miércoles, abril 02, 2008

nunca se le caen las galletas

Aquí te dejo el ejercicio de este jueves.
Consistía en realizar un monólogo interior de un niño.

Un cubo tapado con ladrillos.

y la señora Rosita me dijo Que te vas a caer, pero yo nunca me caigo, ya estoy acostumbrado a saltar la valla, es un poco pesada, bueno, una vez sí que me caí, pero ella no me vio, no me vio nadie, así que da igual, me caí pero da igual, mi abuelo me lo dijo un día, me dijo que si nadie lo ve entonces no pasa, o algo así, yo quiero mucho a mi abuelo, la verdad, pero a veces dice cosas y no le entiendo muy bien, porque me habla como si yo fuese mayor, y yo no soy mayor, pero él parece que no lo entiende, yo le quiero mucho, no tanto como a mi abuela, pero casi casi están empatados, a mi abuela la quiero un poco más porque me habla flojito y me dice las cosas una vez, yo con que me digan las cosas una vez ya lo entiendo, y mi abuela me dice las cosas una vez y las entiendo y le hago caso, pero mi abuelo a veces se pone un poco nervioso y la vena que tiene en el cuello se le infla y parece que va a explotar, yo a veces me aparto por si acaso, me da miedo, y lo quiero mucho, pero el otro día la gata que tenemos tuvo muchos gatitos en el patio y él me dijo que me fuese a mi habitación a jugar un rato, estuve un rato jugando con mi abuela y cuando salí para merendar vi un cubo tapado con ladrillos en el patio, luego estuve viendo la tele y luego cené, yo quería jugar con los gatitos pero mi abuela me dijo que mañana, pero mañana ya ha pasado muchas veces, y siempre me dice lo mismo, y al final le he dicho Ya no te quiero y ella me ha dicho que eso no se dice y por eso me ha castigado a mi habitación, yo le he dicho eso pero es mentira, claro que la quiero, pero no quiero que me diga más mañana mañana, por qué no puedo jugar con los gatitos, ahora viene la señora Rosita, no quiero que entre en mi habitación y me pregunte cosas, habla mucho, como aquella tarde que me quedé en su casa porque mis abuelos iban al médico y me estuvo hablando todo el rato y preguntándome cosas que yo no sabía responderle, luego se lo dije a mi abuela, que la señora Rosita no paraba de hablar, y mi abuela me dijo que es que vivía sola y necesitaba compañía, pero otro día mi abuelo me había dicho que la señora Rosita había matado a su marido y que mataba a todo el que entraba en su casa, yo me reí mucho con esa historia que se inventó mi abuelo, a veces se inventa historias cuando vamos a pasear por la montaña a coger flores para la mama, y siempre me dice que no me ría y yo le digo Vale, ya llevo mucho rato aquí, le voy a decir a mi abuela que hay hormigas en el colchón que me pican, a ver si me deja salir, pero esperaré a que se vaya la señora Rosita, que estarán tomando un café ahora, mi abuela siempre prepara cafés y saca galletas en una bandeja que está vieja, y le tiemblan las manos y yo siempre estoy atento por si se le caen al suelo, pero nunca se le caen, y mi abuelo siempre la mira pero nunca le ayuda, pero yo lo quiero también, aunque nunca le ayude, yo lo quiero también, pero a mi abuela más, un poco más sólo, porque me habla flojito y me dice las cosas una vez y nunca se le caen las galletas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jolines, actualizaaaaa