Aquí estoy anoche, ya con el pijama puesto, viendo la gala de los Goya.
Ayer vi prácticamente toda la gala de los Goya.
Si me preguntas por qué lo hice te podría responder: es que se le acabaron las pilas al mando y me daba pereza levantarme.
No fue ese el motivo. Soy vago pero tengo un límite.
Así que el motivo fue que no hubo motivo.
Siempre he pensado que los Goya tienen algo tan decadente que los hace interesantes.
No sé lo que es, si el sonido, la lentitud de la gala, los actores en sí, el presentador, los discursos o la alfombra verde con propaganda de whisky (qué era eso, ¿la entrada a una discoteca de moda?).
Quizá gota a gota colma el vaso del aburrimiento en el que se convierte una gala de los Goya.
No quiero ni empezar a compararla con la de los Oscars. Sólo con una orquesta en directo, ostia, eso empezaría a hacer grande a esta gala. ¿No hay orquestas en este país para viejos que tocarían incluso gratis en una entrega de premios?
Esa música de radiocasette sonando mientras Alfredo Landa baja las escaleras resume una ceremonia como los Goya.
Una de las cosas que más vergüenza ajena me hacen pasar es una tontería como ésta: la música siempre se termina mucho antes de que el premiado llegue al micrófono, creándose una especie de silencio funeralítico que contrasta con la alegría que supone el momento. ¿Te has fijado tú también o es que soy un maniático?
¿Nadie se dedica a calcular los segundos que puede llegar a tardar el posible premiado más alejado del escenario teniendo en cuenta que besará a su mujer/marido/novia/novio y a todo el que le apetezca? No creo que sea tan difícil. Preferiría que el premiado tuviese que esperar delante del micrófono a que acabara la música que no contemplar ese paseo dramático hasta recoger la estatuilla.
(Por cierto, algo le pasa a Alfredo Landa, no sé, o a lo mejor no, simple emoción desbordada como he leído por ahí, pero hablaba como cuando te oyes el retorno por teléfono. Y me dio pena, y no me estoy riendo).
Luego, no se trata de una cuestión de duración, se ha agilizado bastante de aquí a unos años, todo hay que decirlo. Aún así, es larga o, peor aún: se hace larga.
Por eso digo que no es una cuestión de duración sino de actitud.
¿Me equivoco mucho si digo que ni a los mismos actores les hace ilusión esta gala?
¿Por qué? Porque pocos se creen ya al cine español, así de claro.
Y menos si el presentador se llama José Corbacho.
¿Quién piensa que este hombre aún sigue haciendo gracia? Supongo que hay mucha gente.
Yo no.
¿A ti te hace gracia el Corbacho?
A mí he de reconocer que me hizo cuando empezaba a salir con el Buenafuente en TV3.
Pero ahora es simple Coca-Cola sin gas. Peor aún: Pepsi.
Luego otra cosa, ¿alguien ve algo de transgresor en un beso en la boca hoy en día?
Eso ya no llama la atención, Corbacho, es más: cansa. Sólo sirve para que los periódicos de hoy te saquen en portada haciendo ver que te morreas con la Pataky. Supongo que tienes pocas oportunidades de darle un beso a una chica sin pagar y aprovechas la gala. Aunque también te besaste con chicos, joder, tío, eso sí que es tener huevos, te admiro.
En fin.
Luego los discursos.
¿Se los daban a la entrada? ¿Había un chavalín repartiendo discursos?
Porque el tema como no me lo esperaba no me he preparado nada me resulta abrumadoramente patético. ¿Quiere decir que eres un perdedor y quieres que todos lo sepamos? El único que hizo algo un poco diferente y se metió con la iglesia fue el animalario Alberto San Juan y también me gustó Jaime Rosales, el director de La soledad.
Eso es lo que me gustaría oír a mí, más críticas. Olvídate de tu mujer y de tus hijos por un momento, ya se lo agradecerás en casa, y dedícate a decir lo que no te gusta o cómo te gustaría que fuese lo que sea. Aunque luego no sirva para nada, pero haz algo diferente, joder, el premio ya lo tienes en la mano, ¿no?, pues aprovecha, coge el dinero y corre.
En definitiva, que anoche vi la gala de los Goya y lo menos importante fue quién ganó o quién dejó de ganar, como siempre.
Ganó La soledad como mejor película (no la he visto). Supongo que la favorita era El orfanato (la he visto). Y Maribel Verdú cuando todos se esperaban que se lo dieran a la azafata de V.I.P. noche.
Pero también era favorito el R.Madrid el sábado en Almería.
Hoy en día todos nos hemos convertido en favoritos.
Da un poco de miedo.
Y es un aburrimiento.
6 comentarios:
También estuvo bien el que citó de memoria nombres y apellidos de las 13 rosas, con un silencio de fondo bastante emotivo bajo mi punto de vista...
(y no, a mi corbacho no me hace ni puta gracia...
y el recurso, copia de la hora chanante, de hacer un falso doblaje ya no me parece original.)
Ya les vale, todos ahí mancillando el nombre de la gran Jenna Jameson.
Y Alberto San Juan me cae bien, aunque tenga tanta cara de pájaro.
El numerito de las suecas de francotirador en la azotea...
X*****
...y yo aquí, más ancha que larga :-)
(anda, deja la negrita, dieguillo, ¿tan rápido te has cansado de plagiar a don rafael, que ya estás catando el estilo malherido?)
jji ji ji :-D
...y yo aquí, más ancha que larga :-)
(anda, deja la negrita, dieguillo, ¿tan rápido te has cansado de plagiar a don rafael, que ya estás catando el estilo malherido?)
jji ji ji :-D
(perdón por la repetición!)
Momo, mira tu blog :-)
e: ese trozo que dices me lo perdí. He leído que fue de lo más emotivo, es verdad ;*
sheila: es cierto, qué vergüenza, el nombre de una gran actriz pisoteado una y otra vez por actores, actrices, directores, productores, ¡incluso por...por... guionistas! Bochornoso ;*
houdini: ya deberías saber que soy una prostituta bloggera e infiel. No sé de qué te extrañas.
¡Cuidado, agáchate! ¡Me ha parecido ver a alguien en tu ventana apuntándote con una pistola!
C U! ;D
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