domingo, enero 02, 2011

desolación en su deje

Pensando en Frank Sinatra y en que mi hermana me dijo el otro día que lo andaba escuchando en el coche, siendo That's Life! una de sus canciones favoritas y, a la vez, una de mis denostadas, por todo el optimismo que rezuma aun sin traducirla, sólo esa cadencia ya me hace denostarla como a ninguna otra, quizá porque siempre he pensado que la voz de Sinatra, la textura, sus cuerdas vocales, no estaban fabricadas de la misma materia que las nuestras y por ese motivo no podían reflejar el optimismo tal y como lo conocemos los humanos, y también porque Sinatra siempre será la desolación, el hombre en la barra del bar, la vida pasándole por detrás, el optimismo pasando por sus espaldas, y él con la mirada perdida entre los cubitos, hielo frente a hielo, cantando para sí mismo canciones.
Sinatra, aun en las canciones alegres, desolación en su deje.

Pienso por un momento en el brillante relato de Gay Talese.

Pensando en mi hermana y en Sinatra en su coche, y ella que me dice que una de mis preferidas es It was a very good year, y yo le respondo que sí, porque así es, porque hay pocas canciones que reflejen tan a la perfección la nitidez de un paisaje devastado.
One for my baby (and another for the road) es otra de mis favoritas. En especial, la grabación en directo de Sinatra At The Sands, que es como escuchar a Dios hablando desde la barra de un bar.
Esta versión no es la de At The Sands pero es también delicatessen fina.


También encontré y escuché, ya perdiendo el tiempo a tiempo completo, esta versión de Send in the clowns, del musical Little Night Music, de Sondheim.

Me hago mayor, sí, pero cada día estoy más convencido de que las mejores canciones pop de la historia están en los musicales, desde los de Vincente Minnelli hasta los de Andrew Lloyd Webber.
Están a un nivel muy superior.

Y esta versión que canta el Sinatra aquí, guitarra y voz, fíjate, que acabará la canción y pensarás que has estado escuchando a toda la orquesta, esta versión, digo, es lo sublime.
Es curioso: guitarra y voz - el juglar - los orígenes del musical.



Y ya para rematar la tarde de gloria, este vídeo del mismísimo Sondheim impartiendo una master class.
Me cae bien, el Sondheim, aquí. Nunca le había visto la cara.
Y lo que más me gusta es cómo, fíjate, cómo le indica a la chica, le muestra, le aconseja, le confirma, que lo importante está en los detalles.

¡El detalle, el detalle!

Lo puedo ver unas cincuenta veces seguidas, ya te aviso.


1 comentario:

elena cruz dijo...

That's life!

grábame el cd de greatest hits que me enseñaste el otro día y ahora me lo das que voy a pasar a verte y a llevarte croquetas homemade ;)