lunes, octubre 08, 2007

muhammad ali



Derramaste en mí toda tu furia.
Todavía puedo olerte, tu sudor en el mío.
Me decías cosas al oído que yo no pude entender, no quise entender, por miedo al dolor, a más dolor.
Aquella noche había un zumbido en el aire, quizá tu aliento.
Me dejaste caer mientras miraba a un cielo que se alejaba, sin miedo a que me rompiese en pedazos, más aún.
Observaste la escena que tú habías creado con la seguridad del que ya lo ha hecho todo, y bien.
Derramaste en mí toda tu furia.
Estabas preciosa esa noche.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tienes ideas demasiado buenas para un simple blog...

S. dijo...

Se me ha revuelto un poco el estómago :S Casi se puede oír a las neuronas gritar mientras caen, caen...