martes, mayo 12, 2009

el diablo sabe

Hoy he ido a recoger a Sheila a la librería donde trabaja. 
Ella dice que no voy a recogerla sino a mirar libros, que si trabajara en una pescadería no iría cada día a buscarla. 

Sheila, escúchame y déjate de pescaderías: 
Voy porque te quiero. 

Casi siempre miro los mismos libros, como un demente que soy. 
Sobre todo me gusta uno con los grabados de Goya. Algún día me lo compraré. Por ahora lo dejo ahí, para poder mirarlo cada día y pensar que algún día me lo compraré. Porque el día que me lo compre, ya no lo miraré más. Al menos no con los ojos con los que lo miro ahora. Es difícil de explicar pero seguro que tú ya me has entendido, porque si estás leyendo estas líneas significa que estás leyendo este blog y el diablo sabe cómo has llegado hasta aquí pero una cosa sí que está clara: si estás leyendo este blog, eres inteligente.

Hoy no he mirado el libro de Goya. He estado hojeando uno de Bukowski, Peleando a la contra, una selección de cuentos y poemas. 
Sentado en un silloncito he leído un poema que no conocía titulado Cisne de primavera. 
Me ha parecido lo suficientemente bonito como para no escribir nada más hoy ni mañana ni de aquí a un mes.

También en primavera mueren los cisnes
y ahí flotaba
muerto un domingo
girando de lado
en la corriente
y fui hasta la rotonda
y distinguí
dioses en carros,
perros, mujeres
que giraban,
y la muerte
se me precipitó garganta abajo
como un ratón,
y oí llegar a la gente
con sus canastos de camping
y sus risas
y me sentí culpable
por el cisne
como si la muerte
fuese algo vergonzoso
y me alejé
como un idiota
y les dejé
mi hermoso cisne.

No hay comentarios: