Imagina un animal en casa, o en el jardín.
Imagina que una noche sueñas que el perro o el gato se muere.
Te despiertas asustado, asustada, y te levantas y vas al salón o al jardín o allí donde pienses que duerme tu perro o tu gato.
Y lo encuentras muerto.
Imagina días más tarde, una noche, sueñas.
Imagina que sueñas que te mueres a los 48 años.
Si no hubiera sucedido lo de hace unos días, el asunto sería una simple anécdota.
La cuestión es que tú tienes 47 años.
Vas al médico para hacerte un chequeo.
Y el médico te descubre algo. Algo grave. Algo que te podría haber matado de no haber acudido a la consulta.
Entonces coges una cámara de vídeo y decides filmar el día a día de tu supuesto último año de vida.
Cambia el gato o el perro por un caballo y ese es el argumento de un a priori interesante documental: The edge of dreaming, de Amy Hardie, directora y sufridora protagonista.
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