lunes, junio 15, 2009

rozando el larguero

Lo mejor que le puede pasar a un músico es que metan una de sus canciones en una peli. 
Y si la peli la van a ver miles de personas, mejor. Y si la van a ver millones, mucho mejor, mucho que mejor.

La cuestión es que ser músico hoy en día es una puta mierda, hablemos claro. Pero ser, por ejemplo, escritor, es mucho peor. Es una puta mierrrda. Has visto la diferencia, ¿no?

Y es que siendo músico, vendiendo lo tuyo, no mucho pero pudiendo salir adelante, te puede tocar la lotería del cine. Pero siendo escritor, a no ser que Oprah diga que tu libro está en su mesita de noche, lo tienes crudo. 

Siendo músico, un director, o quien sea que se ocupe de esas cosas en el proceso de una peli, te llama, a ti, el músico, que estarías durmiendo, porque qué vas a hacer si eres músico, no vas a estar asfaltando calles, o llama a la compañía que te representa, y te dice: 
músico de mierda, me gusta esta canción de este disco, ¿te interesa que la meta en mi peli, me das permiso, músico de mierda? 
Y tú, o tu compañía, dormidos como estáis a estas horas de la tarde, estáis a punto de preguntar: 
de qué va la peli, en qué escena, qué se yo, explícame algo, dires, 
pero te lo piensas bien, cinco segundos es suficiente, y balbuceas: 
sí, claro, métemela donde quieras
Y el director te dice: 
ok, 
y cuelga el teléfono como sólo lo sabe colgar un director.

Al cabo de unos meses de rodaje y post-producción o lo que coño haga el mundo de la farándula, estos vividores del séptimo arte, te llega una invitación para el preestreno de una peli. 
Twilight
Qué mierda es esto, te preguntas a ti mismo. 
Cariño, ¿no será esto el premio de aquello de los cereales?, le preguntas a tu mujer.
No, te responde tu mujer, creo que es la peli en la que metieron una canción tuya.

Con pocas ganas y sin afeitar vas al preestreno de la peli. 
La peli es mala, muy mala, pero tienes que reconocer que el director ha tenido la decencia de no destrozar tu canción en una escena de mierda. Es más, crees que la ha utilizado en una buena y decisiva y romántica, la más romántica escena. Has sentido un poco de vergüenza cuando la escuchabas viendo esas imágenes rozando el larguero de lo cursi, pero al final has salido con la sensación de que lo único que se salvaba de la peli era la escena de tu canción y, sobre todo, y no porque fuera tuya, tu canción.

Al poco tiempo del estreno, un amigo te llama y te dice que hay un montón de vídeos de chicas versionando una de tus canciones, que qué coño pasa.
Tú le explicas la situación mientras enciendes un puro con un billete de cien dólares. 

La canción de la que hablo, tu canción, les ha llegado a las churris que se mojan con el Pattinson.
La mayoría de versiones que he encontrado son de chicas, menores, a las que a duras penas les llegan los dedos en el traste.
La que aquí te dejo la canta bastante bien, un poco neo-soul-que-no-viene-a-cuento para mi gusto, pero bien. 

Pero lo que más me ha gustado es todo lo que la rodea, mira la colcha, la cama, la luz de la lámpara, mira la pared sin un póster ni un cuadro, todo lo que me indica que está en la casa de vacaciones, aquella de la playa, o la de la montaña, por el atuendo, grabándose con el portátil. 

Es lo que más me ha gustado: la soledad y el aburrimiento que transmite la habitación. 

1 comentario:

TSI-NA-PAH dijo...

Que ta has enamorao,una chavalita tocando Iron and Wine,un sueño en este mundo atiborrado de horterismo.
saludos jefe