sábado, agosto 29, 2009

pequeñitas manos

A Björk intentaron matarla.
A Björk la intentaron matar.
(Elige la frase que más te guste. He estado catorce horas para decidirme por una. Cada vez me alejo más. Elige una).
¿Eso lo sabías? Está por ahí, está por la web, pero te lo contaré igualmente, a mi manera, de mala manera, porque es así como te gusta, como te lo cuento yo, por eso me paras por la calle, me llamas de madrugada y me mandas sms sólo para decirme: me gusta cuando escribes porque estás como ausente.
A principios de los noventa (para años exactos ya está la wikipedia, siempre fiable), hace ya, tú con hombreras, recuerda, busca fotos y dime que no, un mozo bien educado, que se limpiaba los zapatos antes de entrar en los sitios y todo (en los sitios está bien utilizarlo, es mejor que usar otro complemento circunstancial porque en los sitios engloba todo: su casa, una tienda, la iglesia, la universidad. En los sitios está bien utilizarlo porque es rápido de entender), se obsesiona con la Björk de una manera que es para decirle: oye, venga, mira, qué te iba a decir, venga, oye, que, a ver cómo te lo digo, que hay más cosas, en el mundo digo, a ver que me entiendas, que Björk puede gustarte mucho, sí, pero mira, oye, deja de moverte un segundo.

Así pues, el mozo bien educado y limpio se obsesiona con la islandesa y decide matarla.
Porque para la obsesión ese es el motivo de su existencia.

El mozo, a partir de ahora lo vamos a llamar Ricardo López y así no volveré a decir mozo sino Ricardo López o el López o el Richy cuando me refiera a él, decide fabricar, en su casa de Miami, una bomba de ácido sulfúrico (¿estás releyendo mucho porque te pierdes?, porque yo estoy releyendo un montón, horas releyendo llevo. Un montón está bien usarlo), meterla en un falso libro y enviárselo a Björk.
- ¿Por qué este odio, Richy?
- Porque la guarra no contesta mis cartas perfumadas, man, y además sale con un nigger, jope.

Así pues, otra vez, por un lado tenemos a una cantante islandesa llamada Björk que te puede gustar más o menos pero que ahí está.
Por otro lado tenemos a su novio de entonces, el músico Goldie, el nigger que sacó de quicio al Richy.
Por tercer lado tenemos al Richy en cuestión, haciendo bombas en casa y, esto no lo había dicho hasta ahora, grabando todo el proceso en vídeos.
Disturbing.
Veinte horas de vídeo en once cintas que grabó el Richy, once tomos coleccionables: cómo preparar una bomba en once pasos estando tarado como estoy.
Por último lado, el López se filma pegándose un tiro en el último vídeo. En el último vídeo no era necesario ponerlo, Diego, ¿no crees? Ahorra tinta. Piensa y escribe, no al revés.

Por suerte para Björk y para el moderneo de Barcelona en general, el libro-bomba es interceptado por Scotland Yard antes de llegar a las pequeñitas manos de la esquimal ya que la poli de Miami avisa a la poli de London y les dicen que si ven un paquete sospechoso por ahí, que lo intercepten, que es de un tarado al que acabamos de encontrar en estado de descomposición. Y la poli de Londres lo intercepta. A veces el mundo funciona así de fácil, como un programa de Bricomanía.

La poli de Londres, los buenos, detonan el paquete en un descampado y el ácido sulfúrico daña algunos matorrales de los cuales nunca más se supo. Me gusta pensar en esos pobres matorrales que me acabo de inventar. Qué culpa tenían. Quién nos enviará el paquete que cambiará nuestras vidas.

La Björk se pone triste y nerviosa después de enterarse de todo esto del Richy, deja al Goldie y se va a Andalucía, que es donde te vas cuando te pones triste y nervioso y dejas a tu pareja, a evadirse y reflexionar.
Allí conecta con Raimundo Amador, que supongo que la invita a unos porros, unos vinitos y unos pescaítos fritos o lo que se tome por esas tierras de Dios.
A la Björk le cae bien el Raimundo y decide utilizar sus dedos en la próxima canción que ya le hierve a la islandesa después de lo sucedido.
Y entonces surge So broken. De la locura de un hombre, de la fragilidad de las personas, de lo rápido que se puede ir todo al traste, de la imposibilidad de controlar tu vida, de las preguntas sin respuesta, del pescaíto frito y, sobre todo, del dolor.

Si Björk tiene canciones buenas, ésta es una de ellas.
A veces, del horror nace belleza.

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