeral, dos notas, un intervalo de tercera menor.
Una tercera menor siempre es triste.
O, al menos, poco alegre.
Y las campanadas a muerto resuenan durante unos minutos y hacen callar a la gente que pasa entonces por las inmediaciones de la iglesia.
Dos campanas, dos notas, un intervalo de tercera menor haciendo callar hasta al niño en su cochecito.
Todos entendemos una melodía triste.
Nacemos con ello.
Miro a mi alrededor dentro de la iglesia, mi madre a la izquierda, la familia del difunto en los bancos centrales y, más allá, unas señoras que cantan y que hacen que todo esto sea más llevadero o más tétrico, según se mire.
Hay gente que se sabe las canciones, las respuestas al párroco.
Yo no tengo nada que decir en una misa, y me sabe mal.
A duras penas me santiguo, mirando de reojo para que nadie esté observando mi gesto torpe y desganado.
Cuánta gente debe de haber venido.
Unas treinta personas, un poco más, no mucho más.
A mi madre le parecieron pocas.
A mí no.
Pienso en la respuesta que me dio una profesora de Cristina hablando de escribir, publicar y todo ese rollo del principiante: "No importa cuánta gente te lee sino quién te lee".
Parece fácil decirla, pero antes hay que pensarla.
Ella la pensó y me la regaló.
Una respuesta, como un diamante, es para siempre.
Y de la misma manera que aquella profesora me contestó eso, yo pensé lo mismo para un funeral: "No importa cuánta gente venga sino quién venga".
Y allí estábamos nosotros, rodeados de ese continuo eco de las iglesias.
Un golpe en la madera del banco te puede hacer pensar en el estallido de algún artefacto abandonado por alguien que pensó que aquello nunca estallaría.
La cosa fue rápida, o se me hizo a mí.
Hay un momento en el que el cura bendice el ataúd con agua bendita.
Quise fijarme dónde caían las gotas, en qué porción exacta de la madera caían aquellas gotas.
Simplemente por llevarme conmigo algún detalle.
¡El detalle, el detalle!
Siempre que asisto a un funeral pienso en quién vendrá al mío.
Es algo irremediable.
Y lo pienso porque espero que no sea mañana ni el año que viene, ya que entonces sí que sabría, más o menos, la gente que vendría.
Lo pienso porque, realmente, no sabemos quién asistirá a nuestro funeral.
Lo que, por otro lado, nos trae a todos sin cuidado, pero bueno, acaso no hacemos listas con lo que haríamos si nos tocara la lotería.
Al menos esto es algo que sí que nos va a pasar algún día.
Sobre todo me gusta pensar en la idea de si vendrá alguien a quien todavía hoy no conocemos.
Es una idea estúpida.
Luego está el momento de darse la paz.
Hay gente que no se cansaría nunca.
Yo me siento culpable de haberle estrechado la mano sólo a las dos personas de atrás y quiero compartir mi paz con los del banco de la derecha, pero mi madre me dice ya está bien, ya está bien, y supongo que le tengo que hacer caso, aunque no sé por qué.
El eco de la iglesia hace que no haya entendido prácticamente una frase entera de toda la misa.
Soy consciente de ello cuando empezamos a desfilar hacia la salida, el féretro delante, todos detrás.
Y de nuevo las campanadas, ya una vez en la calle, llenando un espacio que sólo llenan ahora algunos suspiros.
Pienso en ellas como una especie de música de ascensor: las dos llenan un vacío incómodo.
Por último nos despedimos de la mujer y del nieto.
Las despedidas siempre son torpes y patéticas.

nada original que hacer

Delafé y las flores azules utilizan 100 vídeos de sus fans para su nuevo clip.
Así El Periódico.



Y está bien la idea, pero habría que indicar, en algún momento o lugar, que esto tan novedoso con lo que ya nos estamos chupando las pollas, ya lo hicieron en el 2006 los Beastie Boys repartiendo cincuenta cámaras entre los asistentes a un concierto en el Madison Square Garden.
Y así está grabado el concierto entero.


Qué rabia, sí.
A mí tampoco se me ocurre nada original.

martes, diciembre 28, 2010

nunca fueron suficientes


Esta parcela de bosque fue descubierta en 1992.
Tú quizá no habías nacido todavía.
Un avión, después de un examen aéreo. Lo típico.

El detallazo fue de un empresario alemán hacia Hitler en su cuarenta y nueve cumpleaños (1938).
A Hitler se le puso dura (quizá la única vez) viendo esos cien alerces ahí dispuestos como por arte de magia.
En primavera y en otoño siempre pedía que alguien le diera una vuelta en avioneta, para ver qué tal estaba la cosa.

En 1995 se talaron 43 árboles, pero la imagen seguía ahí.

Cuarenta y tres árboles nunca fueron suficientes para nada.

Entonces, en 2000, ayer como quien dice, se talaron 25 árboles más, dejándolo eso con sólo (43+25=68; 100-68=32) treinta y dos árboles de nada, que ya no dibujaban ni dibujarán nada, sólo permanecerán ahí, vestigios de un símbolo nefasto, sin ellos saberlo, albergando nidos de pájaros, sin ellos tampoco saberlo.

Descubrí este bosque en el maravilloso Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo, un libro que me compré en Girona en el 2004.
No sé por qué no te había hablado de él hasta hoy.
Es brillante de la A a la Z.

Por si te interesa, que ya veo que no, su autora, Rosa Sala Rose, tiene un blog de lo más interesante y sin faltas de ortografía.



viernes, diciembre 24, 2010

como quien no quiere la cosa




Me topo con este libro mientras no busco nada en concreto, casualmente, y es que no hay otra manera de toparse con algo sino es casualmente.
Y la alegría de descubrir cosas por casualidad, como quien no quiere la cosa. Pregunto, y la alegría.

Y el libro, más tarde, ahora mismo, me ha conducido, ya no casualmente, al blog.

miércoles, diciembre 22, 2010

ya sabremos la respuesta

Hoy no nos tocará la lotería.
Pero seguro que le toca a alguien.
Y cuando el reportero le pregunte qué va a hacer con el dinero, ya sabremos la respuesta: tapar agujeros.
Será la frase más repetida del día.
La misma respuesta de cada año. Como Raphael en Nochebuena.

Acaso le toca la lotería a la misma persona, año tras año.
Pregunto.

Tecleo en google tapar agujeros y, cogidas al azar, estas son algunas imágenes que me aparecen.









sábado, diciembre 18, 2010

there's a place for us

Es lo único que hago: loops.
No puedo hacer otra cosa que loops.
Es lo que más me gusta hacer: loops.
Podría estar todo el día haciendo loops.
Y eso, a su vez, sería un loop.
He estado un rato montando este loop.

Siempre me ha gustado el piano inicial de la canción Finale de West Side Story.
Y siempre que lo he escuchado he querido volver a escucharlo una y otra vez.
Por eso he creído conveniente hacer un loop de ese piano.
Podría haberlo hecho más largo. Había pensado hacerlo de veinticuatro horas.
Pero me ha parecido excesivo.
Lo he dejado en unos seis minutos y pico.
Y he ido introduciendo parte de las voces y la orquesta, y luego he metido algún efecto, como queriéndome hacer el experto.

A mí me gustan este tipo de tonterías.
Y a ti también.
Si no, no estarías aquí.

Mira qué guapa, la Natalie.




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jueves, diciembre 16, 2010

blake edwards

no lloro

Hay algo demasiado cinematográfico en estas imágenes.

Cómo explicarlo.

Le quitan credibilidad al asunto.

Por supuesto no estoy diciendo que no me crea a una hija llorando ante el féretro de su padre. Porque eso sería una estupidez.
Lo único que digo es que el momento es demasiado cinematográfico.
Y quizá es simplemente la inclusión de la cámara en este momento tan íntimo.
Pero este filtro, esta lente que nos separa a ti y a mi de la Morente cantando, es lo que convierte un momento sentimentalmente hondísimo en algo casi banal.

No lloro viendo estas imágenes.
Y mi pregunta es por qué.

Y es que hay algo, ya dije, demasiado cinematográfico en ellas.

Y puede que lo único que ocurra sea eso: que la vida no fue nunca, en absoluto, cinematográfica.

martes, diciembre 14, 2010

loop


Mira qué página más chula acabo de descubrir gracias al Fotogramas.
Llena de gifs.
Fragmentos de pelis en loop.
Cómo sueno de radical: gifs, loops. Nena.
Qué será lo próximo.

gracioso

Este vídeo me lo ha enviado Sheila por mail.
Ella está en el salón, yo en mi despacho.
Mi despacho, cómo suena, te imaginarás algo importante y todo. De eso se trata, de engañar.

La cuestión es que está gracioso.

domingo, diciembre 12, 2010

tabla del nueve

Me entero, hoy, al no tener facebook me entero de todo hoy o mañana, pero no ayer, como tú, me entero hoy de este ciclo de pelis clásicas, quien dice clásicas dice 70's y 80's, es decir, clasicotes si tienes unos treinta años, películas que quizá no pudiste ver en el cine porque no tenías tú esa capacidad de comprensión del lenguaje humano que tienes ahora, o quizá porque se te pasó ya que estabas enfrascado, enfrascada, en aquella tabla del nueve.
La cuestión es que no sé quién ha sido el ideólogo de este planazo, pero merece un reconocimiento en este blog, aunque sea justo de tiempo, pero aparecer en este blog significa ser grande.
Y esto lo es. Vaya si lo es.
Por ahora sólo (al menos yo no he encontrado-sabido encontrar todo el programa) está el anuncio de la primera sesión. Pero tremenda primera sesión.

¿Por qué no se le había ocurrido antes a alguien?

miércoles, diciembre 08, 2010

esparciendo los tropezones

Hoy, cuando se cumplen treinta años de la muerte de John Lennon, voy a hablar de la novia de su hijo. Porque de él ya lo sabes todo, pero de la novia de su hijo, poca cosa.

La novia del hijo de John Lennon se llama Charlotte Kemp Muhl, a partir de ahora la Kemp.
El hijo de John Lennon del que te hablo se llama Sean, pronunciado [shon], y es una suerte de Joaquín Reyes trendy. O más aún, I mean.
Compruébalo en esta foto y dime que no está listo para una nueva sesión de Testimonios.
Por su parte, la Kemp demuestra al mundo que no encontrará ropa que le apriete.

Sean conoció a la Kemp en el Lollapalooza, un festival lleno de dickheads, guapos de series, famosos de todo tipo y, sobre todo, lleno de it girls.
El Lolla es como el Primavera Sound pero por toda la ciudad de Chicago, como si el Fòrum vomitara y enviase un escenario allá y otro acullá, esparciendo los tropezones por toda una ciudad ya de por sí llena de ellos.
La cuestión es que el Sean flipó cuando vio a la Kemp y se decidió a tirarle los tejos. A la Kemp le gustó esta decisión del Sean, además de su apellido, que le recordaba al de un músico guay al que mataron. El Sean flipó otra vez al ver que la Kemp se le cogía del brazo como si nada.
Pasearon por toda la ciudad de Chicago en busca del grupo que más le gustase a ella. Hablaron de sus vidas, de sus gustos, sus aficiones, toda una serie de sus interminable.

Al poco tiempo la Kemp se mudó al apartamento del Sean, en Manhattan, porque si algo debe tener una it girl como ella ha de ser decisión.
Y allí la Kemp y el Sean se fueron haciendo el uno al otro un hueco en la cama, pelos largos ahora en la ducha, un nuevo cepillo de dientes, desafiante, en el vaso de siempre, un nuevo olor y una nueva luz en la vida del Sean, sobre todo después de que la Kemp le enseñara a subir las persianas antiguas del apartamento.
En este vídeo, con momentos de vergüenza ajena inclusive, se nos muestra a la Kemp más de estar por casa (de su novio).
(Lo del piano no lo llamaría talento sino tiempo libre).



Es tanto el amor, que deciden formar un grupo.
Y es tanto el amor, que deciden llamarlo Ghost of a saber tooth tiger, también encontrado en Youtube como GOASTT.
Es aburrido como ver crecer las uñas.
No tiene ningún interés.
Bueno, sí, la Kemp, como demuestra este vídeo grabado por un asistente a una actuación quien, al oír la voz de la ninfa, olvida por completo al pobre Sean, que tanto hizo por este concierto poniéndole el apellido al cartel.

(La relación chica mona - sección rítmica/xilófono/instrumentos de juguete algún día me gustaría que alguien me la explicara).


niños analfabetos

"Julian Assange"

Todo el asunto de Wikileaks, ¿a ti qué te parece?
Para mí es algo totalmente nuevo, quiero decir drástico en el mundo, y no sólo en el periodístico.
Pero, ¿por qué esta noticia (la publicación de las filtraciones) pasa sin pena ni gloria en los telediarios? ¿Por qué se le destina a esta noticia el mismo tiempo que a las inundaciones en Écija? ¿Acaso hay algo más importante ahora mismo? Lady Gaga, quizás.
Sin duda me pone nervioso (si es que algo me ha podido poner nervioso alguna vez) que lo que está pasando, que lo que estamos sabiendo, no sea considerado como un antes y un después en la historia contemporánea. Porque así será, pero no lo parece.
Wikileaks es un nuevo 11-S.

Por supuesto que sabíamos que vivíamos engañados pero, hasta qué punto, cuál es el límite que un ciudadano de a pie puede o debe soportar.
Me parece todo tan vergonzoso.
Y lo peor de todo es, ¿qué puedes hacer?


P.D.: Aunque este vídeo (y otros alojados en esta web -rápido, antes de que la cierren-) tiene ya unos meses, siempre está bien ir mirándolo de vez en cuando.
La guerra es un videojuego.
Niños analfabetos de veinte años jugando a matar.
El origen del odio.

(Está claro que soy contrario a cualquier tipo de fundamentalismo, a cualquier tipo de violencia, y no será políticamente correcto decir lo que voy a decir ahora pero yo, viendo este tipo de vídeos, relativizo el 11-S).

lunes, diciembre 06, 2010

cambia el gato o el perro

Imagina que tienes un perro. Un gato.
Imagina un animal en casa, o en el jardín.
Imagina que una noche sueñas que el perro o el gato se muere.
Te despiertas asustado, asustada, y te levantas y vas al salón o al jardín o allí donde pienses que duerme tu perro o tu gato.

Y lo encuentras muerto.

Imagina días más tarde, una noche, sueñas.
Imagina que sueñas que te mueres a los 48 años.
Si no hubiera sucedido lo de hace unos días, el asunto sería una simple anécdota.
La cuestión es que tú tienes 47 años.

Vas al médico para hacerte un chequeo.
Y el médico te descubre algo. Algo grave. Algo que te podría haber matado de no haber acudido a la consulta.

Entonces coges una cámara de vídeo y decides filmar el día a día de tu supuesto último año de vida.

Cambia el gato o el perro por un caballo y ese es el argumento de un a priori interesante documental: The edge of dreaming, de Amy Hardie, directora y sufridora protagonista.

lunes, noviembre 22, 2010

desfachatez

El sábado acompañé de nuevo a mi padre a la tienda Apple de La Maquinista porque el pasado se compró un accesorio que no era compatible con su ordenador y fue por ese motivo por el que fuimos a devolverlo o a cambiarlo por otra cosa.
Esa puede que sea la tragedia contemporánea.
Si en la antigüedad aparecían palabras como incesto, hoy en día tenemos que hablar de actualización del sistema.
La tragedia griega actual sigue partiendo de un viaje iniciático, pero hoy el vellocino de oro se ha transformado en un cable compatible.
Sólo pedimos eso: un cable compatible.
Y ese cable nos alivia, pensar en su compatibilidad nos hace ligeros, nos decimos: tener un cable compatible me hace compatible.

La cuestión es que acompañé de nuevo a mi padre y a mi madre a ese lugar a las afueras de Barcelona. (¿Cómo es posible que hayan tenido la desfachatez de poner una tienda Apple en esa zona, con todo ese tipo de gente merodeando por ahí y, sobre todo, que la gente del centro se tenga que desplazar hasta allí?)

Estuvimos menos de media hora en ese local donde sólo sonaban los Beatles de la última época y luego nos fuimos al centro, a la zona noble de la ciudad, donde se casaba una amiga de mi hermana, y vimos a los invitados esperando en la puerta y luego a mi hermana y luego a la novia y al novio, que es a lo que habíamos venido, mi hermana se nos acercó y la saludamos y luego volvió a perderse entre la multitud de invitados, entonces dimos media vuelta, los tres, y fuimos a comer.
Yo pedí unos canelones porque hacía tiempo que no los comía.
Estuvo bien el sitio y la comida y el servicio.

Luego mi madre se fue a enseñar a coser y mi padre y yo nos quedamos en Laie Pau Claris, donde mi padre se compró un libro y yo dos: Sukkwan Island y el nuevo de Mark Strand.

Paseando de vuelta al coche me descubrí diciéndole a mi padre: Cuando se vaya el sol, hará frío.
Ha llegado el día en que pronuncio frases que siempre asocié a la gente mayor.
No quise darle mucha importancia a lo que significaba este momento.
Miré al muñequito verde parpadear, aceleré el paso y mi padre me imitó.

domingo, noviembre 21, 2010

I go to rio de la noche

Cuánto daño, el croma.
Pero qué temazo, a la mierda el croma.
Y se supone, uno supone, que en su momento fue algo innovador, una aurora boreal de la técnica visual, el croma
Y míralo ahora, el croma.
Qué será de nosotros si el mismísimo croma, una aurora boreal en su momento, ha terminado así tal y como lo conocemos hoy en día. Qué será de nosotros. Pregunto.

Por su parte, Peter Allen, si no supiera quién fue, casado con Liza Minnelli estuvo y todo, pensaría que es un concursante de The X Factor.

Locura final con una antesala de lo que sería el croma años más tarde.


domingo, noviembre 14, 2010

calamidades


Las marchas, los desfiles y la gente que aplaude en los teatros o en los conciertos me son insoportables. Las calamidades siempre las provocan las masas enfervorizadas que aplauden. Todos los horrores provienen de los aplausos.

T. Bernhard

miércoles, noviembre 10, 2010

sangre falsa

Nos dejaron las puertas abiertas
para que pudiéramos elegir.
Pero nunca antes habíamos escuchado
ese verbo.

Ni tan siquiera sabíamos que se trataba
de un verbo.

Así que nos quedamos quietos
ante todas esas puertas
abiertas,
porque era eso lo que siempre,
hasta ahora,
habían esperado de nosotros.

Luego
nos fuimos haciendo mayores
y nos quisimos comer el mundo.

Eran tantas nuestras ganas
que perdimos el tiempo
comparando quién de nosotros
podía abrir más la boca.

Y ese tiempo que perdimos
mirándonos al espejo,
entre nosotros,
imaginando todo lo que íbamos a hacer,
fue el que utilizó
la vida
para ir condimentándonos.

Poco más tarde nos dimos cuenta
de que todo aquello que nos queríamos comer
nos estaba devorando
a nosotros.
Y parecía tomárselo con calma.

Ahora
somos un grupo de gente
que camina de aquí para allá,

un grupo de zombies secundarios
a los que

nunca

nadie

dispara.

Zombies con la boca abierta,
porque así nos quedamos.

Y empieza y acaba la película
con nosotros ahí,
en un callejón,
arrastrando los pies,
mirando al cielo
cuando pasa
un helicóptero.

Nadie nos dispara
porque no hay presupuesto
para tantas balas.

Las balas hay que ganárselas,
oímos decir a alguien.

Y no sabemos
qué es lo que hay que hacer,
a estas alturas de la película,
para ganarse
un par de disparos.
Certeros.

Pero ya no tenemos ganas de seguir preguntando.
Ni siquiera nos molesta
seguir con la boca abierta.
Ya no tenemos todas aquellas puertas
abiertas
ante nosotros.
Y el verbo elegir ya no aparece en nuestros diccionarios.
Ahora aparecen otros
que
ni siquiera
sabemos
lo que significan.
Toda la sal y pimienta que nos echó la vida,
se ha ido convirtiendo en una extraña capa
viscosa
que hace que resbalen
los pocos abrazos que nos dan.
Y por un momento
queremos preguntar
qué es lo que nos pasa.
Pero ya no tenemos ganas
dije
ni de seguir preguntando.

Por no tener no tenemos
ni bolsas
de sangre falsa
en los bolsillos de nuestras camisas.

sábado, octubre 23, 2010

escupiendo confeti

Sin duda, me he quedado mucho más tranquilo sabiendo que en la F*** se lo siguen pasando igual de bien que cuando estuve trabajando.
Como París, cada mañana era una fiesta.
Tú que estuviste allí conmigo lo puedes corroborar.
Cada día llegaba con las bambas llenas de confeti, el pelo, la barba, aún encuentro, años han pasado y aún encuentro confeti en algunas prendas, en los bolsillos, confeti y globos desinflados que guardé, recuerdos de una época pasada, una época gloriosa. Y no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, si yo cada día volvía a casa con las bambas llenas de confeti, el pelo, la barba, sobre mis hombros, caspa de dibujos animados, escupiendo confeti, en el tren de vuelta a casa, con lágrimas en los ojos esperando a que llegara el día siguiente, como un enamorado, esperando verla de nuevo, eso era yo, un enamorado.
Y mírame ahora. En casa, echando barriga, pudiendo estar escupiendo confeti día tras día.
Eso sí, mirando el vídeo, me ha extrañado que dejaran salir a las cajeras de sus cubículos vitales para que pudieran participar de la fiesta. Es más, qué raro saber de la existencia de piernas en cajeras.

No puedo hablar objetivamente de este vídeo.
Me sube el confeti a la boca.

miércoles, octubre 20, 2010

la orilla

Este vídeo es, como diría aquel, más antiguo que la orilla del río.
Aunque poco importa si se trata de uno de los vídeos más demented forever de la historia.
Hacía tiempo que no escuchaba esta canción.
Otro instant classic en su momento.
Play it fuckin' loud!

sábado, octubre 16, 2010

recorro en bambas el universo

Al cumplir diez

Sólo de pensarlo me pongo enfermo,
y es peor que el peor dolor de estómago
o que las jaquecas
que se me levantan por leer con poca luz:
una suerte de sarampión del espíritu,
de paperas de la psique,
de desfiguradora varicela del alma.

Me dices que es demasiado pronto para mirar al pasado,
pero eso es porque te has olvidado
de la perfecta sencillez que supone ser uno
y de la hermosa complejidad introducida por dos.
Puedo tumbarme en la cama y recordar todos los números.
A los cuatro era un mago de Arabia.
Podía volverme invisible
si me bebía un vaso de leche de una determinada manera.
A los siete era un soldado; a los nueve, un príncipe.

Ahora, sin embargo, paso el tiempo junto a la ventana,
contemplando la luz del atardecer.
Entonces nunca daba tan solemnemente
en los costados de la casita del árbol,
y mi bicicleta nunca se apoyaba en el garaje
como lo hace hoy,
desposeída de su velocidad azul.

Aquí nace la tristeza, me digo,
mientras recorro en bambas el universo.
Es hora de decir adiós a mis amigos imaginarios,
de cumplir mi primer gran número.

Parece que fue ayer cuando creía
que debajo de mi piel sólo había luz,
que, si me cortabas, fulgía.
Pero ahora, cuando me caigo en las aceras de la vida,
me pelo las rodillas. Y sangro.

Billy Collins
Navegando a solas por la habitación (2007)

almacenes

Es hora de seguir vaciando almacenes.

martes, octubre 12, 2010

ratas descubiertas

Me paseo por librerías, las manos atrás para que no me acusen de ladrón, a base de experiencias nos moldean, los demás, nos convertimos en lo que el resto quiere, me paseo por librerías con las manos atrás, nunca en los bolsillos, símbolo inequívoco de hurto, la mano en el bolsillo, y durante ese paseo no dejo de ver libros del nuevo, flamante, Premio Nobel, así que libros por todas partes del nuevo y flamante Premio Nobel escalan las paredes y saturan las mesas de las librerías, y no toco ninguno pero no me hace falta, no toco ninguno de esos libros pero los puedo ver y, sobre todo, oler, puedo oler toda esa carne de almacén, del árabe Al Majzan ("el depósito"), y ya ese olor a libro cadavérico, encerrado durante años, amontonado en pilas que sólo significaron cifras justo hace una semana, estantería o1-114, ya ese olor, digo, vicia el aire de las librerías convirtiéndolas en nuevos depósitos de cadáveres, en nuevos almacenes, y simplemente lo que hace una semana copaba estanterías en alguna nave de algún polígono industrial, ahora se desparrama por las mesas y escala frenéticamente, ratas descubiertas tras encender la luz, las paredes de todas las librerías, impregnándolo todo de ese olor nefasto a cadáver olvidado en un almacén, y entonces y no antes, con ese olor ya para siempre en mis fosas nasales, las manos todavía cogidas detrás de la espalda, envuelto por donde quiera que mirase por ese nuevo y flamante Premio Nobel, es entonces, dije, y no antes, cuando pienso que un premio sólo sirve para vaciar almacenes, y también entonces me imagino a las editoriales enviando listas del stock de sus almacenes, me imagino a un encargado del almacén de una editorial enviando una carta, nunca un e-mail, una carta a los señores suecos donde les especifica el stock, sentados en su trono, alfombra de piel de oso, el crepitar de un fuego, candelabros de oro, y entonces el mensajero irrumpe en la sala y, tras la reverencia, extiende su mano y ahí la carta escrita por el encargado del almacén de una editorial de un lejano y pobre país, y así haría con todas las editoriales, interrumpiendo siempre con elegancia el encuentro de los señores suecos, que ahora ya tienen sobre la mesa los datos, bien, ya tenemos los datos, dice uno, y estos datos, cifras, derivarán en el nuevo y flamante Premio Nobel, y el encargado del almacén premiado, un ser casi siempre olvidado y denostado durante el año, se convierte ese día, se convirtió el otro día, en el nuevo héroe de la literatura española y latinoamericana.

deshagamos el camino


Nuestros cristales rotos

Estuvimos lanzándole piedras a lo que creímos cristales,
durante años pensando
que todo aquello habían sido cristales rotos,
para nosotros ya no quedaba ninguno por romper en la ciudad,

entonces nos sentamos en el bordillo para descansar,

un gato de debajo de un coche salta un muro,
y en ese muro nuestras señales,
marcas de piedras en un muro de cemento,

caminemos,
deshagamos el camino, dijiste,
para reconstruir nuestra barbarie,
certificar nuestros actos,
descubrir los añicos,

pero allí donde pensábamos encontrar cristales rotos,
nuestros cristales rotos,
sólo encontramos
muros de cemento.

Phoebe L. Dewey
La mujer sostiene un vaso en la oscuridad de la noche (1997)

it was good what we did yesterday


sábado, octubre 09, 2010

no lo dejes


Aunque tienes hasta final de año, no lo dejes para el último día y vota ya en la nueva encuesta.

miércoles, octubre 06, 2010

me desperezo un momento

foto de Mark Hanauer

El viejo anarquista

mi vecino me deja la llave de su casa
cuando se va de vacaciones.

doy de comer a sus gatos
riego las flores y el
césped.

le dejo el correo en un pulcro montoncito
en la mesa del comedor.

¿soy el mismo que planeó
hacer saltar por los aires la ciudad de Los Ángeles
hace 15 años?

cierro la puerta de su casa.
me paseo por el sendero de entrada
hago un alto
me desperezo un momento
al sol mientras pienso,
todavía hay tiempo,
todavía hay tiempo para
volver por mis fueros.
nunca he estado a mis anchas entre
estos otros.

voy acera adelante
hacia mi casa

con cuidado
de no pisar
las grietas.

Charles Bukowski
Escrutaba la locura en busca de la palabra, el verso, la ruta.

lunes, octubre 04, 2010

los rayos del sol

Me asignaron la habitación nueve.
Fue puro azar. O no.
Pudo haberme tocado la quince, situada al otro lado del edificio, con vistas a las montañas.
Pero la señora de recepción, después de examinarme unos segundos, se volvió y descolgó de un tablón la llave de la habitación nueve.
Me pregunto qué pudo ver en mí para suponer que preferiría aquella y no la otra, la quince, por ejemplo, desocupada también y con vistas a las montañas.

Esto es lo que veía cada mañana, justo después de despertarme.
Una pared, una puerta y una escalera.

Me vino a la mente un cuadro de Hooper, aunque allí nunca llegasen los rayos del sol.

Una mañana, el último día antes de abandonar el hotel, estuve unos minutos mirando la escena con detenimiento.
Observando el pomo de la puerta, concentrándome en él, creí ver cómo giraba lentamente.
Aunque supongo que sólo fueron imaginaciones mías.
Como se me hacía tarde, decidí fotografiar mi vista durante aquellos días, con la esperanza de que, algún día, mientras mirase aquella fotografía, la puerta se abriera, al fin.

Por supuesto sé que es una auténtica idiotez, pero no mentiré si digo que, cada noche, antes de irme a dormir, miro esta fotografía en busca de alguna señal.

Me pregunto qué pudo ver en mí aquella señora para suponer que yo preferiría aquella habitación y no otra, la quince, por ejemplo, desocupada también.

Y con vistas a las montañas.

viernes, octubre 01, 2010

las marimbas, pereza

El otro día (concreción periodística ante todo) murió en extrañas circunstancias la montadora y colaboradora de Tarantino, desde sus inicios con Reservoir Dogs hasta la reciente Malditos Bastardos.
Se llamaba Sally Menke y tenía 57 años.
Todo apunta a un golpe de calor mientras paseaba por un parque en Los Ángeles.
¿Nadie se da cuenta de lo que esta muerte significa?
Significa que el cine de Tarantino tal y como lo conocemos termina en Malditos Bastardos.
Es decir que ya Tarantino no será más Tarantino.
Y esto no creo que sea ninguna exageración.

He pensado en esta noticia mientras veía el nuevo vídeo de El Guincho, Bombay.
Dirigido por Nicolás Méndez, el toque personal, por supuesto, se lo da Marc Gómez del Moral, director de fotografía.
Por toda la blogosfera es sabido que yo prefería a El Guincho cuando tocaba la batería en La Orquesta de la Muerte. Pero, hoy en día, a quién le importa lo que tú prefieras.
Este proyecto suyo me da pereza desde el primer día.
Todo lo tropical me da pereza.
Las marimbas, pereza.
Aunque, todo hay que decirlo, este último tema no está del todo mal.
Y el vídeo ayuda mucho a que no esté del todo mal, porque puedes verlo veinte veces y la canción se te va clavando como una astilla bajo la uña.
(Por momentos me recuerda al Frontier Psychiatrist, de The Avalanches.)

jueves, septiembre 30, 2010

persiana

Piquetes, informando.


Combustión informativa de neumáticos.


Policía, informando también.


Trabajadores que, debido al exceso de información, no saben si subir o bajar la persiana.


Será difícil, de aquí a un tiempo, será difícil, explicarles, cuando pasen unos años, explicarles a nuestros hijos, más bien convencerles, será difícil convencer a nuestros hijos, de aquí a unos años, cuando por casualidad lleguen a saber o quieran interesarse por nuestra época, nuestro tiempo, será complicado no parecer mentirosos mientras les explicamos que aquello que vivimos también fue una democracia.
Igual que la que estás viviendo tú, hijo. Igual.

Será difícil.

domingo, septiembre 26, 2010

martes, septiembre 21, 2010

sé de cuadros por robos

Sé de huesos por roturas,
de existencias por desapariciones
y de alfombras por polvo,

sé de pueblos por inundaciones,
de mares por vertidos
y de archipiélagos por cumbres,

sé de cuadros por robos,
de músicos por sobredosis
y de coches por desguaces,

sé de películas por censura,
de canciones por anuncios
y de árboles por incendios,

sé de animales por matanzas,
de libros por estanterías
y de carreteras por accidentes,

sé de risa por llanto,
de llanuras por bandoleros
y del ártico por deshielos,

sé de pájaros por perdigones,
de perros por excrementos
y de gatos por arañazos,

sé de alivio por dolor,
de ligero por pesado
y de bien por mal,

sé de tiritas por cortes,
de algodón por sangre
y de neumáticos por pinchazos,

sé de callar por hablar,
de asnos por rebuznos
y de vacas por mugidos,

sé de agua por salpicar,
de fuego por quemar
y de hilo por botón,

sé de muelas por empastes,
de insectos por picaduras
y de historia por guerras,

sé de arena por castillos,
de síes por noes
y, en definitiva,
(y no sabría decirte si esto es bueno o malo)
sé de ti por mí.

sábado, septiembre 18, 2010

spaghrazy




Aunque los violines del inicio también, sobre todo a partir del 2:22.
Spaghetti western nigga.

martes, septiembre 14, 2010

far alert

Original: Far beyond - Locksmith [Unlock the funk] 1980
Sample: Red alert - Basement Jaxx [Remedy] 1999


domingo, septiembre 12, 2010

la llave mágica

Hacía días que quería hablarte de los mineros atrapados en la mina San José, en la región de Atacama, al norte de Chile.
Pero quizá no tanto de esos treinta y tres hombres sino de las imágenes que nos llegan de ellos y que son, al fin y al cabo, la única manera de conocerlos.
Y, aprovechando la tragedia de los Andes de 1972, recuperaré algunas de las fotografías que el mundo pudo contemplar entonces con el fin de relacionarlas, si ello fuera posible.
A esto que me dispongo hacer hoy lo llamaré

Representaciones de la tragedia (1972/2010)

Las primeras fotografías a comparar son las de las caras de los protagonistas.
En las dos imágenes vemos las caras en recuadros pero, mientras que la de los supervivientes de los Andes pertenecen a fotos recortadas, donde algunos están sonriendo, otros no miran al objetivo, etc., las caras de los mineros (excepto tres) han sido extraídas de algún carnet, pasaporte o ficha de identificación.
Esta diferencia lo único que hace es humanizar a los primeros quienes, por supuesto involuntariamente, nos hacen pensar en alguien todavía vivo, y ni siquiera se nos pasa por la cabeza, extrapolándolas de su historia, pensar en una tragedia como la que vivieron.
Mientras tanto, las fotos de carnet de los mineros, pese a representar, como sabemos, a alguien todavía vivo, también nos podrían recordar a aquellas imágenes en las que aparecen personas que están siendo buscadas por la ley o, al menos, personas temidas, nunca víctimas. Sólo la mano, quizá de un familiar, que aparece sobre el papel y que tapa alguna de las caras, produce el efecto humanizador de la imagen completa. Es quizá esta mano, que parece buscar la única manera de contacto con el familiar desaparecido, la que permuta el significado primero de las fotografías de los mineros: aquellos que quizá nos parecieron lobos, son ahora, gracias al gesto cariñoso de algún familiar, corderos.
Días después de ser sepultados en la mina y gracias a un pequeño conducto construido por los equipos de rescate, se logra confirmar que los mineros están vivos.
La fe de vida de este grupo de hombres consistió en un trozo de papel blanco en el que, en letras rojas, se podía leer "Estamos bien en el refugio los 33". Es, por tanto, la escritura, la alfabetización de alguno de los treinta y tres hombres atrapados, la poseedora de la llave mágica para comunicarse con el exterior.

Los equipos de rescate logran hacer llegar una videocámara con la que cada minero se filma durante unos segundos y manda algún mensaje a su familia. De esta manera se pudo comprobar el estado, tanto físico como psíquico, de los treinta y tres hombres.
La primera imagen captada por la pequeña cámara fue ésta, una imagen que parece llegada de un lugar terriblemente desconocido. Lo único que podemos apreciar son unos ojos y nariz humanos que parece que emergieran después de un tiempo de letargo. Es también una imagen comparable a todas aquellas fotografías de supuestos fantasmas. Quizá sólo el brillo de los ojos nos confirma que eso que estamos viendo pertenece a nuestro mundo.

Y estos de aquí abajo son algunos fotogramas de la grabación en la que los mineros se dirigían a sus familias.
Los fotogramas han sido dispuestos en una cuadrícula (4x3) de igual manera que las fotografías carnet que vimos anteriormente. Es en estas últimas, pero, cuando podemos observar la verdadera expresión de esos hombres. Alguno sonríe, otros saludan al objetivo, la mayoría se muestran cansados, pero la sensación que tenemos después de verlos es ya muy diferente a aquella que quizá tuvimos tras ver las primeras fotografías publicadas. Serán estas últimas imágenes, estos fotogramas, y más que nos seguirán llegando a través de grabaciones, las que desde ahora nos servirán como representación iconográfica de los treinta y tres hombres atrapados. Olvidaremos, pues, de forma casi inconsciente, las primeras imágenes que vimos anteriormente, fotos de carnet, y las substituiremos por estas nuevas, digitales, inmediatas.

Esta inmediatez, el hecho de que gracias a una cámara podamos ver fotografías y oír grabaciones de los mineros casi a tiempo real, hará que, una vez rescatados, el misterio de lo que allí pasó durante tantos meses sea insignificante.
Incluso algunos han realizado videoconferencias con sus familiares.
Lo que nos puede hacer pensar en aquellas con astronautas.
Aunque, por supuesto, unos están en contra de su voluntad, los dos nos hablan desde lugares alejados de la vida terrestre.
Al final, por supuesto que habrá anécdotas que contar, pero el día a día y, sobre todo, los cambios físicos de esos hombres, son algo que estamos contemplando casi involuntariamente a diario. Esos treinta y tres hombres son las personas con las que coincides cada mañana en el autobús.

De igual manera pero con algunas diferencias, en 1972, una cámara fotográfica también fue testigo de algunos momentos que pasaron los supervivientes del accidente de avión.
Se pudieron ver incluso imágenes de justo antes del impacto, dentro del avión, siendo éstas las únicas imágenes de los supervivientes en un lugar cerrado. Todo lo contrario a los mineros.

Si en las imágenes de los mineros nos puede llegar a asfixiar la oscuridad envolvente y la apariencia de calor y humedad, en las fotografías de los Andes reina el color blanco y la sensación de frío.
Otra característica importante si diferenciamos las imágenes de una y otra tragedia es la disposición de los personajes en el cuadro, en la fotografía.
Mientras que las fotos de los Andes son, inevitablemente, paisajísticas, podríamos decir decimonónicas, las de los mineros, debido al tipo de cámara y al reducido entorno, suelen ser de primer plano o plano medio. Es decir, que casi nunca, por no decir nunca, podemos (podremos) verles las piernas.

La culminación de la imaginería de esta tragedia minera, la manera de cerrar el círculo, es la siguiente fotografía donde podemos ver a algunos de los supervivientes de los Andes cuando se acercaron a la mina para animar a los familiares y, sobre todo, para ser fotografiados, que es una forma de seguir vivo.
Uno de ellos enarbola una bandera chilena, otro levanta el puño al aire y el otro simplemente sonríe.
Detrás, igual que en 1972, un paisaje, una cordillera.
Hoy, en cambio, la cara de tranquilidad de saberse a salvo
Y, sobre todo, el plano medio.