viernes, agosto 15, 2008

finito, ahí

Hace unos años, si estamos en el 2008 te hablo del 2003 en England, 2004 aquí con Anagrama, pues hace unos cuatro cinco años ya, cómo pasa le temps, es horrible, qué hijodeputa, el tiempo, no conocerás a ningún hijodeputa más grande, pues al señor Nick Hornby, o a su editor, se le ocurrió ajuntar 31 canciones que le gustaban o que le marcaron o lo que diablos le pase por la cabeza a este inglés, y comentarlas sin comentarlas en un libro muy delicia atitulado, redoble, 31 canciones. 

El libro es una pequeña maravilla, una joya tanto literaria, el Hornby mal no escribe, como musical, detalles de calidad hay, para qué negarlo, y el otro día caminando por el lado salvaje de mi pueblo pensaba, qué libro más chulo el del Hornby, ¿pero eran, seguía pensando, 21 o 31 canciones? 
Tal dilema me hizo caminar más rápido todavía por el lado salvaje, por la zona sin asfaltar, la de los condones usados, y me iba yo ya disparado a mi casa, de mis padres, que llegaba cansado y sudoroso y todo bajo el sol de injusticia que caía sobre nosotros los mortales, y abría presto presto la puerta de mi casa, de mis padres, y luego a mi habitación, y a mi estantería, amarillo, Anagrama, finito, ahí. 
Y ahí estaba el Hornby, entre un Auster ilusionado y un Fante preguntón, resolviéndome la duda existencial veraniega: eran 31. 

Joder, qué palo, díjeme. 

Cogí el libro y me fui.

Y, ¿por qué díjose el Diego Joder qué palo después de resolver la duda existencial veraniega?
Pues el Diego exclamó esa frase poligonera porque él tenía en mente una nueva sección para su blog, una sección que copiara o, en su defecto, copiase, el libro del hooligan Hornby, una sección que tratase de comentar sin comentar canciones, o comentar comentándolas, canciones que al Diego, a mí, me diese la gana, sin importarle importarme nada, que alguien podría decir: vaya mierda de sección y vaya mierda de canciones que has elegido, Diego, 
y yo le diría: dame igual, soy un espíritu libre y en paro, nadie me puede detener ahora.

Y es eso en lo que he pensado, una nueva sección que me comprometo (risas) a llevar a cabo (risas) hasta el final (risas).

Dado que yo mi me pensaba que el título era 21 canciones, de hecho, queda mejor, no me digas, nena, he decidido llamar a mi sección 21 canciones y comentar así no 31 como en el libro de Anagrama (estoy haciéndole una publicidad a Anagrama impagable), sino 21, como me pensaba que se titulaba, y así me ahorro 10 que seguro que pondría para hacer bulto y ni te las escucharías.
Empiezo hoy.

At my most beautiful - R.E.M.

No sé por qué elijo esta canción para empezar.
Simplemente me ha venido a la mente esta noche y simplemente me parece preciosa.
Y tú me dices: qué cursi eres, nene.
Y yo te digo: dame igual, nena.

Como todos los grandes descubrimientos en la vida, esta canción la escuché por casualidad.
Miraba yo la tele un programa que ofrecía, joder, qué complicado lo hago todo: estaba mirando la tele y hacían el Unplugged de R.E.M y justo cuando hice zapping empezaba a sonar esta canción, At my most beautiful
Como era un canal progre, subtitulaban la canción y me quedé leyendo esa letra que está en el límite de la ñoñería pero que me quedé leyéndola hasta el final y me dije, joder, ¿en qué disco está esta canción? Y me fui a comprarlo y va y estaba de oferta.

El disco es el Up
Es la única canción que he escuchado del disco. No me hagas decir cualas más hay porque no te sé decir una más, tendría que mirártelo en el allmusic pero eso no va a ser posible porque el resto de canciones, te digo, dan igual.

De la canción me gusta prácticamente todo. Lo único que quitaría son los últimos segundos con esa sección de cuerda que no viene al cuento. 
Pero lo demás es grande. 
Me gusta que empiece con un piano y me gusta ese tambor de marcha militar junto con los cascabeles de fondo. 
La voz de Michael Stipe tiene la cadencia perfecta y encadena los versos como si lo hiciera con timidez. Al menos eso es lo que me imagino cada vez que la escucho, al Stipe cantando y mirando al suelo.
Rescatados directamente del baúl de los Beach Boys, los coros del resto del grupo, que en otra situación me podrían molestar, engrasan a la perfección con el piano y la voz.

Una canción que escuché por primera vez en la tele y con subtítulos.
Todo pintaba mal. 
Pero no.

Algo así sería la traducción. Me la acabo de inventar.

He encontrado una manera de hacerte sonreír. 
Leo mala poesía en tu contestador automático, guardo tus mensajes sólo para oír tu voz. 
Siempre escuchas atenta en busca de rimas malsonantes y siempre dices tu nombre, como si no supiera que eres tú. 
He encontrado una manera de hacerte sonreír.
Cuento tus pestañas en secreto y en cada una susurro "te quiero". 
Te dejo dormir, sé que te haces la dormida, 
escuchando.
Creí ver una sonrisa.

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