lunes, mayo 28, 2007

bobby darin


Saturno está gordo y lleva una sudadera descolorida de los Lakers que le queda pequeña. Entra cojeando en el Wal Mart de las afueras de Santa Mónica, donde reside desde que se separó de su mujer. Eructa al entrar y se ríe a carcajadas. Ningún empleado le mira. Ya le conocen. Coge una lata de Sprite, la abre y empieza a beber. Hace lo mismo con una bolsa de Fritos barbacoa. Saluda a Júpiter, su hijo, que trabaja aquí, y le mira sin disimulo el culo y los muslos. Éste no le devuelve el saludo y sigue ordenando las cajas de Golden Graham. Hace siglos que no se hablan. Aquellos filicidios destrozaron a la familia. Ya sabéis a lo que me refiero, toda esa mierda de herencias y sucesiones, estuvo saliendo en las noticias durante años y el tema aún colea.
Saturno se refugió en California, huyendo de la justicia. Se instaló en Pacific Palisades, una zona residencial de Los Angeles. Cambió su nombre por el de Bobby Darin. Al cabo de unos años, su hijo Júpiter viajó hasta la costa californiana en busca de olas más grandes que las mediterráneas. Sin saberlo, acabó viviendo a dos calles de su padre.
Ahora son vecinos que no se hablarán.
Vivirán un eterno agosto californiano.

1 comentario:

S. dijo...

Cuando leo cosas como esta me pregunto qué ******* haces saliendo conmigo.