Hay tres cajones. Tres. Podría haber más. Pero hay tres. Todos los tenemos. Al menos esos tres sí. Puede haber más, ya digo. Pero ahora sólo hay tres cajones.
El de la izquierda, el del centro y el de la derecha.
En el de la izquierda está todo lo que podría haber sido. En el del centro está todo lo que somos. En el derecho todo lo que queremos ser.
El cajón de la izquierda hay que abrirlo lo menos posible, el de la izquierda, lo menos posible. Porque allí vamos a encontrar cosas que quizá nos pongan tristes. Y nadie quiere ponerse triste. Bueno, a lo mejor sí que alguien quiere ponerse triste, pero seguro que no con lo que podría haber sido. En el cajón de la izquierda las cosas están desordenadas siguiendo un orden cronológico. Todo lo que encontraremos en ese cajón tendrá sabor a polvo y se oirá con eco. Todo servirá para que nos quedemos paralizados pensando. Tocaremos los objetos al azar, sin pasión, porque sabemos que ya no hay nada que hacer. Ese es el cajón de la izquierda. Lo correcto es que tenga una llave y lo cerréis. Después de cerrarlo, lo mejor es ir a una vía de tren y depositar la llave en un rail.
En el cajón del centro está todo lo que somos. Lo primero que veremos es un espejo. Es preferible no quedarse mucho rato mirándose porque puede producir un efecto de envejecimiento. Sobre todo si pasas años mirándote. Allí dentro están todas las cosas que te rodean en este momento, todo lo que estás haciendo cada día, todo lo que eres. Y las cosas son de diferente tamaño dependiendo de la importancia para ti. Quizá es el cajón más aburrido, pero puede que el más importante. Sin él, los dos laterales no existirían.
En el cajón de la derecha está todo lo que queremos ser. No todo lo que podemos ser, sino todo lo que queremos ser, que es muy diferente. Es el cajón más grande y pesado. Normalmente está desordenado aunque en ocasiones lo podremos encontrar totalmente en orden. Igual que en el cajón de la izquierda, tocaremos las cosas al azar, pero esta vez con una ilusión con la que no habíamos tocado nada antes. Contiene los objetos más frágiles, por eso es conveniente no abrirlo mucho para que, con el ajetreo, no se hagan añicos.
Estos son los tres cajones. Tres. Podría haber más. Pero hay tres. Todos los tenemos. Al menos esos tres sí. Puede haber más, ya dije. Pero ahora sólo hay tres cajones.
El de la izquierda, el del centro y el de la derecha.
2 comentarios:
me ha encantado...
no te puedes imaginar a la de gente que no le iría mal leer esto...
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