martes, abril 29, 2008

en las miradas

Todo empezó un día, de pequeño, cuando arrancó la última página de un cuento.
Luego cogió otro e hizo lo mismo. Y así con todos los que tenía.
Más tarde arrancó la última página de todos los libros que había por casa.
Luego se hizo mayor.
Entraba en las librerías y arrancaba la última página de todos los libros.
Le llevó algún tiempo pero hubo un momento en que nadie podía saber el final de ningún libro.
Y entonces la gente empezó a vagar por las calles, buscando debajo de los árboles, entre los ladrillos, sobre los marcos de las puertas, en las cerraduras, en las miradas.
Todos buscando lo mismo.
Todos buscando un final.

2 comentarios:

Patricia dijo...

libros sin final... menuda tragedia :(

diego dijo...

patricia: como la vida misma.
Aunque, para mi gusto, personalmente para mí me mí, prefiérome un libro sin final.
De hecho, me acabo muy pocos libros.

Ahora me paseo por tu blog.

¡Un saludo!
;)