jueves, noviembre 01, 2007

el perro maulla


¿Por qué algunas penas de cárcel parece que las haya dicho un niño de cinco años para impresionar de lo mucho que sabe contar?
42.922, o cuarenta y dos mil novecientos veintidós años es la pena que le ha caído a Jamal Zougam, uno de los autores del atentado del 11-M.
¿Qué significa eso?
¿Por qué algunas penas sólo sirven para que, al oírlas, pongamos los ojos en blanco mientras pensamos qué gilipollez, joder?
Estamos en 2007.
42.922 + 2007 = 44.929.
Ahora estamos en 44.929 de la nueva era.
La Tierra ha sufrido dos eras glaciares y tres desertizaciones. Pero eso a Jamal Zougam no le ha afectado, porque ha estado en prisión todo este tiempo.
Jamal se levanta temprano. Piensa en ducharse y se ducha. Piensa en desayunar y desayuna.
Se podría decir que está contento, aunque su cara no demuestra ya ningún sentimiento. Ni la de ningún ser viviente en este planeta llamado (Tierra)ºvl3.0
Cuando sale a la calle nadie le espera.
Piensa en su casa pero no sucede nada. Piensa con más intensidad. Nada.
Camina por las calles solitarias. Una especie de perro aparece en su camino y se le queda mirando. Sus ojos son color mercurio. Al cabo de un rato, el perro maulla y desaparece, porque el perro ha pensado en desaparecer.
El aire huele a plástico quemado.
A lo lejos se divisan una montañas nevadas. La nieve es roja. Rojo sangre.
El sol apenas calienta. Ilumina casi igual que hace 44.922 años, cuando Jamal entró en prisión, pero ya no calienta. Su luz es intermitente.
Sigue caminando durante una hora sin cruzarse con nadie. Piensa en gente pero no sucede nada. Piensa con más intensidad. Nada.
Al final de la calle encuentra un 7eleven. Se pregunta qué diablos hace esa tienda allí, por Alá.
Entra.
Una joven le mira cuando llega al mostrador. Lee la revista Cuore mientras se pinta las uñas de los pies. Jamal se vuelve a preguntar qué está pasando. La chica le pregunta si quiere alguna cosa. Jamal le responde "quiero saber qué está pasando". Entonces la chica le dice "pregúntaselo a él".
"¿Quién es él? Yo no veo a nadie más", sigue Jamal.
"Él es él, yo qué coño sé quién es él", finaliza la joven.
Es entonces cuando Jamal piensa en quién diablos puede estar inventando esto, por Alá.
Y es entonces cuando piensa en mí. Pero no sucede nada.
Piensa con más intensidad.
Nada.

3 comentarios:

S. dijo...

Por la mañana intenté traducir, sin éxito.
Por la tarde leí esto y (aunque esté mal) me reí.

Por cierto que me ha recordado un poco a Soy leyenda, que ayer vi un tráiler. Y deberías leérte el libro antes de que el Príncipe de Bel Air lo asesine, o no. Lástima que nunca me hagas caso.

Anónimo dijo...

me ha encantado...

(no hace caso a nadie, sheila. es un alma independiente... pero mola así, ¿a que sí?)

S. dijo...

(Mola, mola :))