sábado, junio 18, 2011

amor nuevo


Ya estoy contigo.
Ya vuelvo.
Que sé que te me quejas por ahí.
Que sé que, aunque no lo digas en voz alta, me echas de menos.
Estaba acabando la carrera.
Como quien dice Estaba acabando de fregar los platos.
He estado acabando la carrera, enjuagándola, sin restos de grasa la he dejado.
También he estado engordando.
No encuentro un H&M para gordos como yo, ya.
Una tienda de ropa moderna para gordos. Pregunto.
He estado leyendo poco y salteado, como una mosca a la que le arrancas las alas, de aquí para allá, ahora me detengo en esta frase, me duermo en este adjetivo y leo tres veces el mismo párrafo y leo tres veces el mismo párrafo y leo tres veces el mismo párrafo.
He estado haciendo trabajos universitarios. Nada del otro mundo pero trabajos universitarios al fin y al cabo.
He estado redactando mi currículum. Foto en color. No sé para qué la foto en color. Una manera de decir Estoy vivo, puede usted citarme para una entrevista. Una foto carnet fotocopiada en blanco y negro siempre me ha parecido algo inútil. Si no hay más remedio, no hay más remedio, pero algo inútil. El color, lo queramos o no, refleja nuestro aspecto vital. Por eso dije que no sé para qué la foto en color.
He estado poniendo mallas metálicas en las rejas de las ventanas para que Billie Jean y Norma Jean no se escapen durante el verano. Ahora tengo que animarme a colocar una mosquitera. La tengo en mente, pero de ahí no pasa, por ahora. También tengo en mente arreglar el jardín. Tener en mente, menuda expresión de mierda. El jardín arreglado le daría a la casa otro aire. Menuda frase de mierda.
He estado dándole de comer a una gata callejera, la Madre, y viendo cómo sus cachorros aparecían de la noche a la mañana entre las plantas, aún con los ojos cerrados.
Hemos acogido durante una noche a una perra desorientada. Le dimos de comer y de beber. Al día siguiente el veterinario le detectó el chip y se la llevamos al dueño, un vecino del barrio. Me quedé desencantado ante su reacción al verla. Como quien corta el seto y ve caer las ramas al suelo y luego las recoge y las tira a la basura y entra en casa y guarda las tijeras de podar y se sienta a ver la tele y así pasa otro día.

Pero, sobre todo, he estado viendo cómo crece mi hijo.
Es raro escribir esto.
Es raro escribir mi hijo.
Esto ya no es ficción.
Viendo crecer a mi hijo dentro de la barriga de Sheila.
Un niño.
Mi hijo, nuestro hijo.
Jan.
Ver los movimientos en la pantalla, ver esos espasmos, entre graciosos y terroríficos, ver la columna vertebral, la espina de un pez del futuro que dejará de nadar en septiembre para salir a respirar con un grito que lo inundará todo.
Ver los movimientos de tu hijo te anula temporalmente.
El temps no compta, ni l'espai.
No eres nadie mientras aquella forma se desplaza con torpeza.
Nunca la imagen fantasmagórica de un extraño ser te supuso una sensación como esta.

No hay miedo, sólo plenitud existencial.

Por muy tópico que suene, es algo inexplicable por inabarcable.

Es un amor nuevo, que ni siquiera imaginabas tener dentro.



7 comentarios:

Ángel Molina dijo...

Felicidades.Ya verás que es lo mejor que has hecho en tu vida.

g dijo...

Wow.

Raúl dijo...

Muchas Felicidades.

elena cruz dijo...

:, )

Maria dijo...

qué bonito! :)

Anónimo dijo...

Bah! L o importante es ser...abuelo! Eso sí que es inabarcable.

berenice dijo...

Diego: Que BONITO!!! Te admiro. Cada vez que entro en tu blog encuentro cosas interesantes. Siempre! Felicitaciones! Un abrazo.