miércoles, abril 02, 2014

{cejas arqueadas}

He empezado a leer Lolita, de Nabokov. Hace falta decir de Nabokov, pregunta seria, Gabriela, hace falta, cal, poner el nombre del autor cuando se trata de una obra clásica, o de un nuevo clásico o como le quieras llamar a Lolita o a La metamorfosis o a A sangre fría. Todo esto era una pregunta. Sigo preguntando: en qué momento se deja de decir el nombre del autor, como pasa con El Quijote, Cien años de soledad, Hamlet, yo qué sé, un montón más, nano. Quién o qué decide cuándo obviar el nombre del autor. Es el tiempo, pregunto, es la magnitud de la obra, pregunto, es el supuesto conocimiento que debe de tener el público la sociedad la masa, pregunto. 
La cuestión es que he empezado a leer Lolita, entre muchos motivos, después de leer un libro de poesías de Billy Collins, recogido en el más que recomendable Navegando a solas por la habitación (DVD Ediciones), titulado Picnic, rayos. Y al llegar a la poesía que daba título al libro, descubrí de dónde había salido: a modo de dedicatoria, el Collins copia y pega una frase de Lolita.

My very photogenic mother died in a freak accident (picnic, lightning) when I was three.

Que el traductor de este libro de Collins (Eduardo Moga) resuelve con gran acierto:

Mi muy fotogénica madre murió en un accidente absurdo (picnic, rayos) cuando yo tenía tres años.

Fue ese (picnic, rayos) así, entre paréntesis, el que me hizo coger el libro de Nabokov. Ese detalle. Un cuento dentro de ese paréntesis. Un cuento de dos palabras. Una novela de dos palabras. Hay en esas dos palabras separadas por una coma más historias que en toda la literatura española de los noventa. Por poner un ejemplo.

(picnic, rayos)
Qué puede hacer uno ante tanta maestría. 
Sólo una cosa: arrodillarse.
Lo deja ahí, como diciendo: no te voy a cansar con historias, tampoco vale la pena, sólo era mi madre. Y lo que hace Nabokov, con toda la intención, es llevarnos de la mano hasta ese día y dejarnos ahí, bajo un toldo que nos protege de la lluvia, a cierta distancia, imaginando lo que sucedió. (No sé si más adelante entrará en detalles, no he llegado).

(picnic, rayos)
La madre que lo parió. 

Pero cuál es mi sorpresa {cejas arqueadas} cuando llego a esta parte, al principio de la novela, y la traducción de Francesc Roca para Anagrama es esta:

Mi madre, muy fotogénica, murió a causa de un absurdo accidente (un rayo durante un picnic) cuando tenía yo tres años.

Por qué decide Francesc Roca traducir (picnic, lightning) como (un rayo durante un picnic) y deshacer la magia y la pureza y el encanto y la poesía y la majestuosidad que contenía y contiene (picnic, rayos). Parece como si hubiera pensado por un momento que quizá el lector no lo iba a comprender. No sé, digo yo. No le veo otra explicación. O quizá él lo tradujo como (picnic, rayos) y un corrector, o quien quiera que se encargue de supervisar el trabajo de un traductor, lo cambió por este (un rayo durante un picnic).
De todas formas, escojo sin dudar la frase entera traducida por Eduardo Moga (poeta), más limpia, ¡sin comas! y sin ese cuando tenía yo tres años, que me saca de quicio, de Francesc Roca.

Cuánta maestría me estoy perdiendo por no leer del original.

Cuánta.


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