lunes, noviembre 12, 2007

chutando latas


El otro día paseaba por la plaza de la catedral de Barcelona.
Había un hombre vestido de payaso haciendo pompas de jabón rodeado de niños y mayores.
Los niños peleaban por destrozarlas antes de que se elevasen demasiado. Los mayores observaban las que se alejaban, pintándose de negro noche, hasta desaparecer.
Leo que ha empezado una nueva huelga en EE.UU.: la de tramoyistas. (Se llama tramoyista a la persona que se encarga de cambiar decorados, de los efectos especiales, telón, etc, de un teatro o de un plató de televisión. Digo esto porque yo no sabía exactamente lo que significaba. Perdonadme).
Huelga que se une a la comenzada hace unas semanas por los guionistas.
Hasta ahora, en un mundo dominado por la maquinaria, lo de huelga de trabajadores sonaba a chiste de Forges.
Pero esta vez no. Esta vez el chiste lo dibuja El Roto, o Quino, o Krahn.
Las huelgas de guionistas y tramoyistas en EE.UU. a mí me sirven para eso: el hombre tiene límites, pero las máquinas también.
Los guionistas no escriben una palabra y Jay Leno se queda sin chistes en su late show. Los tramoyistas dicen hasta aquí hemos llegado y El Rey León y El fantasma de la ópera ahora están en Central Park, chutando latas de refresco vacías, con las manos en la espalda, mirando dentro de las papeleras y del cambio de las cabinas de teléfono. Puedes ver a El Rey León paseando a siete perros por la Quinta Avenida mientras que El fantasma de la ópera se esmera en dorar bien tu perrito caliente.
¿Llegará un día en el que un ordenador escriba el guión de una serie, de un programa, de una película? Oscar al mejor guión original escrito por un Mac. Recoge el premio...Steve Jobs
Quizá no es tan descabellado, ahora que lo escribo.
Da igual, quiero pensar que no será posible, estoy en mi derecho.
Quiero pensar que, pasen los siglos que pasen, siempre habrá una persona vestida de payaso haciendo pompas de jabón, siempre habrá niños destrozándolas, siempre habrá padres que sonrían mientras las ven elevarse hasta desaparecer, quizá imaginándose la vida dentro de una de ellas.
Ese tipo de cosas es en lo que quiero pensar ahora.

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