Esta parcela de bosque fue descubierta en 1992.
Tú quizá no habías nacido todavía.
Un avión, después de un examen aéreo. Lo típico.
El detallazo fue de un empresario alemán hacia Hitler en su cuarenta y nueve cumpleaños (1938).
A Hitler se le puso dura (quizá la única vez) viendo esos cien alerces ahí dispuestos como por arte de magia.
En primavera y en otoño siempre pedía que alguien le diera una vuelta en avioneta, para ver qué tal estaba la cosa.
En 1995 se talaron 43 árboles, pero la imagen seguía ahí.
Cuarenta y tres árboles nunca fueron suficientes para nada.
Entonces, en 2000, ayer como quien dice, se talaron 25 árboles más, dejándolo eso con sólo (43+25=68; 100-68=32) treinta y dos árboles de nada, que ya no dibujaban ni dibujarán nada, sólo permanecerán ahí, vestigios de un símbolo nefasto, sin ellos saberlo, albergando nidos de pájaros, sin ellos tampoco saberlo.
Descubrí este bosque en el maravilloso Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo, un libro que me compré en Girona en el 2004.
No sé por qué no te había hablado de él hasta hoy.
Es brillante de la A a la Z.
Por si te interesa, que ya veo que no, su autora, Rosa Sala Rose, tiene un blog de lo más interesante y sin faltas de ortografía.
1 comentario:
Me ha encantado esta historia mon ami! Voy a echar un vistazo1
un abrazo
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