miércoles, abril 30, 2008

sin compasión


Un niño pega sin disimulo
un moco en la pared.
Un anciano recoge
un papel del suelo
que luego tirará
a una papelera.

Un autobús ilumina
el trozo de calle
por el que va pasando
como una estrella fugaz
llena de gente y de humo
y de ruido.

Una gota se desliza por el cristal
de una ventana
por la que no mira nadie
y arrastra a otra gota
quieta
y luego a otra.

Se hace de noche
y los gatos permanecen
acurrucados bajo el gran portal
mirando sin compasión
a ese niño
que llora bajo la lluvia.

martes, abril 29, 2008

de noche

Era de noche.
Introdujo su mano en la página. Primero un dedo, luego otro, y otro. Tenía una mano dentro de la página cuando decidió meter la otra. Como era una postura incómoda, pensó que lo mejor sería acabar de meterse. Entonces introdujo un brazo, luego el otro, con dificultad la cabeza, ladeándose el torso y, por fin, las piernas.
Cuando estuvo dentro, todos dejaron de hablar y le miraron.
Un hombre se acercó y le preguntó de dónde había salido.
Él dijo que no lo sabía muy bien.
Y allí se quedaron, mirándose unos a otros.
Nadie decía nada. Nadie hacía nada.
Miró hacia afuera.
Era de noche.

en las miradas

Todo empezó un día, de pequeño, cuando arrancó la última página de un cuento.
Luego cogió otro e hizo lo mismo. Y así con todos los que tenía.
Más tarde arrancó la última página de todos los libros que había por casa.
Luego se hizo mayor.
Entraba en las librerías y arrancaba la última página de todos los libros.
Le llevó algún tiempo pero hubo un momento en que nadie podía saber el final de ningún libro.
Y entonces la gente empezó a vagar por las calles, buscando debajo de los árboles, entre los ladrillos, sobre los marcos de las puertas, en las cerraduras, en las miradas.
Todos buscando lo mismo.
Todos buscando un final.

lunes, abril 28, 2008

predestinados

Oscuridad.

¿Por qué cuando leo noticias como
la de hoy y veo dónde ha sucedido ya no me sorprendo?

(¿)Algo terrible se convierte en menos terrible según dónde suceda(?)
(?)Y hay lugares geográficos predestinados a los actos terribles(?)

Austria wikipédica

sábado, abril 26, 2008

nos los achina

Ayer estábamos viendo Callejeros, uno de esos programas de periodismo callejero (no sé si existe este término, me da igual, absolutamente), amado por los yonkis que siempre tienen su minuto de gloria, odiado por las prostitutas, que no quieren ni un minuto de gloria en la tele excepto en el programa del Cantizano, ayer estábamos viendo ese programa, decía, después de cenar arroz a la cubana.
Vimos el que iba sobre la vida de los camioneros.
La periodista, acompañada por un cámara y un spray anti violación, iba pidiendo si los podían llevar con ellos de ruta mientras les hacían preguntas sobre su vida. Todos decían que sí, porque todos los camioneros son simpáticos, y la periodista y el cámara se patearon, se camionearon Spain en un plis plas, lo que dura el programa.

Los camioneros enseñaban la cabina. Decían cosas como Aquí duermo, o Esto lo tengo para defenderme por si entran a robarme, o Esto es un portátil para ver pelis, o Mi familia es lo que más echo de menos, o Te ganas bien la vida pero es muy solitario. Cosas así, de camioneros. En una de las veces que un camionero enseñó su habitáculo, la cama aún deshecha y todo por ahí puesto de cualquier manera, qué esperabas, en una de las veces, digo, Sheila me dijo Puedo oler la peste desde aquí.

¿Por qué me dijo eso Sheila?
Porque era verdad.
Podías oler el interior de la cabina sólo con mirarla.
Seguro que te ha pasado alguna vez. Un sentido se despierta cuando menos te lo esperas.

A mí me pasa algunas veces. Por ejemplo, cuando veo a Jennifer Love Hewitt, ah, Jennifer, me viene olor a champú, porque no puede oler a otra cosa esa chica, o cuando veo el interior de una mezquita, con todos aquellos señores rezando descalzos, me viene olor a pies, porque no puede oler a otra cosa ese sitio, no puede oler a jazmín, ni a tea shop, qué quieres que te diga, igual que cuando ves el vestuario con un equipo celebrando la victoria: eso huele a sudor y a champán, no hay más misterio.

El olor es algo físico, más que el sabor pero menos que el sonido, aunque un sonido te pueda dañar físicamente y un olor no. Bueno, un olor desagradable te puede hacer vomitar y, por tanto, dañar tu estómago, tu laringe.
Aunque también un olor agradable puede hacer que cierres los ojos de placer y tropieces mientras caminas y te hagas un esguince y que este esguince nunca se te acabe de curar y acabes cojo para toda la vida. ¿Y qué te pasó, por qué cojeas?, y tú Cerré los ojos cuando pasaba por delante de una panadería. Suena un poco a personaje de Amélie. Estoy a punto de borrarlo.

Un buen olor nos relaja, nos hace cerrar los ojos. En cambio, un mal olor nos pone de mal humor y sólo nos los achina.
Por tanto, estamos más atractivos cuando un buen olor llega a nuestras fosas nasales.
Alguien está más guapo cuando huele bien. Aunque si eres feo y hueles bien simplemente serás un feo que huele bien.

Normalmente, cuando olemos algo agradable aspiramos profundamente para que este olor penetre en nosotros, queremos quedarnos con ese olor el máximo tiempo posible.
Lo contrario pasa con un olor repugnante. Respiramos menos delante de él, normalmente utilizamos la boca, para que pase lo menos posible por nuestras fosas nasales, y deseamos que desaparezca lo antes posible.
Pero un mal olor tarda más en desaparecer que uno bueno, no hay nada que hacer. O quizá no, quizá nosotros nos acostumbramos al buen olor y éste parece desaparecer aunque permanezca ahí, y en cambio no nos llegamos a acostumbrar a un mal olor. En fin.

Queremos que un buen olor se mantenga, como un animal de compañía que nos alegra tanto la vida, y cerramos puertas y ventanas para que esté con nosotros. En cambio un mal olor es una rata que entra por la ventana en verano: dejamos esa ventana abierta para que salga por donde entró, mientras que nosotros desaparecemos rápidamente de ahí.

Este post no lleva a ningún sitio. Te has dado cuenta, ¿no?
Si esperabas que acabase con un final de lazo y regalo, no va a ser posible.
Computer says no.
Este post simplemente es un post de sábado en un centro comercial después de viajar en autobús al lado de un hombre al que le olían los pies.
A mí me molestan las personas que huelen mal. Me molestan más que las que hablan chillando o las que llevan el móvil con la música a toda ostia, más que los motoristas que pasan justo cuando el Dr. House acaba de decir algo gracioso.
A mí un día un gilipollas me dijo que si podía bajar el volumen del iPod, que le molestaba el silbidito ese que se podía oír. Le dije que sí y no lo bajé, claro, sólo faltaba. No molestaba en absoluto. Además, ¡íbamos en tren, joder! ¿Acaso no te molestan el traquetreo de las putas ruedas por los raíles o la puta música clásica que ponen?
Todo esto viene porque alguien te puede decir que bajes el volumen de los auriculares y en cambio no se puede decir Huele usted a pelea de perros enfermos y llevaré este puto olor todo el día conmigo por su culpa.
La cuestión es que llevo el olor metido en la parte baja del cerebro, o donde coño se metan los recuerdos, en los bolsillos, en las orejas, en los lagrimales, ese olor a pies habita ahora mismo en mi cabeza, entre mis pelos, asomando de vez en cuando y cayendo delante de mis ojos, como un aura verde azulada que se suicida y que yo aspiro antes de que toque el suelo, salvándola, introduciéndola de nuevo en mí, distribuyéndola por los poros de mi piel y dejando que brote de nuevo al exterior, para volver a suicidarse de manera infinita.
Como un mito a lo largo de la historia.

viernes, abril 25, 2008

caer al vacío



- Coge esa cuerda.
- ¿Para qué?
- Tú cógela y vamos. Llama a tus tíos y diles que cojan la cámara.
- Pero, ¿dónde vamos?
- Ya lo verás.
- Dame una pista.
- Vamos a hacer cosas de machos. Porque somos machos, ¿o no? ¿Tú no eres un macho? ¿Eres mariquita? ¿Es eso lo que eres?
- No, no soy mariquita.
- Pues entonces eres un macho. Y los machos hacen cosas de machos, ¿no es así?, ¿tengo razón o no? Contesta, me cago en la puta.
- Sí.
- ¿Sí, qué?
- Sí, tienes razón.
- Pues venga. Llama a tus tíos, coge la cuerda y vamos.

No sé cómo acabará esta mierda de mundo en el que vivimos.
A veces desearía vivir algo así como 28 semanas después, que alguien se acercase a mí y apretara mis ojos con sus pulgares hasta introducirlos en las cuencas.
O en Esperando a Godot, y que Vladimir y Estragon me ayudasen a colgarme del árbol.

O ser un niño y pedirle a Holden que no se preocupe por mí, que me deje caer al vacío. Que quiero caer al vacío.

O simplemente la última página en blanco de cualquier libro, esa en la que se puede leer dónde y cuándo fue acabado de imprimir.

Hoy me siento orgulloso de ser humano.
Me siento pletórico. Es algo difícil de explicar. Qué bien me siento.

Cosas de machos.

jueves, abril 24, 2008

lleva pistola

Estoy escuchando una recopilación de Elton John.
A estas horas de la mañana nunca sé qué poner. Muchas veces estoy horas sin escuchar nada. Tengo la historia de la música moderna a mi alcance y muchas veces estoy horas sin escuchar nada.
Ahora escucho a Elton John. Escucho la de I want love, esa que en el vídeo sale el Robert Downey Jr. caminando mientras canta.
Yo por las mañanas soy un hombre de recopilatorios. Me importa muy poco el concepto de álbum por la mañana. Ya me importa muy poco durante el día, así que por la mañana imagínate. No me importa el orden que le diese el artista, me la suda. Yo por las mañanas estoy en manos del pringado de la compañía, de quien coño haya hecho la selección de la recopilación, del director de la compañía que ha dado el visto bueno, con un puro en la boca y mirando el reloj porque se le hacía tarde su cita con una prostituta. Yo a los directores de discográficas me los imagino siempre de putas.
En cambio a Iniesta no. Iniesta es el mejor.

Ayer el Barça empató ante el Manchester. Ayer el mejor jugador del mundo falló un penalti. La semana que viene va a doler la penetración anal que le harán al Barça, pero hoy sólo puedo decir que el Cristiano Ronaldo falló un penalti cuando a los culés se nos escapaba ya la caca y teníamos el dedo a punto de pulsar el botoncito rojo del mando justo antes de decir a tomar por culo todo. Pero no.
Ayer viendo a Rooney me dije: si este tío ahora mismo no estuviese jugando en el Camp Nou, en este mismo momento, quiero decir, estaría bebiendo cerveza en Plaza Catalunya y bajándose los pantalones con sus amigos. No lo veo en otro sitio.
En ese sentido es como Hierro, te acuerdas de Hierro, el del Madrid, si no hubiese jugado al fútbol se habría ido al monte a criar cabras, con Rexach, joder, Rexach, creo que el segundo libro más vendido en català en St. Jordi. No digo más. Pues eso, a Rexach siempre me lo he imaginado con un palillo en la boca paseando por el monte vigilando a las vacas.
O Allen Iverson, si no estuviera en los Denver estaría disparando desde un coche.
O Mijatovich, puede dar gracias al Madrid que lo acoge en su seno porque si no este tío estaría trabajando de portero en un prostíbulo. Veo a Mijatovich y veo a hombres entrando en un prostíbulo. Eso es lo que veo. Y también veo una pistola que asoma por debajo de su americana. Mijatovich lleva pistola, estoy casi seguro.

No entra nadie en la tienda. No entra nadie, Víctor.
¿Qué vamos a hacer?
La gente que entra es como si quisiera refugiarse de una lluvia que no cae, como la gente que ves agolpada en una parada de autobús mientras llueve torrencialmente.
Simplemente esperan a que afloje.
La gente que entra en la tienda simplemente está esperando algo.
Esta tienda se ha convertido en un rellano de escalera en el que esperas a tu abuela, que va más lenta.
En eso se ha convertido.
¿Qué vamos a hacer?
A veces me imagino, si algún día tengo nietos, explicándoles que trabajé en una tienda de discos. Y ellos me preguntarán: ¿y qué son los discos?, ¿y qué es una tienda? Como cuando mi abuelo me explicaba que era cobrador de tranvía.
Las cosas desaparecen.
No hay nada que hacer.

El lunes fui con Sheila a ver a Micah P. Hinson a Bikini.
Estuvo bastante bien.
Aunque yo cuando habla tan rápido no le entiendo. Habla mucho entre canción y canción y, excepto a Sheila, odio a todas las personas que se ríen de alguna anécdota que acaba de contar y que no he entendido.
Sheila me dijo que le gustaba más antes, cuando estaba más torturado. You're so cute when you're frustrated. Ahora no es que sea alegre, pero se le ve más contento.
Hacía tiempo que no iba a ningún concierto y en una semana iré a dos.

Mañana he quedado con Mamen, que es una excompañera de trabajo (Gabriela, no sé si ex va junto o separado o con guión, paso de buscarlo en el google, ya me dirás) que tiene myspace.
Aquí está. Tiene 241 amigos.
¿Para qué sirve un myspace si no tienes un grupo de música?
Pregunto desde la ignorancia, no estoy haciéndome el simpático.
Es como un correo siempre abierto, como un tablón de anuncios, ¿no? No lo sé, pregunto.
Es que entro por ejemplo en el de Mamen y lo único que leo son los planes de otras personas. De Mamen sólo puedo ver unas cuantas fotos de discoteca y saber que es Sagitario.
Pero bueno, mañana se lo preguntaré.
Y el sábado he quedado con Lorenzo, que viene de Madrid este fin de semana a ver a Nick Cave y el sábado me ha dicho si le acompaño a los Gutter Twins.
No es que me muera de ganas de meterme en una sala llena de humo y ver a Mark Lanegan y Greg Dulli acariciándose uno a otro el pelo mientras cantan, pero bueno, lo hago porque es Lorenzo y hace mucho que no le veo.

Ayer fui a ver a mi abuela.
Hacía tiempo que no iba a verla.
Se está quedando ciega. Ahora creo que sólo ve luz, sombras. O ni eso.
De pequeño mirábamos por la ventana y jugábamos a ver aviones.
A ver quién veía antes un avión.
Quizá te parece estúpido, pero no me acuerdo de lo que cené hace dos días y me acuerdo de esto, que pasó hace unos veintiséis años.
Y me acuerdo como si fuese ayer.
Vaya mierda.

Ahora mismo me da un poco igual todo.
Ahora mismo cerraba la tienda y me iba.
A tomar por culo todo.
Aquí no entra nadie.
Ya ni para refugiarse entra nadie.
¿Qué vamos a hacer?

miércoles, abril 23, 2008

en el cielo


Brasil busca a un cura que volaba en el cielo con 1.000 globos

Hay noticias que si me las hubiera inventado, o te las hubieras inventado, me dirías, te diría: vaya idiotez.
Pero en cambio, si estas noticias se transforman en realidad, lo único que puedes decir, que puedo decir, es: qué extraño es todo, joder.

La noticia.

martes, abril 22, 2008

gárgola


Desaparece una de las famosas gárgolas de la catedral de Notre-Damme de París.
Fue un turista quien dio la voz de alarma.
Le monde (11/12/1976)


El 9 de diciembre de 1976 una gárgola se desprendió de la catedral de Notre-Damme de París.

La noticia no hubiese pasado de mera curiosidad, de anecdótico accidente, a no ser porque un campesino se tropezó con la figura semienterrada en un campo de Lépine, a más de 200 km al noroeste de la capital francesa.
Expertos desplazados a la zona confirmaron que se trataba de la gárgola desprendida hace unos días de la catedral.
La profundidad y tamaño del agujero en el que se hallaba junto con el peso de la figura, unos cuarenta kilos, determinaron la altura desde la que cayó o fue lanzada.
Nadie encontró una explicación lógica pero la altura era exactamente la misma a la que estaba situada esa gárgola en la catedral.

Patrice Sabagni
Le bizarre magazine, nº5 (abril 1989)

sobaco derecho

Aquí te dejo el ejercicio de este jueves.
Consistía en un diálogo, imitar una escena teatral.

Un golpe en la habitación.

Invierno. Noche. Interior de un piso. Un hombre y una mujer están haciendo el amor en el sofá. No, simplemente: un hombre y una mujer están sentados en el sofá. La televisión encendida, sin voz. Leen cada uno un libro. Mejor: la televisión está apagada. La mujer lee, el hombre, semitumbado, se acaricia el sobaco izquierdo mientras mira la pared. El derecho, mejor. Se oye un golpe en la habitación.

Ella: ¿Qué ha sido eso?
Él: ¿El qué?
Ella: Ese golpe, ¿no lo has oído?
Él: Pues no.

El hombre sigue acariciándose el sobaco derecho. La mujer cierra el libro y lo deja encima de la mesita de cristal, de madera, que tienen delante. Le mira y presta atención, como si quisiera oír un nuevo golpe. No se oye nada.

Ella: ¿Por qué no vas a ver qué ha sido?
Él: ¿Que vaya a dónde?
Ella: A nuestra habitación. He oído un golpe, de verdad.
Él: Algo que se habrá caído, no te preocupes.
Ella: Pero si no estás haciendo nada, podrías ir, ¿no?
Él: Está bien, ya voy.

El hombre deja de rascarse el sobaco derecho, no, sigue rascándose el sobaco derecho, se pone en pie, mete los pies en las zapatillas de estar por casa, resopla y empieza a caminar hacia la habitación.

Ella: ¡Espera! Llévate algo, por si acaso, por si es alguien.
Él: ¿Alguien? ¿Quién va a ser?
Ella: No sé, hoy en día nunca se sabe. Llévate esto.

La mujer le ofrece una navaja que saca de debajo del cojín del sofá, no, que saca del bolsillo de los pantalones.

Él: ¿De dónde has sacado eso?
Ella: Siempre la llevo conmigo.
Él: Dámela.
Ella: Ten cuidado.

El hombre ya ha dejado de rascarse el sobaco derecho. Examina la navaja multiusos de la mujer. Saca el corta uñas y empieza a cortárselas mientras camina por el pasillo. Antes de llegar a la habitación entra en el lavabo, la puerta de la izquierda, no, de la derecha, enciende la luz y orina sin dejar de cortarse las uñas. Bueno, deja un momento de cortarse las uñas y orina. Cuando acaba, sale del lavabo y va hacia la habitación. Antes ha tirado de la cadena y se ha lavado las manos. No, no se ha lavado las manos. Abre la puerta de la habitación y enciende la luz. En la cama, sentado, un hombre se despereza mientras le mira. No, mejor, una mujer se mira al espejo poniéndose de perfil.

Él, desde la puerta, a ella: ¡Ha sido el perchero, que se ha caído!
Mujer: ¿Tú me ves gorda?
Él: No, yo te veo bien.
Ella, alzando la voz, un poco asustada: ¿Con quién hablas?
Él, aún desde la puerta, mirando a la mujer aunque sin desearla, bueno, deseándola un poco: ¡Con una mujer que hay aquí!.
Ella: Ah, sí, la misma historia de siempre.

lunes, abril 21, 2008

felicidades

De pequeña fuiste unas cuantas veces a Río de Janeiro.


Luego pediste un cacaloat con patatas y te quedaste tan ancha, mientras bailabas


Después te fuiste haciendo mayor a la vez que ibas siguiendo tu camino.


Un camino que te llevará a un fabuloso destino.


Lo único que tienes que hacer es


FELICIDADES, ELENÚ! CHA-CHA-CHÁ!

viernes, abril 18, 2008

punzadita

Look into my eyes, look into my eyes.
Estaba yo semitumbado (¿se escribe junto o separado?) después de comer, a las cinco de la tarde, viendo un episodio de Entre fantasmas e intendo mirarle a los ojos a Jennifer Love Hewitt, cuando me vino a la mente Jorge Drexler y Leonor Watling.
¿Por qué me vinieron a la mente esos dos? No hay un porqué.
Quizá me vino a la mente Jorge Drexler porque el otro día le regalé su último disco, un concierto, a mi hermana.
Supongo que me vino a la cabeza por eso, no tengo ni idea de mí mismo.
La cuestión es que mirando a la Hewitt pensaba en el Drexler y la Watling.
Y pensando así, me pregunté: ¿qué debe sentir la Watling cuando el Drexler cante canciones de amor que estaban dedicadas a otra persona, a sus anteriores novias o líos, canciones de amor que él compuso antes de conocerla, qué debe sentir, sentirá una punzadita, aunque sea mínima? Porque algo debe notar en su interior, no me digas.
Me puedes decir Vaya gilipollez de pregunta. Y yo no te lo voy a negar, pero, repito, ¿qué debe sentir la Watling?
Por ejemplo, ¿se sentará el Drexler a los pies de la cama, Watling tumbada sin nada arriba, como siempre, y le cantará una canción romántica de esas que tiene, de esas que tiene anteriores a este romance con ella?
¿Presentará así sus canciones?: Mira, Leonorcita, mi vida, esta canción se la compuse a mi primera novia, era alguien especial, estuvimos viviendo juntos durante unos años, luego te enseño unas fotos de lo felices que éramos, ya verás, tendrías que conocerla, ay, ¿te enfadas si te digo que aún la echo de menos?, ay, creo que no debería hab¿¡¡Leonor qué haces con ese cuchillo!!? ¡¡¡Ahh, no, los ojos nooo!!!
En fin.
¿Qué pasa con las canciones dedicadas a otras personas?
Un fan, un oyente, tú, yo, las podemos hacer nuestras, no pasa nada, no nos importa a quién se la dedicó el que la compuso, simplemente disfrutamos de la canción. No me importa quién fue Michelle, ni Lucy in the sky, ni Sweet Caroline, ni Gloria. Simplemente disfruto de la canción.
Pero, ¿qué pasa con las canciones cuando nosotros somos ahora la pareja?
¿Qué pasa ahora?

dando latigazos

El otro día, ayer, ¿por qué digo el otro día si fue ayer?, ¿lo sabes tú? Ayer, decía, me compré, adquirí, desembolsé dinero a cambio de, me compré, repito, una edición especial de 8 1/2 de Fellini y el episodio (especial también) de Padre de Familia llamado Blue Harvest, que lo han empaquetado con una camiseta, unas gafas 3D, unos cromos y más cosas para auténticos frics.
Al ir a pagar, la señorita me pregunta:
¿Te los envuelvo por separado?
A lo que yo respondo:
¿Cómo? marcando la c. Algo así: ¿KKomo?
Y ella se lo tomó como que no la había oído, que podía ser una opción, pero no fue, y me volvió a formular la pregunta con su grácil tono.
Entonces le contesté:
No, no hace falta,
dejando en el aire, así, además de mi estupidez, el hecho de que fueran o no para diferentes personas.
¿Qué coño pasa? ¿No me puede gustar Fellini y Padre de familia? Yo lo veo de lo más normal. ¿Acaso no te parece Stewie un actor tan bueno o mejor que Mastroianni?
¿Acaso algunos diálogos de Padre de familia no son memorables, tanto como el Marcelo dando latigazos?
En fin.
Aquí lo puedes ver enterito, con subtítulos y todo que te lo he puesto.
Ya me dirás, yo aún no lo he visto.

jueves, abril 17, 2008

ruidos del bosque

Aquí te dejo la mierda de ejercicio que me salió para hoy.
Se trataba de formar una escena en la que hubiese un espacio interior y otro exterior unidos por una ventana.

Polillas.
Llegó la medianoche, y se fue. Me dijo que no me moviera de esta silla, donde estás ahora sentado, me dijo que volvería antes del amanecer. Eso fue hace veinte años. Yo entonces tenía siete y supongo que la quería, como puede querer un hijo a su madre, quiero decir. Me dijo Siéntate y lee, y me dejó un libro en el regazo y salió por esa puerta sin mirarme para despedirse. Yo la vi alejarse por ese camino, por ese camino que lleva al bosque, el de la izquierda, por ahí se fue caminando. La pude ver durante unos segundos, hasta que desapareció en la oscuridad, hasta que la luz que salía de esta cocina no fue suficiente. Y aunque era imposible verla ya, me quedé mirando por esta ventana, sentado y con el libro en el regazo, como si mirando pudiera hacerla aparecer antes. Y así estuve un rato. Recuerdo que las polillas se amontonaban en el cristal, luchando para no resbalarse. Llegó a un punto en el que no me dejaban ver el exterior. Entonces me levanté de la silla y fui hacia el cristal y di un par de golpes con los dedos para ahuyentarlas. Revolotearon dejando una estela de polvo pero al cabo de unos minutos volvían a estar allí, adorando a la pobre bombilla de la cocina. Decidí apagarla, aunque aquello me impidiera ver el camino, el bosque por el que tenía que regresar mi madre. Completa oscuridad. Afuera los árboles atrapaban la poca luz que pudiera existir. No recuerdo si había luna, no me fijé, sólo recuerdo una oscuridad total. Entonces pude escuchar los ruidos del bosque. Supuse que allí estaban todos los animales, todos los seres que necesitan esa oscura intimidad para vivir. Poco a poco iba escuchando a las polillas marcharse, con sus locos aleteos, en busca de un nuevo sol, en busca de alguien igual de solitario que yo en ese momento, a esas horas. No recuerdo pasar miedo, ni estar triste, no sé por qué. Y tampoco sé por qué era consciente de que mi madre no iba a cumplir su palabra de volver antes del amanecer. Supongo que hay cosas que uno percibe, que están ahí, en el momento, en el lugar, y no hace falta saber por qué o no las sabemos, simplemente están ahí, te vienen a la mente sin una explicación, como polillas a la luz. Creo que pasaron dos horas. Las piernas se me habían dormido de estar sentado. Me levanté y caminé con cuidado por la cocina a oscuras. Palpé la pared hasta que llegué a la negra ventana. El involuntario sonido de mis manos contra el cristal hizo correr a algo en el bosque. Abrí la ventana. El frío se coló golpeándome en la cara y el cuello, lo único que no llevaba protegido. Caminé hacia atrás de nuevo hasta que di con la silla. La acerqué a la ventana abierta y me subí a ella y me encaramé y salí de un salto. Caminaba con los brazos extendidos hacia adelante. Estuve caminando así hasta que mis brazos se cansaron de estar esperando toparse con algo o con alguien. A quién esperaba encontrar no lo sé. Luego me senté apoyando la espalda en un árbol. Acurrucado contra el frío recuerdo llamar a mi madre. Supongo que me dormí, aunque no sé si se puede dormir cuando tienes frío. Quizá me desmayé. Cuando desperté estaba amaneciendo. Miré a mi alrededor y pude ver que mi casa estaba a escasos cien metros. Había caminado en círculos. Un cervatillo me miraba escondido detrás de un arbusto. Me incorporé y desapareció. Caminé de nuevo hacia mi casa, despacio, esperando encontrar una luz encendida que me dijera Tranquilo, ya estoy aquí.

miércoles, abril 16, 2008

perro de tres cabezas

No sé por qué pasa esto.
Hay días que no son días de mierda sino días estúpidos.
Por ahora, hoy es uno de ellos. Y tengo la impresión de que hasta que no acabe este día estúpido, hasta que no sean las doce de la noche, este día estúpido va a seguir siendo él mismo.
Simplemente sé tú mismo, le ha dicho antes de salir de casa su madre, Semana, mientras le hacía el nudo a su corbata estúpida. Le ha peinado de esa forma estúpida, anoche le planchó la camisa estúpida y los pantalones estúpidos, le preparó los zapatos estúpidos y esta mañana, antes de salir, le ha besado la frente estúpida y le ha dado un abrazo estúpido mientras le ha animado con un estúpido A por ellos.
Un día estúpido se lanza sobre ti en cuanto sales por la puerta.
Te ve a kilómetros.
No hay nada que hacer.
Si un día estúpido te cubre con su velo estúpido para un poco más tarde meterse en tus bolsillos, tus orejas, tu nariz, entre tus uñas, para más tarde impregnarte de su estupidez, todo tu cuerpo con esa pegajosa estupidez que trae consigo un día estúpido, si esto te pasa, digo, no hay nada que hacer.
Un día estúpido empieza de muchas maneras.
La más corriente es esta: levantarse antes para nada.
Esa es una de las claves, una de las señales que le hacemos a un día estúpido. Cuando nuestro despertador suena a una hora que no es la habitual sino más pronto, el día estúpido ya está saliendo de su escondite estúpido, esperando a que salgas por la puerta.
El día estúpido tiene como rehenes a infinidad de personas estúpidas a las que abre la jaula sólo para ti. Puedes estar tranquilo, puedes estar tranquila, que si un día estúpido se mete en tu bolsillo, no te faltarán personas estúpidas que amenicen tu día estúpido.
Vuelvo a decir que hoy es uno de esos días, hoy me es uno de esos días.
Me he levantado antes para nada y las personas enviadas, los enviados, están cumpliendo con su cometido. Yo diría que tienen comisión.
No voy a reproducir los diálogos que he tenido esta mañana con algunos de esos seres porque no te los creerías.
Bueno, voy a reproducir uno, para que te hagas una idea:
- Estoy buscando el disco de tal y cual- pídeme el ser.
- Mira, aquí está- mostrándoselo en la estantería.
- Ya, pero yo es que soy de lejos- díceme el ser.
- ¿Qué quieres decir?- pregunta y responde la gota de sudor que empiézame a caer.
- Que vivo en Jaén y si hay algún problema, pues eso- respóndeme con estúpida sinceridad el ser.
- ¿Quieres decir si está rayado o algo así?- vuelven a preguntar a coro las gotas de sudor ya desde el suelo.
- Sí, claro, si está rayado o no se escucha bien, pues eso, que vivo en Jaén- se reafirma con una estúpida reafirmación de estúpido ser.
- [...]- intento pensar en algo más estúpido pero me es imposible y deseo desmayarme en ese preciso momento, golpeándome, a ser posible, la frente sudorosa en el suelo y abriéndome una brecha que espante tanto al estúpido que lo haga salir corriendo. Esa sería la única manera de deshacerme de él. Pero no me desmayo ni me golpeo, así que la conversación la finalizo yo después de un sabio:
- ¿Sabes lo que te quiero decir?- que me suelta el ser estúpido y que llega a mis oídos como un perro de tres cabezas a los pies de mi cama ladrándome a las cinco de la mañana. Estoy a punto de decirle que no, que no sé lo que quiere decir, que su filosofía de vida es tan estúpida que no logro comprenderla. En cambio le respondo, finalizando, queriendo finalizar el puto diálogo de mierda que estábamos manteniendo:
- Sí, sé lo que quieres decir- convirtiéndome con esa frase en un estúpido como él, como si le quisiera decir: Tienes razón, yo también vivo lejos de los sitios donde (no) compro. La verdad es que es una buena forma de ahorrar, ¿verdad, estúpido?
Y me alejo de él sin hacer mucho ruido.
Hoy creo que han llegado autocares de estúpidos al centro comercial.
O eso o se están reproduciendo en contacto con el agua. Porque no me lo explico.
No sé por qué pasa esto.
Días estúpidos que se suceden cada dos por tres, que sobrevuelan tu casa, tu ciudad, tu persona, hasta que te atrapan, y en esos días estúpidos sólo eres un pequeño insecto intentando liberarse de la resina que lo ahoga, que lo cubre entero, que lo deja indefenso, en esa postura estúpida que suelen tomar los insectos justo antes de escapar.

terrón de azúcar


Al final, piénsalo, amigo Nikolái, somos todo aquello que no nos atrevimos a decir.


Vladimir Hellyk (1897-1979)
La noche es un terrón de azúcar y otros cuentos.

martes, abril 15, 2008

lo queramos o no

Lo queramos o no, nuestra infancia será una de las pocas que nos llevaremos a la tumba, como un olor que nunca se nos acaba de ir, como una canción que nos viene a la mente cuando estamos nerviosos.
Lo queramos o no, todas aquellas sensaciones que vivimos en nuestra infancia han moldeado la persona que somos ahora, todos los olores, todos los sabores, todos los ruidos, todo aquello que leímos, todo aquello que vimos en nuestra infancia, todo, ha quedado impregnado en nosotros y sale a relucir cuando menos lo esperamos, o siempre que lo esperamos.
Lo queramos o no, nos hacemos mayores.
Y eso es algo con lo que no contábamos cuando éramos pequeños.
Acabo de leer que el pasado jueves murió Juan Ramón Sánchez Guinot, el actor que interpretaba a Chema, el panadero de Barrio Sésamo. Cáncer fulminante, 51 años.
También me acabo de enterar de que estaba casado con Consuelo Vivares, la actriz que se escondía dentro de Espinete.
Mira, qué quieres que te diga, si no he llorado estoy a punto.
Me da igual lo que pienses de mí.

sábado, abril 12, 2008

oso hormiguero

A Dick Cheney le hicieron esta foto. Hasta ahí nada fuera de lo normal. Pero el exceso de tiempo libre ha hecho que la gente, el planeta en general, se haya fijado en lo que se refleja en las gafas, en lo que está mirando el Cheney.
La mayoría de gente dice que es una mujer desnuda.
La Casa Blanca dice que es una persona con una caña de pescar.
Yo lo único que digo es que si es una mujer desnuda no sé en qué postura está.
Y si es una persona con una caña de pescar no sé qué clase de persona es.
¿Tú que ves?
Yo veo a un oso hormiguero paseándose por las butacas durante un musical de Broadway con el cartel de No hay entradas.

mirar tus uñas crecer

Cultura popular.
Ayer llovió.
No llevaba paraguas y me mojé un poco antes de llegar a casa, por la noche, casi a las once.
Luego cené unas hamburguesas de pollo que se deshacían las muy cabronas y en la sartén parecían carne picada.
Sheila cenó bolitas de patatas fritas y un huevo, también frito.
Estuvimos un rato viendo la tele.
Me doy cuenta de que veo una cantidad desorbitada de horas de tele. Si el tiempo que he pasado mirando la televisión lo hubiera dedicado a leer, por ejemplo, las Metamorfosis de Ovidio, te podría hacer una tesis sin consultar el libro, con notas a pie de página y todo.
La tele es lo peor, pero no puedo dejar de mirarla. Es como cuando ves un vómito por la calle, aunque te entren ganas de vomitar lo vas a mirar.
Pues estuvimos un rato viendo la tele, digo.
Vimos un documental sobre el IRA que hacían, que echaban, en el C33.
Luego estuve haciendo zapping y vimos a Andrés Pajares en ¿Dónde estás corazón? Creo que se llama así, el programa del Cantizano, ya sabes cuál es.
Lo estuvimos mirando durante unos treinta segundos. El tiempo necesario para darnos cuenta de que no entendíamos ni una sola palabra de lo que decía ese hombre, si se puede llamar todavía así.
Hay personas que sería mejor que desapareciesen. No estoy diciendo que se mueran, estoy hablando de desaparecer.
Los Rolling Stones, para mi gusto, también deberían desaparecer ya. Ya está, ya lo han hecho todo y más. Ya no tienen nada que aportar a la música. A veces pienso, joder, me voy a morir y el puto Mick Jagger aún va a estar corriendo de aquí para allá. Son unos pesados, no me digas. No estoy hablando de su música ni de su aportación a la cultura popular ni todo ese rollazo, estoy hablando de la puta imagen de la lengua y del puto Keith Richards y de que ninguno de nosotros podrá estar corriendo durante una hora cuando tenga más de sesenta años. No puedo hacerlo ni ahora, joder, no me imagino de aquí treinta años. Mierda.
Estuve durante un cuarto de hora haciendo zapping, quedándome una media de un segundo por cadena, como cuando se te queda el botón del mando enganchado y los canales no dejan de pasar. Estuve un cuarto de hora o más. Sheila me decía que lo dejase un rato en una pero yo estaba ciego de poder. Cuando tengo el mando en mis manos estoy ciego de poder, ¡ciego de poder!, ojos en blanco y todo se me ponen.
Debido a este zapping loco, padre y madre de nuestros futuros hijos, llegué a la Sexta donde hacen ese programa de sexo, de porno, llamado Todos Ahh! 100. Lo vimos entero, de cabo a rabo.
Sheila me preguntó que como es que me sabía los nombres de todas las actrices que salían. Tragué saliva y se me abrieron tres opciones:
a) joder, Sheila, es cultura popular;
b) lo he leído, y;
c) mira esa grieta de la pared, ¿te habías fijado?
Opté por la d), a veces me da por ser sincero: las había visto antes.
Y, mira, Sheila me preguntó eso porque dije: esa es Sophie Evans y está casada con ese, con Toni Ribas, creo que vive en Barcelona.
Era un reportaje en el que explicaban que Nacho Vidal y Toni Ribas eran muy coleguis pero ahora ya no se hablaban por culpa de una mujer: la Evans.
Muy interesante, ya ves. En esas cosas pierdo el tiempo.
Luego volví a hacer zapping y llegué de nuevo al programa del Pajares.
El hombre ya se había ido, la entrevista ya había acabado hace rato, pero me fijé en que el Cantizano estaba hablando de él, preguntándole a los colaboradores qué les había parecido la entrevista, como si Pajares hubiese sido ahí Nabokov o Churchill o Umberto Eco.
Ninguno de los colaboradores tuvo los suficientes cojones para decir ¿que qué me ha parecido? una puta mierda me ha parecido, ¡no he entendido una puta palabra!
Eso es lo que deberían haber dicho. Pero no. Iban analizando partes de la entrevista, ¡en el mismo programa! Nunca había visto nada parecido, nada tan ruín. Hacer un grandes éxitos de la entrevista que acabas de hacer hace una hora escasa. Patético. Pero bueno, tampoco esperaba un análisis etimológico de las palabras balbuceadas por Pajares.

Por cierto, antes de que se me olvide, de que me se olvide, Andrés Pajares tiene un blog, tan interesante como mirar tus uñas crecer.
Aquí está.
Luego, o antes, no sé, da igual, le pregunté a Sheila si el Cantizano era perfecto, físicamente hablando. Me dijo que perfecto no. Le dije que qué le fallaba. Me dijo que no es que le fallase nada. Entonces le dije que si no le fallaba nada era perfecto.
Y luego le pregunté si yo era perfecto, físicamente hablando, la cara, le recordé, metiendo barriga.
Vi como a ella también se le abrían tres opciones:
a) a mí me pareces guapo,
b) ni mucho menos, idiota y
c) mira esa grieta de la pared, ¿te habías fijado?
Y así estuvimos un rato hablando, hasta que nos fuimos a leer a la cama, sin llegar a ninguna conclusión.

Ah!

como la vida,

sin llegar

a ninguna

conclusión.

viernes, abril 11, 2008

no me conoces

- Despierta.
- ...
- Despierta, levántate.
- ¿Qué? ¿Qué pasa?
- Venga, levántate, vamos.
- Pero, ¿qué pasa, qué hora es?
- Da igual la hora.
- Pero si son las cuatro, ¿qué pasa?
- Levántate, ven, vamos.
- Pero, ¿me quieres explicar qué pasa?
- Ya lo verás lo que pasa, ven, levanta, venga.
- Joder, ¿dónde vamos?
- A la cocina, venga.
- No entiendo nada, ¿no me puedes explicar qué quieres? Te recuerdo que son las cuatro de la mañana. No sé tú pero yo entro a las ocho a trabajar.
- Vamos a la cocina.
- Ostia puta.
- Siéntate en esa silla.
- Joder, Linda, esto es una broma, ¿no?
- Nada de eso.
- Pero, ¿qué coño pasa?, ¿qué hacemos aquí? ¿Te ha pasado algo?
- Me han pasado muchas cosas pero eso no viene al caso ahora.
- ¿Por qué no te sientas tú también?
- ¿Qué es esto?
- ¿El qué?
- Esto, lo que hay dentro del cajón.
- Un papel, parece, ¿qué coño pasa?
- ¿Has leído lo que pone?
- No he leído nada, Linda, ¿qué coño pone?, ¿qué coño está pasando?
- ¿No lo has escrito tú? Es tu letra.
- No sé de qué me hablas, no sé de qué papel hablas, déjamelo.
- No, da igual.
- Déjame ver lo que pone, ¿no? No sé de qué me estás hablando.
- Siéntate.
- ¿Qué pasa, Linda? ¿Qué está pasando?, ¿quieres explicarme qué coño está pasando?
- No está pasando nada. Ya ha pasado.
- Ostia puta, Linda, no estoy entendiendo nada, vamos a la cama, venga.
- Nada de cama. Siéntate.
- Bueno, venga, ¿qué pone en el papel?
- Eso ya da igual.
- Pero, ¿cómo que da igual? Entonces, ¿qué coño hacemos aquí?
- Estamos aquí porque quiero que me mires un momento.
- ¿Qué?
- Que me mires.
- ¿Qué haces?, ¿qué es eso?
- Siéntate.
- Linda, venga, tranquila, vamos a la cama, necesitamos dormir.
- Ya no necesitamos dormir.
- ¿Qué coño te pasa, Linda?, ¿me lo quieres explicar?
- Mírame.
- Ya te miro, joder.
- Ahora coge esto.
- Linda, por favor, ¿qué haces?
- Coge esto y cierra la puta boca de una vez.
- Linda, ¿qué está pasando?
- Cógelo y calla.
- Pues no me da la gana de coger eso.
- Eres un puto cobarde, ¿no?, eso es lo que eres.
- No soy ningún puto cobarde. ¿Qué coño quieres que haga con eso?
- ¿Tú qué crees?
- Linda, venga, deja eso y vamos a la cama.
- No me conoces.
- Linda, vamos, venga.
- Siéntate.
- Linda, no, vamos, deja eso ahí.
- Siéntate.

Ahora llorarás con motivo
y otros cuentos de amor.

miércoles, abril 09, 2008

Khun Ëmna

Grottum (1930)

Diversos casos de rotura de tímpano diagnosticados en Oslo.
(Die Welt, 20/9/2003)
Un grupo de personas acudieron durante la semana pasada a diferentes hospitales de la ciudad alemana con hemorragias auditivas y fuertes dolores de oído.
Se desconocen las causas de este hecho que ya ha afectado a unas quince personas. Normalmente, la rotura de tímpano suele ser debida a un fuerte traumatismo o a una infección. Ninguno de los afectados había sufrido alguna de estas causas por lo que se está investigando el motivo que pudo provocar estas roturas.


Un disco como posible culpable de las roturas de tímpano de veinte personas.
(Die Welt, 25/9/2003)

Lynn Hussjönsen, un artista noruego, se perfila como principal culpable de las roturas de tímpanos que presentaron hace unos días un grupo de personas en diferentes hospitales de la ciudad.
Preguntados por lo último que habían hecho antes de sufrir el daño auditivo, todos coincidieron en lo mismo: escuchar Khun Ëmna, el último disco de Hussjönsen, un artista que graba su música en una cueva con las paredes recubiertas de latón.
De aspecto ermitaño, se ha sabido que este artista vive en una cabaña en Grottum, al norte del país, distribuyendo sus discos por internet.
Pese a lo que se pueda pensar vistas las consecuencias de su música, Hussjönsen no practica ningún estilo procedente del metal extremo. Al contrario, su música está más cercana a Bach y Mozart que a cualquier grupo hard-rock.
Lo que los expertos han determinado como causante de las roturas de tímpanos han sido las vibraciones del latón, que pasan desapercibidas al oído humano pero que actúan como la explosión de un artefacto a escasos centímetros de la oreja.
Las autoridades han advertido que no se escuche este disco, Khun Ëmna, bajo ningún concepto, si no se quieren sufrir daños auditivos importantes.
Esta advertencia, lejos de ahuyentar a la gente, ha hecho triplicar los pedidos del disco en su página web.

siempre que te vengan arcadas

¿Sabías esto? Yo me acabo de enterar hoy, leyendo una revista gratuita escrita a medias por David Broc y Javier Blánquez.
David Broc es mi más fiable crítico de hip-hop, Javier Blánquez de música electrónica y Laurent Berger de rock.
De cine lo son Sergi Sánchez, Jordi Costa, Elisenda Nadal y Àngel Quintana.
De literatura, Tomás González.
De pintura, ¿hace falta un crítico de pintura?
Tú qué crees.


Una de estas dos obras me parece una estupidez.

Y saber que escriben ellos, Broc y Blánquez, digo, es el único aliciente para que mi oxidada espalda se doble y gima y mis dedos pincen la revista del suelo donde descansa, el sucio suelo de cualquier tienda de Barcelona, esa ciudad que te recomiendo visitar cuando la náusea te envuelva y no puedas hacer otra cosa que expulsar con violenta furia la última comida y bebida ingeridas. Elige Barcelona siempre que te vengan arcadas.
¿Sabías esto, digo? Lo de los helados Ben & Jerry.
El próximo martes 29 de abril se celebra el 30º día del Helado Gratis (así, con mayúsculas).
¿Tú sabías que existía este día? Yo no.
Y qué quiere decir. Pues que tú te acercas ese día a cualquier heladería Ben & Jerry, eliges un sabor y te llevas un cucurucho gratis.
Puedes ir las veces que quieras, hasta que tu estómago le haga señales a tu cerebro con sirenas y luces rojas y las ganas de vomitar hagan dirigir tu vista de nuevo a Barcelona.
¿Existen más días de alimentos gratis? No lo sé.
Podría existir el día de las Patatas Bravas Gratis, o de la Ensalada Verde Gratis, o del Bistec Poco Hecho Gratis, o del Café Corto De Café Con La Leche No Muy Caliente Gratis.
Podrían existir estos días, no estaría mal.
Podrías ir a un restaurante y pedir el Menú Gratis de hoy.
En fin, por hoy ya está bien de decir estupideces.

Aquí te dejo la web de Ben & Jerry, para que veas qué heladería te queda más cerca.

martes, abril 08, 2008

absoluto

Una pandilla de estúpidos trabajadores.
Maneras estrafalarias de forrarse con una 'web'
Un muchacho holandés gana 11.000 euros en mes y medio por pasarse el día en la cama de su habitación, grabarse con una cámara y emitirlo en Internet.

La noticia.

¿No te dejan este tipo de noticias una cara de absoluto gilipollas?
A mí sí, más de la que tengo normalmente, imagínate.
¿No es el sueño de cualquier quinceañero, de cualquier persona, vamos?
Pasarse el día en la cama y cobrar por ello. El chaval dice que ahora se tiene que pasar 23 horas al día en la cama. Y yo pregunto: ¿qué problema hay, chavalín?
Pero ahora, después de esta introducción de tasca que acabo de hacer, pregunto de nuevo: ¿cambiarías tu estilo de vida por este otro?
¿Realmente cambiarías tu estilo de vida por este de sempiterno tumbado y observado?
Yo, el hombre más vago con el que puedas mantener una conversación hoy en día, ya te lo digo ahora: no.

Aquí te dejo la web del chaval.

lunes, abril 07, 2008

capaces de hacerlo


Hicimos nuestros planes de la siguiente forma: si podíamos hacerlo, estaría bien y sería una buena historia. Y si no lo podíamos hacer también tendríamos una historia, la historia de no ser capaces de hacerlo.
John Steinbeck
Viaje a Rusia

viernes, abril 04, 2008

la goma de las braguitas

Muchos artistas deberían sacar Ep's en lugar de Cd's.
Quiero decir que muchos artistas ganarían si su disco no durase más de quince minutos.
Estoy hablando de cuatro canciones, cinco como máximo.
Propongo a los artistas musicales que hagan un greatest hits de su disco antes de sacarlo a la venta, una selección de las que, a su parecer, sean las mejores canciones que contiene ese disco.
Reducir los iniciales cuarenta minutos a sólo quince. De hecho, no creo que hiciese falta ni una selección, simplemente dejando los cuatro primeros temas del disco y borrando todo lo demás. Mira qué fácil te lo pongo, artista.

Hoy en día, la sociedad del zapping no aguanta cuarenta minutos de un mismo disco, así de claro. Hoy en día no aguantamos cuarenta minutos de nada.
Cuarenta minutos de algo, hoy en día, es totalmente insoportable.
Dime algo que puedas aguantar más de cuarenta minutos.
Yo, nada.
Y todo esto a qué coño viene, Diego, venga, di algo que no sepamos, listillo.
Todo esto viene a que he escuchado a la nueva sensación folk femenina nacional. Qué largo, ¿no?.
Se hace llamar Russian Red y su disco sería bueno si fuese un Ep.
Y qué hace exactamente la Russian Red esta.
Mira, pues su música bebe (qué cursi esto de bebe, qué gilipollez esto de bebe) de diversas fuentes, todas femeninas: Tori Amos, Joanna Newsom, Najwa Nimri, Cat Power y Dolly Parton. Y, repito, el disco estaría correcto, que hoy en día ya es mucho, si sólo tuviese cuatro canciones. Pero como no tiene sólo cuatro canciones se convierte en algo aburrido, bostezable al 90%.
De todas formas, eso es lo de menos.
Lo de más es el nombre: Russian Red. Rusa roja, o roja rusa, como te dé la p*** gana.
Un nombre guay te hace entrar en sectores guays.
Y eso es lo que quieres cuando te pones un nombre guay.
Un nombre como éste te abre de par en par las puertas de las revistas de tendencias. Eso sí, tu disco es un coñazo, pero tú ya estás ahí. Y al fin y al cabo, eso es lo que cuenta: estar ahí. Porque lo del disco coñazo lo digo yo, pero no tiene por qué serlo.
Russian Red, eres guay y te hacen la crítica hasta los eruditos de la .H Magazine, que no es moco de pavo. Así que no tienes de qué preocuparte.

Hace unos días también se publicó otro disco de otra artista femenina folk nacional.
Marina Gallardo se llama.
Para mi gusto su disco es mucho mejor que el de Russian Red.
No estoy diciendo que las separen galaxias de diferencias, sino que, para mí, repito, el disco de Marina Gallardo, musicalmente, está mejor que el de la rusa roja.
Le recomendaría lo mismo que a la soviet y que a todos vosotros, músicos de renombre que leéis este blog: una criba de cinco o seis temas.
Editar Eps, coño, no lo repito más. Un ep deja mucho mejor sabor de boca que un cd. Si de todas formas no vas a vivir de la música, al menos hazme caso.
Pero, ¿qué pasa con Marina Gallardo? ¿Por qué no sale en las revistas de tendencias como la otra?
Tú que crees, porque yo ya lo sé.
Todos juntos: el nombre.
Ese nombre, que podría ser tanto de una diputada del PP como de la mujer del estanco, como el de una actriz de teatro que ahora sólo hace series, ese nombre, digo, no tiene cabida en las revistas de tendencias, neni.
Pero, ¿y si ella no quiere estar en las revistas de tendencias?
Cómo no va a querer salir en una revista de tendencias, si me gustaría hasta a mí.

Un nombre lo es (casi) todo. Marina Gallardo sería cool si, llamándose así, fuese finlandesa. Pero no, es gaditana.
Mira a José González, haciendo supirar a diestro y siniestro con su procedencia sueca.
Además, Marina Gallardo, perdona eh, no eres tan monina como Russian Red, y no te pones unas Wayfarer sin cristal, que es como colgarte un pase vip para todas las revistas de tendencias y para Silenci?

Y otra cosa, muy importante hoy en día: los amigos.
Russian Red tiene, a día de hoy, 2.524, mientras que la Gallardo sólo tiene 768.
Pero mujer, cómo vas así por la vida, con sólo 768 amigos, que sí, que son pocos pero muy buenos y todo lo que quieras pero piensa que hay gente que tiene más del triple que tú.

De todas formas, Marina, yo me quedo contigo.
A la Russian Red que le den, aunque a lo mejor voy a verla a la Sala Castelló el 25 de abril, más que nada para ver si se agacha y le puedo ver la goma de las braguitas, que es a lo que vamos todos los chicos cuando canta una chica.

Aquí te dejo con sus respectivos maiespeises, para que elijas a tu favorita.

Russian Red.

Marina Gallardo.

miércoles, abril 02, 2008

nunca se le caen las galletas

Aquí te dejo el ejercicio de este jueves.
Consistía en realizar un monólogo interior de un niño.

Un cubo tapado con ladrillos.

y la señora Rosita me dijo Que te vas a caer, pero yo nunca me caigo, ya estoy acostumbrado a saltar la valla, es un poco pesada, bueno, una vez sí que me caí, pero ella no me vio, no me vio nadie, así que da igual, me caí pero da igual, mi abuelo me lo dijo un día, me dijo que si nadie lo ve entonces no pasa, o algo así, yo quiero mucho a mi abuelo, la verdad, pero a veces dice cosas y no le entiendo muy bien, porque me habla como si yo fuese mayor, y yo no soy mayor, pero él parece que no lo entiende, yo le quiero mucho, no tanto como a mi abuela, pero casi casi están empatados, a mi abuela la quiero un poco más porque me habla flojito y me dice las cosas una vez, yo con que me digan las cosas una vez ya lo entiendo, y mi abuela me dice las cosas una vez y las entiendo y le hago caso, pero mi abuelo a veces se pone un poco nervioso y la vena que tiene en el cuello se le infla y parece que va a explotar, yo a veces me aparto por si acaso, me da miedo, y lo quiero mucho, pero el otro día la gata que tenemos tuvo muchos gatitos en el patio y él me dijo que me fuese a mi habitación a jugar un rato, estuve un rato jugando con mi abuela y cuando salí para merendar vi un cubo tapado con ladrillos en el patio, luego estuve viendo la tele y luego cené, yo quería jugar con los gatitos pero mi abuela me dijo que mañana, pero mañana ya ha pasado muchas veces, y siempre me dice lo mismo, y al final le he dicho Ya no te quiero y ella me ha dicho que eso no se dice y por eso me ha castigado a mi habitación, yo le he dicho eso pero es mentira, claro que la quiero, pero no quiero que me diga más mañana mañana, por qué no puedo jugar con los gatitos, ahora viene la señora Rosita, no quiero que entre en mi habitación y me pregunte cosas, habla mucho, como aquella tarde que me quedé en su casa porque mis abuelos iban al médico y me estuvo hablando todo el rato y preguntándome cosas que yo no sabía responderle, luego se lo dije a mi abuela, que la señora Rosita no paraba de hablar, y mi abuela me dijo que es que vivía sola y necesitaba compañía, pero otro día mi abuelo me había dicho que la señora Rosita había matado a su marido y que mataba a todo el que entraba en su casa, yo me reí mucho con esa historia que se inventó mi abuelo, a veces se inventa historias cuando vamos a pasear por la montaña a coger flores para la mama, y siempre me dice que no me ría y yo le digo Vale, ya llevo mucho rato aquí, le voy a decir a mi abuela que hay hormigas en el colchón que me pican, a ver si me deja salir, pero esperaré a que se vaya la señora Rosita, que estarán tomando un café ahora, mi abuela siempre prepara cafés y saca galletas en una bandeja que está vieja, y le tiemblan las manos y yo siempre estoy atento por si se le caen al suelo, pero nunca se le caen, y mi abuelo siempre la mira pero nunca le ayuda, pero yo lo quiero también, aunque nunca le ayude, yo lo quiero también, pero a mi abuela más, un poco más sólo, porque me habla flojito y me dice las cosas una vez y nunca se le caen las galletas.