Normalmente los fines de semana los dedico a hacer lo que hay entre paréntesis ( ). Pero este fin de semana fue diferente. Un fin de semana ocupado que aquí os muestro.
El sábado me levanté a las 10:30. Me duché y fui a cortarme el pelo. Tenía hora a las 12:00.
Mi peluquera se llama Sonia y está embarazada. Será niña. Le pregunté cómo se iba a llamar y me dijo
Marta, yo a todas las muñecas que tenía de pequeña las llamaba Marta. Tengo ganas de recordarle que un hijo no es un muñeco pero en cambio le digo
está bien. Luego me pregunta sobre mí y le digo que todo bien, porque es la verdad.
Pienso en un nombre para una peluquería: Dalila. Quizá ya exista alguna que se llame así.
A las doce y media ya me ha cortado el pelo.
Ahora me parezco más a la foto, sin el negro ni tanta sonrisa.
Salgo de la peluquería y entro en el Mediamarkt, que está a cuatro pasos contados. Me compro la edición especial de tres discos de
The Host en dvd, una de las mejores pelis de este año.
De vuelta en casa como con mis padres y mi hermana y veo un rato la tele mientras hago tiempo para coger el autobús. He quedado a las cinco y media con T. en el centro de Barcelona.
Una vez allí damos una vuelta por los sitios de siempre, la
ruta Tallers. Antes, T. me ha regalado una recopilación. Es la persona con mejor
indie-gusto musical que conozco.
En Cd-Drome compro dos entradas para Iron & Wine (14 enero 2008, Sala Apolo, recuerda). Luego caminamos por Tallers y después vamos a La Central del Raval, donde T. se compra el último de Quim Monzó.
La gente que trabaja en La Central del Raval roza la estupidez. Si no fuera porque encuentras prácticamente todo, no iría tanto. Las dependientas están siempre ocupadas, como si eso fuera una
central nuclear y tuviesen que estar atentas a cualquier modificación de presión en cabina, o lo que sea que pueda pasar en una central nuclear. En serio, a mí a veces me dan ganas de comprar lo más rápido posible, no vaya a ser que estalle todo por los aires de un momento a otro.
Cuando salimos de la librería vamos al Teatre Borràs, en Pl. Urquinaona a comprar unas entradas para T. Luego subimos a Laie, en Pau Clarís, quizá la mejor librería de Barcelona. Al menos los que trabajan están más relajados y siempre me han atendido rozando la excelencia. Allí me compré
Obabakoak, de Bernardo Atxaga, un libro que me tengo que leer para el curso de Cuento.
Luego fuimos a tomar un café a una cafetería de Consell de Cent y luego nos despedimos.
Yo bajé caminando a Pl. Catalunya, donde había quedado a las ocho con S. Llegó con un poco de retraso pero a mí me dio igual porque estaba guapísima. Cogimos el metro y fuimos a Razzmatazz, donde actuaban
Explosions in the Sky y
Spoon.
A S. le gustan los primeros, a mí los segundos.
Llegamos con el concierto empezado, quizá era la primera canción. Nos pusimos detrás de todo, en unas escaleras, para tener mejor visión.
Alrededor, gente que no para de hablar. A mí me daba un poco igual porque no habíamos pagado, nos habían apuntado en la lista de invitados. No me tendría que haber dado igual, pero me dio.
El concierto de
Explosions... estuvo bien aunque a mí no me gusta en absoluto el
post-rock. Luego empezaron Spoon.
El 95% de personas que nos rodeaban estaban hablando (no exagero). Pude reconocer algunas caras de periodistas musicales y de tele y de más gente que siempre entra invitada a los sitios y ya no valoran nada.
No te creas ninguna crítica que leas.
Los críticos musicales suelen estar bebiendo y hablando y ligando.
Dime lo contrario.
Aguanté tres canciones. Le dije a S. si no le importaba que nos fuéramos. Me dijo que no, y nos fuimos.
No odié a nadie, no tenía ganas ni de eso. Siento que ya no me lo paso bien en los lugares donde me lo tendría que pasar. Todo me da auténtica pereza.
Nunca he sido muy sociable. Ahora, mucho menos.
Aunque eran las diez y veinte de la noche, volvimos a casa en taxi. De vez en cuando hay que darse unos caprichos, que la vida son dos días y uno está nublado, dice mi madre.
El taxista hablaba demasiado. Desconecté al minuto. Volví a conectar cuando llegamos a casa, justo para despedirme de él antes de cerrar la puerta.
Compramos unas pizzas en un restaurante cercanísimo y nos las llevamos a casa donde no me acuerdo qué vimos en la tele, creo que el final de
Robin Hood, no sé, salía Kevin Costner.
Luego nos acostamos. Yo empecé a tener frío de fiebre.
Hoy tengo fiebre y mocos y estoy al pie del cañón. Espero que mis padres estén orgullosos de su hijo, trabajando y en estado febril.
(Acabo de ir a una parafarmacia que hay en el centro comercial a comprarme un
Frenadol o algo así, pero sólo venden remedios naturales. He estado a punto de decirle
yo no como raíces. En vez de eso he comprado unas pastillas de vitamina c que no me están haciendo ningún efecto. Es más, creo que estoy peor).
El domingo me levanté a la una de la tarde.
Comimos una ensalada, todo muy de anuncio, menos mi aspecto. Luego fui a mi casa, me duché y fui a ver a mi abuela. Estuve un rato con ella, no llegó a dos horas. Me ofreció un vaso de leche cuatro veces y le dije que no las cuatro. La quiero. Le dije que el domingo que viene iré a comer. Me dijo que hará
un arrocillo. La quiero y no se lo digo, no sé por qué.
A las ocho de la tarde fui al cine, donde había quedado con S.
Vimos
[REC]. Bueno, qué quieres que te diga. Me gusta mucho más el tráiler que la peli. Tiene buenos sustos, sí, y algunos buenos efectos, también, pero la totalidad me defraudó. Esperaba pasar más miedo, sinceramente. Pasará a la historia como una peli de sustos.
Muchos diálogos no me convencieron, llámame
snob o como quieras llamarme. Es una parte en la que me fijo cada vez más. Y en esta peli había algunos irrisorios si tenemos en cuenta la situación que se estaba viviendo.
Al lado nuestro se sentó un hombre (por llamarlo de alguna manera) que comía pistachos y tiraba las cáscaras al suelo, no disimuladamente sino como quien da de comer a las palomas.
En fin. Yo no digo nada.
Al salir fuimos caminando a casa.
Pasamos por un
frankfurt donde, por casualidad, estaba mi hermana con un amigo. Habían ido a ver a Jorge Drexler y ahora ya estaban cenando. Mi hermana me dijo que precisamente estaba hablando de mí, cosa que me hizo ilusión aunque no se lo dije.
Existimos porque alguien piensa en nosotros.
Llegamos a casa y estuvimos un rato viendo la tele.
Vimos
Medium y un trozo de
Milenio 3 y otro trozo del debate de
Gran Hermano.Luego nos fuimos a dormir.
Me he despertado a cada hora, creo que por la tós.
Dentro de un rato saldré.
Iré a una farmacia y me compraré algún compuesto químico eficiente.
Luego, quién sabe luego.