sábado, agosto 31, 2013

cicatriz

El otro día me dio por escuchar el Tripping the live fantastic de McCartney, quizá veinte años desde la última vez. Un triple vinilo que me compré en Andorra, cuando ir a Andorra significaba algo.
Esta es la canción que abre el concierto, la gira de entonces.
Sin yo saberlo, la tenía dentro. Una cicatriz que descubres ahora, porque nunca antes habías acariciado ese centímetro de tu cuerpo con la delicadeza y precisión adecuadas para encontrarla.
Entonces recuerdas la caída y los olores y la ropa que llevabas y cómo todo al caer iba a cámara lenta. Y ahora tú, hoy, acariciando la cicatriz que ni siquiera recordabas tener, piensas en el tiempo pasado y en aquella poesía de Gil de Biedma.

Esta canción ni siquiera es buena, ni elegante, ni precisa, ni épica.
Es insulsa, simple, tosca.

Pero es mía.
Y me hace llorar cuando la acaricio.

1 comentario:

elena cruz dijo...

Paul también a mí me remite a esa época. La de tu cicatriz... 21 años y medio ya de tu aparición estelar. Bendita cicatriz. :,) Te quiero bro.