lunes, junio 22, 2009

postperiodismo

Seguramente ya habrás visto esta noticia.
Un canal de la televisión boliviana llamado P.A.T. (acabo de ver en su programación que de lunes a viernes, a las 22:00, emiten un programa llamado No mentirás), tuvo, vamos a hablar claro, los santos cojones, de utilizar imágenes de la serie Perdidos para relacionarlas con el accidente/desaparición del vuelo 447 de Air France.
La imagen en cuestión es sólo una, un fotograma del momento en el que el avión (ficticio) se parte por la mitad.
Hay que escuchar la historieta que se inventa el redactor de la noticia. No tiene desperdicio. Escucha, por favor.

Pero el enfoque que le quería dar yo a este asunto, si es que puedo yo enfocar algo alguna vez, la senda del perdedor que yo mismo quería tomar, pasito a pasito, desoyendo las voces que me dicen sigue el camino de baldosas amarillas, en definitiva, de lo que quería hablar, de lo que quiero hablarte, es de la difuminada línea que separa la realidad de la ficción.

Cine o vida, personaje o persona, guión o destino.

La idea, si es que se le puede llamar así, me vino después de ver una foto del entierro (real) de la mujer de Liam Neeson, que murió hace unos meses después de sufrir un accidente esquiando.
Aunque el entusiasmo inicial se me pasó o se me diluyó un poco al ver en su blog que Agustín Fdez. Mallo se me había adelantado comentando la fotografía en cuestión.
La foto es esta, y alguien, yo mismo, podría pensar, gracias a su imagen tan cinematográfica, que forma parte del rodaje de una película. Pero no. 

La televisión boliviana, además de meterse en problemas y anunciar a los cuatro vientos la falta de profesionalidad de sus periodistas (la imagen llegó en un mail anónimo a la redacción y ni siquiera se molestaron en contrastarlo), abre una nueva vía en el periodismo actual. 
Estamos hablando, en términos de A.F.Mallo, de postperiodismo. 
Utilizar imágenes ficticias para mostrar una realidad pero no como ejemplo, sino como la muestra exacta de ésta. Es decir, la imagen-ficción se funde, mejor dicho, desaparece, y se convierte en imagen-realidad cuando ésta no existe o, al menos, no hay pruebas de ella.
No me he explicado pero me has entendido.

Siguiendo este ejemplo de la televisión boliviana podríamos decir que:
- tenemos las impactantes imágenes del hundimiento del Titanic.
- tenemos imágenes de Mozart de pequeño, de mayor, incluso se ha encontrado la cinta cinematográfica (obviaremos que hablamos del s.XVIII) donde se nos muestra a un Mozart moribundo, encamado, dictándole a Salieri su Requiem.
- tenemos escalofriantes imágenes de alienígenas atacando la Casa Blanca.

Y así, un dos tres, responda otra vez.

Todo esto me lleva a preguntarme: 
¿soy una persona o un personaje?, 
¿quién soy, el que pasea en calzoncillos por casa y masajea sus testículos mientras mira qué puede zampar de la nevera, o el que cede el asiento a una señora y responde no hay de qué?, 
¿tengo que ir a este sitio o llamar a aquella persona porque quiero ir o quiero llamarla, o simplemente hay un guión que me lo indica?
si es así, ¿por qué no puedo pasar las páginas, unas cien o doscientas, para ver qué va a ser de mi vida de aquí a unos años?

La televisión y sus llamados programas basura que nadie vemos me han parecido siempre una fuente inagotable de enfrentamiento entre realidad y ficción.
Muchas veces te has dicho, viendo, por ejemplo, El Diario de Patricia: "esto son actores".
Y así te lo has dicho, utilizando esta frase: esto son actores
No: creo que estas personas están actuando
Sino: esto son actores.
Es decir, esto, esta porción de supuesta realidad, es ficticia, y el problema que pueda estar contando también lo es. Aunque también es real.

El sábado pasado, Coto Matamoros anunció en un programa de televisión que se suicidará antes de entrar en prisión (creo que el próximo 24, el miércoles). 
Un juez lo envía a la cárcel por no pagar la manutención de sus hijos. Se ve que el Matamoros está arruinado y dice que sólo le quedan dos opciones, o fugarse o suicidarse.
En este caso tendríamos que saber qué es exactamente Coto Matamoros, si personaje o persona. 
En el caso de tratarse de un personaje, simplemente mataría a su rol, llamémoslo así, y, por tanto, su persona (pero ya no el Coto Matamoros que todos conocemos) seguiría vivo. 
En el caso de que el Matamoros sea una persona, si finalmente se cumplen con éxito sus previsiones (cosa poco probable: un suicida se suicida, no lo anuncia. Aunque ya se verá), acabará con la vida de su persona y, a la vez, del posible personaje que pudiera haber interpretado.
Es decir, a las malas, puestos a elegir, elige personaje.
Faltan dos días para el desenlace. 

Siguiendo, y acabando ya (sí, Diego, acaba ya, si no vas a llegar a ningún puerto, acaba ya este suplicio) con el tema realidad-ficción, me vino también a la mente la muerte de David Carradine.
Se ha hablado de si era un juego sexual, suicidio, accidente, homicidio, blablabla.

Yo lo único que quiero saber es si su muerte estaba en el guión de la película que estaba rodando.
Es lo único que me interesa: cómo acababa el personaje interpretado por Carradine en esa película.

Y lo que más me interesa: cómo acaba el mío.

¿Sabes tú de alguna manera para pasar las páginas y leer lo que pasará más adelante?

¿Sabes, de hecho, dónde está escondido el maldito guión?

No hay comentarios: