jueves, septiembre 24, 2009

desarraigo

Empiezo aquí y ahora, delante de tus ojos, como una flor que crece y se abre y se marchita a cámara rápida, una nueva sección titulada Rostros.
No te voy a decir cuánto durará porque nunca lo cumplo, así que quizá es la primera y última entrada con la etiqueta "rostros", o quizá le seguirán cien más (no creo, ya te lo digo ahora, aquí nada dura cien más).
En estas entradas, por pasar el rato, se analizarán, digo se analizarán como si esto lo fuese a hacer un grupo de personas, analizaré fotos de caras, algunas veces comparándolas con otras, con algo, o con nada, otras veces diseccionando el fondo, el color, el granulado, la luz, preguntándome qué me dice esa cara, esa expresión, por qué me transmite lo que me transmite y por qué el hecho de conocer la vida de una persona nos cambia la percepción de su rostro.
En fin, si lo que querías era perder el tiempo de verdad, estás en el lugar adecuado, nena.

El primer rostro a analizar es el de la asesina en serie Aileen Wuornos, más conocida en tu video-club como Charlize Theron.

No podemos decir que, así a simple vista, nos produzca escalofríos, como sí lo pueden hacer algunas fotos de otros asesinos en serie. Por poner un ejemplo culturalmente aceptado y manoseado: Charles Manson.

La imagen de Aileen, si dejamos a un lado los asesinatos, simplemente nos muestra a una mujer poco femenina, que ha ido descuidando, o a la que nunca le importó, su imagen.
En su boca se dibuja una mueca poco definida, tal vez esté apretando los dientes, tal vez acaba de decir algo.
Sus ojos mirando directamente a cámara no se muestran desafiantes e incluso humanizan al monstruo.
De hecho, podrías decir que está a punto de echarse a llorar.

Lleva una camisa azul, posiblemente el uniforme carcelario.
El fondo, también azul, le da a la imagen cierto grado de desarraigo.
¿Es el azul del cielo o el de la pared de una comisaría o de un centro penitenciario? Es más, casi podrías decir que es el fondo utilizado en algunos estudios fotográficos.
Se trate de lo que se trate, no es posible situar a Aileen en ningún lugar de este mundo.
No hay nada que nos dé ninguna pista de nada.
Y es ese vacío lo que más acentúa los rasgos de la persona fotografiada.

Normalmente las fotografías de fichas policiales suelen mostrar al sujeto manteniendo un cartel donde se muestra la fecha y el lugar de la detención, que nos situará dentro del espacio y el tiempo, del mismo modo que una persona secuestrada sostiene el periódico del día para ser fotografiada y convertir esa imagen en una fe de vida para familiares o conocidos y en una pregunta para todos los demás: ¿qué hacías tú ese día?
Por eso también podemos suponer que la foto de Aileen no es algo puntual, no es la foto de una detención, como ésta de Jane Fonda, sino la de una estancia más larga, indefinida.
¿No hay en la cara de Aileen el dibujo de una total resignación, de algo que ha estado pasando siempre?
(Todo lo contrario de la Fonda: nunca una mujer se sintió tan segura de sí misma).

Hoy podemos saber que Aileen ejerció la prostitución y asesinó a siete clientes, según ella, en defensa propia.

Hay algo en este rostro que me dice que no tuvo tiempo para detenerse por el camino a oler las flores, mirar el azul del cielo o de descubrir lo que se siente al acercar tu mejilla a la de otra persona.
Ni mucho menos tuvo la ocasión de escuchar canciones bonitas que, quizá por un casual, hubieran cambiado su vida.

Aileen murió ejecutada el 9 de octubre de 2002.

¿Qué hacías tú ese día?

2 comentarios:

TSI-NA-PAH dijo...

Pues si pones unas fotos de nosotros ,no te cuento lo que pensara la gente!!!.
saludos amigo

diego dijo...

laurent: pues que somos buenas personas, qué otra cosa pueden pensar, sólo eso, al ver una foto nuestra sólo podrían decir: tienen cara de buenas personas.
Un abrazo.